Loco a FAN, por Teodoro Petkoff
El Plan de Destrucción De Venezuela (PDV) tiene como uno de sus propósitos centrales someter a la FAN a la voluntad de Chávez. No hablamos de la subordinación de esta al poder político de la República, en aplicación de su carácter no deliberante y estrictamente profesional, sino de un nuevo modelo de relación, caracterizado por la sumisión a Hugo Chávez, en tanto que caudillo político y jefe de partido. Hablamos, pues, de sumisión y pleitesía y no de subordinación y obediencia. Se espera de la Fuerza Armada que se coloque al servicio de una persona, de un partido, y no al de la Nación.
Con tal fin el PDV contempla un proceso de progresivo avasallamiento de la conciencia democrática y profesional de los integrantes de la FAN, para doblegarla y lograr un tipo de militar obediente, por supuesto, pero además, políticamente robotizado. Aparte de la educación en las academias, en los «valores de la revolución», se han puesto en práctica procedimientos más sofisticados para desarrollar en el personal reflejos condicionados respecto del proyecto chavista. En tal sentido, la imposición del saludo «patria, socialismo o muerte», aceptado a regañadientes por lo absolutamente ridículo y hasta incómodo de proferir, poco a poco se va banalizando, hasta hacerse componente «normal» de la liturgia castrense. Se logra el reflejo condicionado. El cambio de nombre, de FAN a FAB, está en la misma onda.
Coloquial y popularmente, el término «bolivariano» ha sido manipulado de tal forma que ha adquirido el significado de «chavista». El cambio de nombre está abiertamente dirigido a subrayar la condición política de la institución castrense, en el más estrecho sentido del concepto, es decir, el partidista. La FA dejaría de ser «Nacional» para adquirir una connotación sectaria: «bolivariana», es decir, «chavista». La carrera profesional de las armas tendría un condicionante: la adscripción al ideario político de Chávez.
La creación de la «Milicia Bolivariana» como quinto componente de la FAN es el «seguro» de esta operación. La «Milicia» es un cuerpo, hasta ahora de 200 mil miembros, políticamente filtrado, integrado por personas de comprobada militancia en el chavismo.
Mientras los cuatro componentes tradicionales están en la línea de mando del ministerio de la Defensa, el quinto está directamente bajo el mando del presidente. Es «su» fuerza. Es obvio que se le concibe como una suerte de «contra-FAN», sobre todo de «contra-Ejército».
La Nación no debe permitir que se la despoje de su Fuerza Armada; no debe permitir que se la transforme en una patota sectaria al servicio de una persona y de un proyecto «fideloide».