Los “no heterosexuales” de Álvaro Uribe, por Ariadna García
El 31 de mayo el expresidente de Colombia Álvaro Uribe, compartió un video en su cuenta de Twitter donde llamaba a un supuesto grupo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (Lgbti) –“colombianos no heterosexuales”-, el término generó rechazo en las organizaciones que velan por los derechos de esta comunidad y dudas sobre la política que adoptará Iván Duque de resultar electo presidente de ese país en la segunda vuelta electoral.
El revuelo generó que el exmandatario hiciera una aclaratoria: “No Heterosexuales” es la autodenominación del grupo que trajo la carta de apoyo a Iván Duque y Marta Lucía Ramírez, por pedido de sus integrantes se ha usado esta referencia. Sin embargo, el -no- uso del término Lgbti deja claro el carácter discriminatorio y -no- cómodo que le genera al señor Uribe.
Pese a que en Colombia el matrimonio gay está aprobado desde el 28 de abril de 2016, cuando vemos expresiones como estas entendemos que la efectividad de una ley ocurre cuando la tolerancia, el respeto y el reconocimiento a una comunidad proviene de figuras tan representativas como la de Álvaro Uribe. Se entiende también que la lucha por la reivindicación de tus derechos jamás termina en América Latina donde la solidez de las instituciones baila al son de una palmera.
Para el señor Uribe las personas “no heterosexuales” tienen “todo el respeto a la intimidad”, para individuos como él la homosexualidad es algo que encaja perfectamente en la sociedad cuando ocurre puertas adentro, el problema está cuando dos hombres se toman de las manos en público o cuando dos mujeres deciden besarse en la plaza, en la escuela, en los parques, hasta allí llega la aprobación a estas conductas -no- heteronormativas.
Dudo que un grupo Lgbti decida autodenominarse -no heterosexual-, hacerlo sería una cobardía y una ofensa a una comunidad que trabaja sin descanso en el mundo entero para que hoy se le reconozcan sus derechos, como es el caso de Venezuela donde las personas trans no pueden hacer el cambio de identidad, donde el matrimonio gay aún no ha sido aprobado y donde los derechos en general son vulnerados.
Esto el señor Uribe seguramente no lo sabe: la discriminación o violencia hacia la comunidad Lgbti en Colombia se triplicó entre 2015 y 2016 de acuerdo a un reporte realizado por la Defensoría del Pueblo. En el informe se halló que un 38% de la población Lgbti sufrió situaciones de discriminación, un 30% tuvo impedimentos en el acceso a la salud, acceso a trabajo, educación y documentación, un 19% padeció por hechos vinculados al conflicto armado, un 10% agresiones (desde lesiones personales a tentativa de homicidio y el 3% violación del derecho a la intimidad.
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Hasta febrero de 2018 la Superintendencia de Notariado y Registro, estimaba que 604 parejas gays se casaron en Colombia, pese a que representa el 0,5% del total de matrimonios realizados en ese mismo periodo (118.470), el incremento de las uniones entre parejas gays desde enero de 2017 hasta febrero de este año fue de 237%: 466 más que los 138 registrados en 2016.
Así que señor Uribe los -no heterosexuales- con suerte seguirán disfrutando de las leyes que le otorgan el derecho a legalizar sus uniones a aquellos que así lo deseen, con suerte los jóvenes irán en contra de “su intimidad” y se tomarán de manos frente al Congreso, con suerte la sociedad no acatará estos eufemismos que alimentan el retroceso y la homofobia, con suerte habrá muchos más a quien esto los indigne y los convoque a trabajar con más ahínco por sus derechos, porque no todo está resuelto. Con suerte espero que se tropiece con un verdadero grupo -no heterosexual- donde la bandera de arcoíris ondee con más fuerza.
Junio es el mes donde se celebra el Día Internacional del Orgullo Lgbti, así que existen muchísimas razones para que esa bandera se alce en el mundo entero y para que la “intimidad” sea rota a fuerza de besos en cualquier país, en cualquier lugar. Es momento de caminar hacia la libertad y el respeto para todos los seres humanos heterosexuales o -no- heterosexuales.