Los cuatro ases de la corrupción indoamericana, por Eduardo López Sandoval
(Mi pana lector, escribimos la antepasada semana por esta misma imprenta virtual, Cuba y Puerto Rico son…, el escrito es la primera parte de un ensayo que se mienta Genética de la Demagogía.
Termina con la palabra Continuará, teníamos la firme pretensión de realizar entregas semanales por todo el mes de agosto, …de vacaciones, pero… Pero el “atentado” ocupó las siguientes dos semanas, otra vez lo urgente ocupó el espacio de lo importante. El gobierno logró su meta, hasta entre los que pensamos que siempre busca, junto con la oposición vendida, que la gente se ocupe de sus teatros… Hoy, al pasar un tantico los deslumbrantes destellos del efectismo cinematográfico, reiniciamos con lo importante… Parte 2)
En los cuatro países que hemos tomado como muestra para esta propuesta, Argentina, Cuba, México y Venezuela, existe una muy similar manera de hacer las cosas en el gobierno: Somos Corruptos, Demagogos y Populistas.
Pudiéramos agregarle otros adjetivos al trío que los cuatro llaman quiméricamente democracia, pero dado el trance vamos a dejarlo en tres, vivimos por siempre las tres enfermedades en los cuatro países, Democracia Corrupta, Demagógica y Populista. Que en tanto sea una muestra representativa, tal conclusión la proyectamos a la América India toda.
La enfermedad de la demagogia es pública y notoria, la causa primera de la muerte de los niños de ese pequeño gran país –que es la gestión gobernativa– es mostrada por gobernantes y gobernados con orgullo.
La bandera del partido victorioso se pinta con un solo color, el de la demagogia. Si bien los ganadores se presentan eventualmente como con otra cara, es necesario que cumpla con el carácter del “rey” depuesto.
Es así que en Argentina se hacen llamar peronistas, en Venezuela son los adecos y en México viven bajo las sombras de los priistas
La historia del último siglo, por lo menos desde la existencia de estas tres corrientes de pensamiento, priismo, peronismo y adequismo, en estos tres países indoamericanos, –Cuba requeriría un análisis aparte pero no de resultado diferente: los cubanos apoyan a sus verdugos con sacrosanta pasividad–, nos indica que estas organizaciones se han manejado eficientemente para mantener el poder, pero también eficazmente para conservar a sus votantes sumidos en la derrota del hambre, y de la muerte, por la ausencia de lo más elemental para el bien respirar.
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Cualquier partido que teatralmente se haya presentado como una alternancia de poder ha sido más de lo mismo. Tomemos a Venezuela como ejemplo, por cuarenta años gobernaron dos partidos, quienes apostaron por cuál era la opción que creaba la mentira más grande y creíble, con los que llegaban al poder para repartir el botín del erario público.
A estos primeros cuarenta años se les llamó ocurrentemente Cuarta República, a los que le seguían se hicieron llamar de la Quinta República para disque diferenciarse, pero siguieron siendo demagogos, corruptos y populistas, y aún más que los llamados de la Cuarta. Pero la gente que los apoyan, aún con el último aliento de esta dolorosa vida que les obsequia el gobernante, van a votar por su muerte: este es el quid de la cuestión.
Los adecos pintados de rojo –el chavismo–, que gobiernan desde los últimos cuatro lustros, son fieles al comportamientos de sus predecesores, la acción más seguida es repartir a manos llenas el erario público, como el jefe de una banda reparte el botín habido en el último robo. Hay que repartir rápido porque los ladrones ya mañana no estarán acá: estamos “de paso”.
Tal México gobierna el PRI, y cualquier partido que pretenda ocasionalmente sustituirlo debe cumplir con un mínimo de mentiras en la campaña y ser suficiente corrupto en el ejercicio, ídem el peronismo en la Argentina
La conciencia colectiva de esta realidad es retratada por un comediante venezolano, Laureano Márquez, que de una presentación pública de su comedia, nos dice: “…somos así, somos sociedades en las cuales un vendedor ambulante en la autopista te vende simultáneamente cerveza bien fría y la Ley Orgánica de Tránsito Terrestre. ¡A la vez! La ley que dice que no debe consumirse licor en la vía pública, él te la vende junto con el licor. Somos sociedades contradictorias.
Y uno se pregunta, ¿por qué uno es así? Siempre hay que culpar a alguien, es costumbre culpar al gobierno anterior, y el primer gobierno que nosotros tuvimos fue España que nos conquistó. De ese conquistador español que sale en tres calaberas a América, hay una diferencia fundamental entre el Conquistador español y el Conquistador inglés, –que conquistaron lo que es hoy los Estados Unidos–, el conquistador inglés se fue con su familia, es decir, se instaló a vivir; el Conquistador que vino pa´ acá se vino solo, y un hombre que va solo a algún lado alguna vaina va a inventar. Y el Conquistador estaba de paso, es una cultura de paso. Del enlace: https://www.youtube.com/watch?
Lo citamos porque, aunque contada de manera jocosa, es la realidad con la que todos estamos de acuerdo, estamos de paso. Es Indoamérica.
(Esta es la segunda parte de ensayo denominado Genética de la Demagogia. Continuará…).