Lo que le faltaba al 2018: “Juegos de Guerra”, por Beltrán Vallejo
Mientras la economía sigue hundiéndose en la hiperinflación, en la recesión y en la inestabilidad de los precios petroleros, Venezuela juega a la guerra con un amigote peso pesado llamado Rusia, que está enviando su aviación de combate, de carácter estratégico, a realizar maniobras conjuntas con la aviación nuestra.
Sé que eso no le importa a medio mundo en este país, que anda en lo de la sobrevivencia cotidiana; pero le advierto a los que me leen que aquí está el meollo de ese asunto que se llama nuestro presente, y de ese otro asunto que se llama nuestro futuro; y en ambos escenarios, no pintamos nada bien. Con las potencias mundiales no se juega, ni siquiera con las que dicen que son nuestras “amigas” (me refiero a las amistades peligrosas de Nicolás).
Los gringos tomaron nota de esta jugada, por medio del Coronel Robert Manning, portavoz del Departamento de Defensa de EEUU, quien cuestionó la presencia de bombarderos rusos en nuestro país, algunos de ellos con capacidad, según señala este funcionario, de llevar bombas nucleares; todo esto realizándose con desparpajo en lo que se ha denominado su “patio trasero”, y demostrándose así que Nicolás Maduro se ha involucrado sin ambages en la actual “Guerra Fría” y en el juego de ajedrez imponente, de tensas pulsiones, y de tira y encoje entre lo que se denomina Occidente contra la entente conformada por China, Rusia, Turquía, Irán y demás elementos planetarios, que por cierto todos ellos son bien distantes de lo que se denomina democracias liberales.
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En ese plano, se aprecia muy bien que Venezuela también quiere jugar al póker con estos “aliados”, que no tienen ninguno de ellos nada que ver con la bondad cristiana, ni con libertades, y con eso no estoy diciendo que los occidentales son querubines.
A todas estas, pregunto, ¿cómo queda el venezolano de a pie? ¡Pues, bien jodido!; esto es drama, sufrimiento, totalitarismo, más Estado Fallido, más problemas con el circuito financiero internacional, más represión a la oposición política, más mano dura contra las protestas sociales, más saqueo del arco minero, más corrupción, más narcotráfico, más hambre, más pobreza, más zozobra, más injerencia extranjera, menos soberanía nacional; en fin, más jodidos, mientras que el chavomadurismo se atornilla más y más en el poder, ya que asumió servir a intereses geoestratégicos bien acerados en la actual coyuntura histórico de “nueva guerra fría”, para garantizar su sobrevivencia.
Vean mis lectores que esta es la respuesta adelantada a Occidente que le hace Nicolás Maduro y sus amiguetes, al respecto del fulano 10 de Enero del 2019, cuando se implantará la usurpación, la obsesión por el poder y la megalomanía. Maduro le dice desde ya a Occidente que es ¡guapo, y sobre todo, apoyado!
Yo aspiro que este jueguito de guerra, con que Nicolás Maduro finaliza el año 2018, merezca algo de atención en la dirigencia política opositora, o lo que queda de ella. Yo aspiro que la sociedad venezolana, en medio de sus penurias, haga un alto reflexivo y se inquiete, y se alerte, por esta manera de meternos en un problema de carácter mundial, generado esto por una pandilla que no quiere salir del poder, y que sin escrúpulos está dispuesta a venderle su alma al diablo.
¿En verdad este pueblo de menesterosos está en condiciones de involucrarse casi que como protagonista en el actual deterioro acelerado del contexto estratégico mundial? ¿Estamos dispuesto los venezolanos a ser objeto de una escalada por parte de las potencias occidentales, provocada por este jueguito?