Los hechos son los hechos, por Estílito García

La intensidad del lenguaje desafiante de Nicolás Maduro y el furor de su actitud exhibidos días atrás, han decidido ser tachadas. Su más reciente expresión, «vengan por mí, cobardes», se desvaneció.
¿Miedo?… ¿Estrategia?… ¿Las dos cosas? ¡Intentemos determinarlo!!
Su temor es evidente, verbigracia de ser una sensación natural, hasta un ciego lo puede notar y es que, razones sobran para acusar ese estado. No es una minucia, la enorme amenaza en la que, presumiblemente, se siente envuelto; no son imágenes de película en HD y 3D.
Lo que hay frente a Venezuela es un gigantesco operativo militar real, verdadero, que él mismo ha reconocido es para confrontarlo (https://www.facebook.com/share/1GCpyKFnST/). Ese panorama, conjugado con creencias de posibles traiciones, da para pasar de simples temores a siguientes niveles.
Hoy, someramente ataca a sus «enemigos políticos del continente». El trato mediático que ha asumido con el Presidente de EEUU es un poema, se notan halagos, lanza elogios y agradecimientos. Al que antes llamaba «señor cobarde» ahora llama «hombre inteligente» y le dirige misivas con «edulcorados» saludos de «Excelentísimo Señor Presidente».
La discursiva de hoy, es mucho más etérea y periférica que antes; de repetitivos y contradictorios bolivarianismos y nacionalismos.
Un lenguaje barnizado de mesura, combinado a una posición de víctima, en teoría puede ser buena estrategia para encontrar algún beneficio, como ganar tiempo y respiro, por ejemplo… «Paz, somos un pueblo de paz, no nos metemos con nadie» (tipo «bandera blanca»), son consignas de un ajado libreto de víctima agazapada, que en todo este ínterin no para de perseguir, encarcelar y torturar dirigentes sociales y políticos, incluso gente común, que reclaman justicia, libertad y democracia. Mantiene 1.000 presos políticos, manipula la salida de 10 o 20 por la entrada de 40 o más, en intercambios negociados con compinches «opositores prefabricados» que simulan «grandeza política»…
Véase como se vea, los hechos son los hechos, éstos indican que hay tiempos que se acortan. No se divisa reversa. La ocurrencia de otros, hechos, se ve inminente…
Un cierre de ciclo político histórico, en el cual, el protagonista principal siempre ha sido El Pueblo, quien soberanamente ya optó por su libertad, trata del punto en cuestión…
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