Los efectos de un informe, por Luis Manuel Esculpi
Circuló profusamente por las redes sociales, no hubo uno solo del montón de grupos de WhatsApp donde estoy donde no llegará, en la mayoría varias veces. Por supuesto no tengo la pretensión de la exclusividad, a los amigos con quienes conversé les sucedió lo mismo. En efecto la nota titulada: «Izquierda Democrática marca distancia del régimen de Maduro”, había copado insistentemente los espacios virtuales, no es una originalidad la constante repetición de un mismo mensaje por las redes sociales, en especial entre los grupos identificados con el globo verde tan difundido entre los usuarios de los teléfonos inteligentes.
Lo que me llamó la atención en esta oportunidad, es que entre los más entusiastas difusores de la mencionada nota, figuraban los «duros del teclado”, que se definen como «ultra liberales», «derechistas» y tienen alergia por aquello que pueda tener alguna semejanza a la izquierda, con todo lo impreciso, confuso, matizado y esquivo que puede ser ese vocablo en los tiempos que corren y en la Venezuela actual, proclamarse como tal es una verdadera «raya», porque el peor gobierno de la era contemporánea asume la misma denominación del ala en la cual se sentaban los jacobinos en la revolución francesa; recordemos que el origen esa terminología política viene desde esa época.
Sus difusores estaban reconociendo, implícitamente, la existencia de varias corrientes en la denominada izquierda y en particular el carácter democrático de una de ellas. No abrigamos dudas del sentido temporal de tal reconocimiento y pasado el evento que lo motivó volverán a sus andanzas. Aunque no se justifica, resulta comprensible, por la auto definición del régimen siniestro que opera desde Miraflores, siniestro, no por situarse a la izquierda, sino por las otras definiciones contenidas en el DRAE entre ellas: Avieso y malintencionado…Infeliz, funesto y aciago.
Asumimos que en la actualidad la lucha por el cambio no pasa por definiciones ideológicas o doctrinarias, se trata de conformar un amplio bloque de todas las fuerzas sociales y políticas, independientemente de sus concepciones, dispuestas a propiciar la alternativa democrática, constitucional y pacífica frente al régimen.
Lentamente, tal como comentó un amigo y compañero de la directiva de la Fundación Espacio Abierto, sectores de la izquierda democrática latinoamericana han venido comprendiendo la real naturaleza del sistema representado por Maduro. A la cita en Caracas del Foro del Sao Paulo, no concurrieron el Partido Socialista de Chile, ni el Partido Por la Democracia (PPD), organización a la cual pertenece el ex presidente Ricardo Lagos.
El Frente Amplio de Uruguay orientó a sus delegados a no apoyar ninguna moción que condenara el informe Bachelet. Tampoco resulta casual que en paralelo José «Pepe» Mujica (representante del sector ortodoxo) del FA y su candidato presidencial declararan que en Venezuela existe una dictadura
Independientemente de nuestras diferencias, al contrario de algunos «guerreros» valoramos positivamente esos pronunciamientos.
El PRD de México y el de República Dominica tampoco asistieron. El gobierno de Bolivia anunció que como «Estado» no concurriría. De Ecuador varias de las organizaciones que normalmente participaban del Foro, no se hicieron presentes esta vez, entre ellas el Movimiento Pachakutik, integrado por representantes de los pueblos indígenas de ese país.
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La única figura gobernante que se presentó solo para el acto de clausura, fue el presidente cubano Miguel Díaz Canel, en su discurso expresó «Cuba no renunciará, ni traicionará jamás ni a sus principios, ni a Venezuela»…No se podía esperar otra cosa del personaje.
Maduro no recibió el espaldarazo que esperaba, fue la reunión menos concurrida (pese a las cifras abultadas en sus boletines), sin la asistencia de líderes reconocidos y la más gris en los casi tres decenios de la existencia del Foro, cuyo proyecto inicial fue distorsionado con la llegada de Chávez y otros de sus representantes al poder. Con muy pocas excepciones, la mayoría de ellos ahora acusados o procesados por hechos de corrupción, manchando así las banderas que alguna vez levantaron de la probidad, la lucha por la democracia y la justicia social.
Indudablemente el informe de la Alta Comisionada Para Los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, causó un gran impacto y motivó la reflexión y conducta de estos sectores de la izquierda, lamentablemente en nuestro país, algunos voceros de la oposición democrática, cuestionaron la visita de la ex presidenta chilena sin esperar la presentación del informe, posteriormente no tuvieron la delicadeza de reconocer el error cometido.
Se aproximan los tiempos del cambio político, ya habrá espacio para un debate abierto, donde la lucha por la democracia entendida como consustancial, a la justicia social y a la igualdad de oportunidades, ocupará un espacio alejado de los conceptos asociados a las añejas etiquetas.