Los motores siguen apagados, por Xabier Coscojuela
La Asamblea Nacional, responsablemente, le dijo al Gobierno y a todos los venezolanos que el fulano decreto de emergencia no era la solución a los problemas sino que era más de lo mismo
Autor: Xabier Coscojuela
Los catorce motores que le iban a dar impulso a la economía venezolana ni siquiera pistonean, y no lo hacen por la sencilla razón de que no lograron prender.
Lo que afirmamos no es algo que se nos ocurre por solo hacerle oposición al gobierno de Nicolás Maduro, sino consecuencia de lo que viven todos los venezolanos en el día a día.
Hay que recordar que el Gobierno impuso un decreto de emergencia económica el cual, se supone, contiene la medicina que iba a sanar la economía del país.
Dicho decreto fue ratificado ya en dos oportunidades y está por cumplir seis meses de vigencia.
Todos suponían que los objetivos fundamentales a lograr por tales medidas eran el control de la inflación, reducir el desabastecimiento y poner a que los referidos motores le dieran impulso a la economía.
La realidad es totalmente diferente. Los precios suben a una velocidad sideral. Según informó esta semana el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, la canasta alimentaria tiene un costo de 152.255,67 bolívares, por lo que una familia con dos ingresos de salario mínimo -más cesta ticket- apenas puede costear el 20% de la canasta, no más de un mercado apenas para 13 días.
Lo peor de los datos del Cendas es que la variación de precios para mayo fue de 31,6%, mientras que en abril fue de 29,8%, lo que demuestra que el motor de la inflación marcha a plena capacidad, volviendo polvo cósmico el ingreso de la inmensa mayoría de los trabajadores.
La situación es tan crítica que un sindicalista tan obsecuente con el Gobierno como Will Rangel, presidente de la Central Gobiernera de Trabajadores, reconoció esta semana que no había contrato colectivo que pudiera hacerle frente a la inflación.
En el caso de la escasez es obvio que sigue también gozando de buena salud. El Gobierno volvió a diagnosticar mal y no tuvo mejor ocurrencia que implantar los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, lo que indica que para ellos la causa de la escasez está en la mala distribución, cuando en realidad lo que falla es la producción, ignorada en los CLAP a pesar de esa última inicial.
El ministro Miguel Pérez Abad afirma que el abastecimiento mejorará gracias a las políticas oficiales. Es difícil creerle por una sencilla razón, en estos seis meses que lleva aplicando el decreto de emergencia económica el desabastecimiento ha crecido, todo lo contrario de lo que nos anuncia el ministro.
Escribiendo este editorial escuchamos al presidente de Fedeagro, Antonio Pestana, quien recorrió algunas zonas del estado Mérida y se encontró con que 75% de las zonas productivas no están siendo sembradas. Prueba de que el motor agrícola ni prende.
Aristóbulo Istúriz reconoció también que se estaban presentando algunos problemas y que las soluciones no iban a llegar tan rápido como todos esperamos. Claro que no lo atribuyó al referido decreto sino que buscó culpables donde siempre.
Se anunció también que Unasur le había presentado una propuesta de plan económico al Gobierno. Una de las pocas medidas conocidas de ese plan es la unificación cambiaria, política propuesta por todos los economistas endógenos y que sospechamos no se aplica para no afectarle el negocio a los altos funcionarios que trafican con las divisas.
La Asamblea Nacional, responsablemente, le dijo al Gobierno y a todos los venezolanos que el fulano decreto de emergencia no era la solución a los problemas sino que era más de lo mismo. Incluso José Guerra, a nombre del Parlamento, presentó un conjunto de medidas alternativas que consideraban las adecuadas a la grave situación que se vive.
Maduro y su combo las ignoraron olímpicamente.
El heredero preferido del finado Hugo Chávez es el principal responsable del caos que vive el país en todos los órdenes, comenzando por el económico. Sus gríngolas ideológicas y los intereses de los distintos grupos que hacen vida en el Gobierno están sometiendo a la inmensa mayoría de los venezolanos a grandes penurias. Penurias que serán cobradas en su momento y que deberán ser enmendadas por un gobierno de Unidad Nacional que la MUD debe liderar.
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