Los médicos venezolanos se debaten entre salvar vidas o salvarse ellos
Un residente no gana más de 1,5 millones de bolívares, eso si hace guardias nocturnas. Se enfrenta a la violencia que invade sus salas de emergencia, al acoso de los directores que quieren silenciar la crisis y a la escasez de insumos y medicinas. En medio de esa crisis, llegan al 10 de marzo, fecha en que deberían estar honrando con orgullo la profesión que procura la vida
Autor: Mabel Sarmiento @mabelsarmiento y Julio Materano
En algunos casos, la crisis de salud incluso doblega la vocación de salvar vidas, de devolver la salud a los enfermos, y hace que algunos médicos quieran servir en otras latitudes, lejos de su país de origen.
Es el caso de Andrés Jiménez, un joven recién egresado como médico general de la Universidad Central de Venezuela, quien se debate entre quedarse en Venezuela o marcharse para salvar vidas.
Con 23 años de edad y una carrera aún por explorar, Jiménez confesó que prefiere irse del país para formarse. “Me iré a España, donde optaré por un posgrado en Cardiología. Si me quedo, corro el riesgo de perder la capacidad de asombro que te da un oficio que está hecho para salvar vidas”.
Jiménez, quien tiene boleto para junio, señaló que no admite la palabra derrota en su vocabulario. Sin embargo, piensa que no se justifica que, trabajando en un hospital, no se pueda socorrer a los pacientes con lo básico, “porque no hay guantes, adrenalina o sutura. Esta crisis no tiene precedentes en el país”, comenta.
La falla de insumos, que se agudiza conforme el Gobierno niega la crisis, cobra ventaja. El desabastecimiento de medicinas y material médico quirúrgico se hace profuso en los más de 241 hospitales generales y especializados que hay en el país.
Lea el reportaje completo en Crónica Uno
Deja un comentario