Líneas paralelas, por Teodoro Petkoff
Por un lado anda el Presidente gritando, alicate en mano, que no va a retroceder, que no va a revisar nada, mientras por el otro, en la Asamblea Nacional se dan pasos en el sentido de montar el escenario para que se produzcan los encuentros entre los críticos y los defensores de las leyes de Adina. ¿División de funciones? ¿Cortina de humo lo de la Asamblea? Mucha gente expresa escepticismo en cuanto a los resultados de la gestión ante el Parlamento, aunque, sin embargo, los gremios empresariales han decidido, correctamente, en nuestra opinión, agotar esta instancia.
Es evidente que en el Gobierno y su principal partido se mueven dos líneas paralelas. Una, talibánica, encabezada por el propio Chávez, y otra dialogante, impulsada por un grupo importante de parlamentarios y dirigentes del MVR. Es lógico que esto sea así, sobre todo después del 10D. No todo el mundo en el Gobierno ha reaccionado con la irracionalidad y la desesperación del Presidente. Otra gente, por el contrario, percibe que es necesario abrir juego y trata de hacerlo. Salir al encuentro de esta tendencia, sin ingenuidad pero con espíritu positivo, para aislar a los talibanes, es el camino no sólo para eventualmente reformar leyes potencialmente muy dañinas, sino para intentar un desenvolvimiento lo menos traumático posible de la conflictiva relación entre el Gobierno y buena parte del país organizado.
¿Intentará Chávez interferir la línea de diálogo? ¿Abrirá un nuevo frente, esta vez contra parte de su propia gente? ¿Serán resistidas sus pretensiones? El destino nos interroga.