Los escenarios para la economía venezolana tras el #28Jul: crecimiento o recesión
Las perspectivas sobre la economía en Venezuela son altamente contrastantes en caso de que la oposición gane las presidenciales del domingo 28 de julio o si continúa Nicolás Maduro en el poder. Analistas prevén que se duplicará el crecimiento del PIB en los próximos cinco años y un alza significativa de los ingresos petroleros de llegarse a una transición democrática. De proseguir el chavismo estiman mayores sanciones y la vuelta a la recesión
Con dos opciones muy distintas en virtud de la polarización electoral para las presidenciales del domingo 28 de julio, la reacción de los mercados, de los inversionistas y de la economía en general puede ser muy diversa. Análisis económicos coinciden en que la cautela predomina hasta la fecha, debido a la incertidumbre política sobre los acontecimientos durante y luego de las elecciones. Pero también consideran que un cambio político en el país generará confianza y crecimiento en todos los sectores productivos.
Los mercados internacionales no han reaccionado drásticamente a la actual situación política venezolana, quizás producto de la incertidumbre electoral. Existe una gran interrogante sobre lo que haga la administración de Nicolás Maduro en caso de perder la contienda. De acuerdo a la mayoría de las encuestas, el virtual ganador sería el candidato de la oposición Edmundo González quien es apoyado por los partidos reunidos en la Plataforma Unitaria. Pero todo puede pasar.
Al respecto, el riesgo país de Venezuela, el EMBI+ entre octubre de 2023 y julio de 2024 muestra una notable volatilidad, con tendencias de disminución y aumento en diferentes períodos. «El entorno político es el factor clave cuya incidencia ha marcado el desempeño económico del país», resalta el economista Francisco Contreras.
Destaca que entre el 24 de marzo y el 29 de abril de 2024, de manera inesperada, a pesar de las tensiones políticas, el riesgo país disminuyó en 27%, quizás por las expectativas del negocio petrolero y la posibilidad de extensión de la licencia que permite a empresas transnacionales mantener operaciones en el país. Sin embargo, esa tendencia se invirtió a partir de mayo acumulando un alza de 1.548 puntos.
Para Jorge Piedrahita, asesor de Copernico Capital Partners S.A., una firma con más de 20 años de trayectoria y que gestiona distintas estrategias enfocadas en Latinoamérica, señala que en la medida en que se presente un aumento en los precios de los bonos venezolanos es un signo de «optimismo y de reducción del riesgo país» aunque este último siga siendo muy elevado.
«El riesgo país de Venezuela es tan alto que no habrá inversión directa extranjera, sobre todo en una nación donde no hay seguridad jurídica, en el cual hay una constante violación de los contratos y donde no hay un programa macroeconómico. Es decir, actualmente no hay mucho apetito para colocar dinero en Venezuela. Aunque esto sí puede suceder con la oposición ganando las elecciones; pero para que también haya interés en los inversionistas, el país necesita reorganizarse, modificar una gran cantidad de leyes y ofrecer seguridad jurídica y personal», afirma.
Para el director de la consultora Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, no se esperan grandes cambios en el precio de los papeles de deuda externa venezolana dado que el mercado no ha acompañado las noticias que se han producido en las últimas semanas sobre la alta posibilidad de un triunfo de la oposición en las presidenciales.
«Lo que de alguna manera se traduce en que el mercado tiene la misma desconfianza que tenemos nosotros de la posibilidad de una salida de este régimen que sea institucional y democrática. Pero en caso de que la misma se dé, todos creemos que el impacto positivo sobre la deuda venezolana y de Pdvsa será importante», acota Grisanti.
Afirma -no obstante- que en los próximos cinco meses, desde las elecciones presidenciales del 28 de julio hasta enero de 2025 cuando tome posesión el nuevo gobierno, la economía estará en un estado de «limbo», por lo que la incertidumbre política y económica será determinante, afectando las expectativas de crecimiento.
Piedrahita recuerda que el país desarrolló una «burbuja económica» en la capital Caracas, así como en otras ciudades; pero el resto de Venezuela sigue estando muy poco desarrollado y con una infraestructura en servicios muy pobre, lo que hace necesario una gran cantidad de recursos para su recuperación. «Es tanto lo que hace falta en Venezuela, que debemos esperar lo que se haga durante la transición (…) El pensamiento de los inversores es de un horizonte de tiempo largo y de un proceso sumamente difícil para reorganizar el país. Creo que de ganar la oposición es imperativo que se convoque a un proceso constituyente. Esto es lo que sentará las bases institucionales para los cambios que se requieren».
Las dos posibilidades para la economía
Analistas consultados e informes de coyuntura económica explican lo que sucederá en caso de ganar la oposición o si continúa el oficialismo en el poder. Infieren que «cuanto peor le vaya al gobierno en el sentido de que pierda las elecciones por un amplio margen, más positiva será la reacción del mercado en las semanas y meses por venir», señala el economista Carlos Torrealba.
Sostiene que a partir de enero de 2025 y dependiendo de la conformación del nuevo gobierno y de los acuerdos que se alcancen para un «Pacto de Estado», habrá mayor confianza y una expectativa favorable a la inversión, que puede eventualmente potenciarse si el plan económico arranca con pie firme y se logran éxitos tempranos.
En el escenario del statu quo con la reelección del presidente Maduro, se aleja la posibilidad de que Venezuela cuente con dos condiciones que son fundamentales para una recuperación vigorosa, indica Torrealba. «Por un lado, el acceso al financiamiento externo, tanto del FMI, del Banco Mundial y la CAF como de la banca privada internacional, además de la posibilidad de renegociación de la deuda externa que está en default desde 2017 con miras a recuperar el crédito internacional».
Por el otro lado -dice-, la muy limitada posibilidad de atraer en gran escala la inversión internacional en el ámbito petrolero para activar a este sector que sigue siendo el de mayor peso de la economía venezolana.
«Sin esta palanca no es de esperar que la economía vaya recuperando progresivamente el PIB (Producto Interno Bruto) que tenía en 2013, su crecimiento será lento, pobre e inestable», asegura Torrealba.
En un informe de coyuntura económica de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) se destaca que de ganar la oposición, tendrá que viabilizar su gobierno, negociando con los gobiernos nacional, estadales, municipales, Asamblea Nacional y otros entes, en manos oficialistas. «Una gestión exitosa requerirá la concertación de financiamiento externo, la atracción de inversiones extranjeras y la recuperación de las instituciones».
Por otra parte, señala que de ganar Maduro, continuará una actividad económica endeble, incapaz de mejorar de forma sostenida las condiciones de vida de la población. Mientras que persistirá condición bi-monetaria de la economía (bolívar-dólar).
«Hay que señalar que en mercados que no muestran un crecimiento sostenido y en un contexto donde la voracidad tributaria, la inseguridad jurídica y la incertidumbre política/institucional campean, la inversión privada no percibe estímulos para moverse y se concentra en ciertos mercados de nicho, de alto riesgo. La inversión pública, por su parte sigue ausente ante la carencia visible de planes y recursos públicos. Lo que se vislumbra ahora para la segunda parte del año es un ambiente incierto por la cercanía y dura lucha que se dará en las elecciones presidenciales de julio, como también por los cambios difíciles de leer que vienen ocurriendo en el mercado petrolero internacional», indica ANCE en su informe.
De triunfar el candidato opositor, como predicen las encuestas, Venezuela iniciará un arduo pero prometedor proceso de recuperación de su economía, dice la Academia. En este sentido, sostiene que la oposición debe procurar medidas que viabilicen la transición hacia un nuevo modelo de gestión política, incluyendo la suspensión de las sanciones externas al gobierno, el restablecimiento de garantías mínimas y para aliviar la situación de Compleja Emergencia Humanitaria del país.
«El nuevo gobierno deberá concertar empréstitos internacionales para programas de transferencia a los sectores más desasistidos y para recuperar servicios básicos deteriorados (agua, luz, gas, seguridad, asistencia social y de salud)».
Esto supone la reestructuración de la deuda externa para lo cual será crucial la existencia de un programa confiable de estabilización macroeconómica y de reformas estructurales, que permitan asentar las bases sólidas para la reactivación de la economía hacia el mediano y largo plazo. «Aun cuando Venezuela dispone de los recursos con los cuales hacer realidad esta recuperación, la instrumentación concreta de las políticas requeridas para ello estará sujeto a las condiciones propiamente políticas existentes».
ANCE considera que de no producirse o reconocerse el cambio político y de permanecer Maduro en el poder, la actividad económica de Venezuela continuará en 2024 similar a los años anteriores, con escasas posibilidades de crecimiento y de mejora en las condiciones de vida de la población. «Junto al incremento en la carga fiscal a las empresas, las medidas antiinflacionarias basadas en la estabilización del precio del dólar (sobrevaluando el bolívar) y la continuada astringencia financiera, dificultan la reactivación del sector productivo local».
Igualmente, señala que la inserción internacional de Venezuela seguirá siendo precaria, dada la alta dependencia de la exportación de crudo y de la importación de muchos bienes y servicios, su aislamiento de los mercados financieros internacionales y la ausencia de un marco institucional que cumpla con las reglas de juego del orden mundial e inspire confianza a inversionistas y socios extranjeros. «La reimposición de sanciones en respuesta a un triunfo electoral fraudulento de Nicolás Maduro habrá de agravar aún más esta situación».
A juicio de Alejandro Grisanti, si la oposición gana, la incertidumbre sobre el futuro político y económico será un factor determinante. Explica que el periodo de transición será igual de «crítico» y puede afectar significativamente las expectativas de crecimiento económico, lo que subraya la necesidad de una previsión y planificación estratégica.
«Nuestro reciente estudio en Ecoanalítica revela que es poco probable que el régimen actual reconozca una derrota electoral, lo que añade un nivel adicional de incertidumbre a la ya compleja situación económica. A pesar de una posible alta participación en las elecciones, la incertidumbre post-electoral puede socavar las expectativas de crecimiento económico, afectando negativamente la estabilidad financiera del país», señala.
Grisanti considera entonces, que ante esta situación, es crucial que las decisiones económicas se tomen con cautela, considerando la volatilidad y los posibles escenarios que podrían surgir en los próximos meses.
Jorge Piedrahita sostiene que en un escenario de fraude electoral por parte de la actual administración, la comunidad internacional reaccionará muy negativamente hacia Maduro. «El costo político para él es muy grande, al igual de la posibilidad de una postergación de las elecciones. Hay elementos que harían que Maduro reconsidere ejecutar alguna acción negativa y es el hecho de que sus aliados políticos tradicionales, la izquierda en Latinoamérica, le han dado la espalda y le exigen un comportamiento democrático. Otro dato importante es la posibilidad de un triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, ya que éste tendrá una actitud dura contra Venezuela en caso de continuar Maduro en el poder».
Considera que luego de las elecciones habrá una larga negociación entre todos los factores políticos y Maduro que pudiera extenderse hasta mucho más allá de enero de 2025. Por lo que cualquier cosa que se decida influirá en la economía venezolana.
«Si Maduro se atornilla en el poder, Venezuela entrará en otra recesión porque podría venir una nueva serie de sanciones y no habría confianza en los inversionistas. Si hay un escenario intermedio de negociación, creo que el optimismo aumentará, pero las inversiones no llegarán hasta tanto haya una transición. Luego de ello podremos tener una Venezuela que crezca a tasas muy elevadas, fácilmente el Producto Interno Bruto del país se duplique en los próximos cinco años. Puede crecer hasta 15% anual», afirma Piedrahita.
Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional han expresado mucho interés en lo que ocurra con la industria del petróleo en el mercado externo. Se espera una sobreproducción de crudo en el mundo que incida hacia una baja en los precios. «El futuro de Venezuela se encuentra en el gas natural ya que hay una demanda insatisfecha en el mercado mundial».
Por otra parte, al haber un cambio de gobierno se eliminarían las sanciones y en consecuencia se acabarían los incentivos para vender el barril de petróleo con descuento, lo que daría mayores ingresos al país y con ello las inversiones, acota el asesor de Copernico Capital Partners S.A.
Con el mercado de deuda externa, la administración de Maduro ha intentado que lo tenedores de bonos hagan lobby a favor del gobierno de Venezuela para lograr ejecutar una reestructuración. Sin embargo, Piedrahita explica que reestructurar estas acreencias será imposible mientras existan las sanciones de EEUU. «Una vez que se eliminen las sanciones sí se podría reestructurar y aumentarían notablemente los intereses de los bonos, así como los descuentos para este refinanciamiento (…) Luego de una transición que es muy probable que dure varios años, podremos ver una reestructuración de deuda hacia el 2026″.