Los hogares cada día promueven la hipersexualización infantil, por Rafael A. Sanabria M.
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La hipersexualización cada día avanza a pasos aligerados en los hogares venezolanos, pareciera que nadie puede colocarle freno ni detener el flagelo que carcome la personalidad al futuro de nuestros niños.
En los últimos tiempos, tal vez por ignorancia, inocencia y por sentir que sus hijos son aceptados en determinados contextos sociales la han acentuado con mayor fuerza.
La hipersexualización comienza desde el mismo momento que le preguntamos al niño: ¿Quién te gusta en tu salón? ¿Ya le diste un beso? Desde ese instante se está hipersexualizando la conducta del infante. Quizás se haga en juego, pero más adelante se convierte en un elemento inherente de la personalidad que no le permite forjarse una genuina conducta ni un buen carácter.
En los actuales momentos parece que la forma de vestir de un niño ha saltado el estadio propio de su edad, pues los niños se visten como adultos y en los hogares se le indican que actúen como tal, actitud que más adelante le puede traer consecuencias a su desarrollo integral.
Decir a un niño «estás sexy», es una frase que va construyendo en él un concepto equivocado de su sexualidad, pues el niño debe vivir y quemar sus etapas de desarrollo.
El tendrá la oportunidad de ser adulto, ella tendrá el libre albedrío de maquillarse y usar el vestuario que corresponda a otra edad, pero todo a su tiempo. No podemos seguir exponiendo en nuestros niños esos términos como sensuales y seductores, creyendo que hacemos un bien en su formación, para hacerle sentir que con estos estereotipos pueden alcanzar la validación y aprobación de los demás.
Está en el tapete tomarles fotos a nuestros niños y decirles posa sexy para el fotógrafo, escuchar o bailar música sexualizada (perreo y reguetón), cuya letra ni ellos saben qué significado tiene, aunado a esto permitirle observar contenidos sexualizados en la TV y redes sociales, entre otros. Todo esto tiene normalización en los hogares, es bien visto por los padres y hasta lo aplauden porque los niños están en la moda. El meollo de la situación radica en la conceptualización que va formando el niño desde sus primeros años, sin detenerse a pensar cual individuo están construyendo para la sociedad.
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Papá, mamá y los maestros de los primeros años de un niño tienen la seria responsabilidad de darle un freno a la hipersexualización, de lo contrario, dentro de poco tendremos una población infantil sin normas que cumplir, que más adelante afectarán su personalidad con patologías como baja autoestima, ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, violencia sexual, insatisfacción corporal y amor propio.
Necesitan los niños de una vida familiar segura, de un entorno adecuado donde puedan encontrar la estabilidad que los conducirá hasta la madurez. Pero si en el hogar se encuentran confundidos por contradicciones internas, deben buscar con afán orientación que les permita reconducir la conducta de los niños. Sin duda alguna la familia es el motor que puede hacer frenar la hipersexualización, como pequeña sociedad que fomenta experiencias de comunicación y de relaciones interpersonales, que afianza las bases de lo que seremos en el futuro.
Vivir de frente a la realidad no significa aceptar nuestros defectos en forma pasiva, sino buscar alternativas para no repetir errores diciéndonos constantemente «yo soy así y no voy a cambiar». Cada error es un obstáculo o un estado en nuestro empeño por aumentar nuestra autoestima. Sí se puede erradicar la hipersexualización.
La tarea es formar niños con buen carácter, inteligencia, valores y moral autónoma. Para que cuando llegue su tiempo de decidir y escoger lo hagan de manera asertiva. Recuerden que las etapas de formación no se pueden saltar de manera impune.
Terminemos con la hipersexualización desde ya. Padres cuiden a sus hijos hoy, para un mejor futuro.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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