Llanto en Güiria, por Beltrán Vallejo
El Estado Sucre fue sacudido el año pasado con la noticia de una masacre en la Costa de Paria; hoy vuelve a ser conmocionada esta entidad con la zozobra de dos embarcaciones sobre la ruta marítima entre Güiria y Trinidad y Tobago. Las dos tragedias nos dejaron un saldo de sesenta venezolanos desaparecidos. De manera que un drama vivo y lacerante se sufre en Güiria a través del llanto de parientes y amigos de personas que abordaron aquellos peñeros, y cuyo naufragio nos reflejan un país de pesadilla.
Por el lado del enfoque social, según el comentario de parientes, según el comentario de los poquísimos sobrevivientes, es que el hambre, la miseria, la falta de oportunidades y el desespero acicatearon el ánimo de los que prefirieron arriesgar su vida y llegar a Trinidad a como dé lugar.
Es decir, se cumplió el deseo de la élite que desgració a la nación al convertirla en una nueva Cuba, y ahora tenemos nuestros balseros a la “venezolana”. Por allá en las Antillas llevan décadas arriesgando el pellejo en balsas para cruzar el estrecho de la Florida, y por acá hacemos nuestra cubanada al cruzar la boca Dragón
Pero la audacia del venezolano es más extensiva, ya que, siendo una isla, la aventura de los balseros cubanos es eminentemente náutica; en cambio, los venezolanos escapan por trochas hacia Colombia y hacia Brasil, y vemos que su desesperación también los ha llevado a cruzar el mar.
Por otro lado, más hacia lo terrible en maldad y codicia, una valiente Comisión de diputados de la Asamblea Nacional, conformada por los parlamentarios de la entidad, fue hacia Güiria para realizar indagaciones cuyas conclusiones han levantado una polvareda de indignación al develar todo un negocio de trata de personas donde participan funcionarios de inmigración tanto de Venezuela como de Trinidad, donde el fuerte es la explotación sexual mediando el secuestro de jovencitas, y en los hombres con el trabajo explotador a niveles de servidumbre.
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Y pensar que Venezuela y Trinidad firmaron convenios para y que combatir juntos los denominados “delitos transfronterizos”, entre ellos la trata de personas. Al menos eso fue lo que le informaron al país los medios oficiales al respecto de una especie de minicumbre en Trinidad donde participó Delcy Rodríguez, cuando fue Canciller, y el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López, quienes se sentaron con el Ministro de Seguridad de ese país, Edmund Dillon. Es decir, la política internacional del chavomadurismo, además de que no ha servido para traer inversiones honestas y trasparentes, menos ha servido para brindar seguridad a nuestras costas.
Entonces aquí vienen más problemas. El caso Güiria evidencia el por qué EEUU mantiene a Venezuela en una “lista negra” de países que no hacen lo suficiente para combatir el tráfico de personas, por lo que entonces cuidado que estos naufragios nos puedan traer más sanciones económicas. Debo recordar que el combate de ese flagelo está establecido en una ley estadounidense del año 2.000, de ahí la base, por supuesto cuestionable, de acciones sancionatorias que aplican los norteamericanos a las naciones que no cumplen con sus obligaciones para frenar esta especie de esclavitud contemporánea.
En todo caso, quisiéramos que el escándalo de Güiria abras las alertas de este nefasto negocio cuyo norte es Trinidad y Tobago, para abrir otras investigaciones cuyos destinos son el tráfico de personas hacia Colombia, Aruba, Costa Rica, Curazao, Guyana, México, Panamá, Perú, España y un largo etcétera.
Definitivamente Venezuela está crucificada por el crimen organizado en todas sus expresiones. ¡Aquí está el dilema del poder!