Los perseverantes noruegos, por Gregorio Salazar
Como rumor viajero pasó el fin de semana por Caracas Dag Halvor Nylander, jefe de la delegación noruega que facilitó los diálogos de Oslo, dejando constancia de que desde Europa siguen dispuestos a regar esa semilla, hoy en las profundidades de un pozo oscuro y legamoso, hasta que algún día, el menos pensado, un rayo de luz la haga germinar.
Dijo en un tuit que había venido con el propósito de actualizarse “sobre la situación sanitaria y política del país”, pero no hay que dudar que se llevó una idea integral de la realidad venezolana que, como se palpa y se siente, es cada día más mórbida y desesperante.
Puede darse como un hecho que cumplió su cometido de reunirse, por separado, con representantes de los dos gobiernos. Un funcionario de su nivel y su misión no va a caer en paracaídas y menos si viene acompañado de otros diplomáticos.
Maduro confirmó que Jorge Rodríguez se reunió con el visitante para lo que llamó repetidamente “el tema de los noruegos”, tono despectivo que sonó a algo así como la ladilla, el fastidio de esos nórdicos. Mientras que por el sector Guaidó se reportó la presencia de Nylander, pero cuidando de decir que no hubo agenda previa ni un proceso de negociación en marcha. El gran tabú.
Otros dos sectores fijaron posición. Desde “la mesita” hubo voces de contento y agitación de manitas, pero en verdad no parece ser el que más necesita mediaciones extranjeras porque, por lo que dicen y está a la vista, en sus negociaciones con el oficialismo todo ha sido coser y cantar. Pero la apoyan y es lo importante.
De donde salió la respuesta más detallada fue de la otra ala radical de la oposición que encabeza María Corina Machado, quien a sus 52 años puede jactarse de que experiencia a su lado no le falta: Aristiguieta Gramcko (87), Arria (81), Calderón Berti (78) y Carlos Ortega (74).
Allí todo sigue en el mismo sitio: “Reiteramos nuestra posición de rechazo a eventuales nuevas rondas de negociaciones que puedan adelantarse. Para nosotros los venezolanos, solo comprometidos con el rescate de nuestra Libertad, este asunto es un capítulo cerrado”. Cero vía, entonces, de la construcción política, negociada y pacífica.
¿A qué vendrían los facilitadores noruegos en esta etapa pre electoral? No sería a sondear una participación en los comicios del G-4, ahora que sus integrantes han sido despojados de las franquicias partidistas y ya se conformó un CNE con amplia inclinación oficialista. Tal vez aprecian un inminente estado de cosas más favorables para un nuevo ciclo de discusiones. ¿Será entonces que otean lo que los bandos no quieren ver? Esto es, que el contexto general de un país en bancarrota, aislado, sancionado y en pandemia, están acelerando el hundimiento de las condiciones de vida de la población que ya eran abrumadoras antes del covid-19. Una mayor hecatombe social en puertas.
Maduro ha rechazado todo diálogo en cuyas condiciones vislumbre un inicio de transición. Por lo pronto, se alzará con una nueva AN, pero será inútil esperar un reconocimiento de los países que hoy no se lo dan a su propio gobierno. Y la epidemia, que crece sin control y aún no ha llegado a su pico, le está quitando a dentelladas los pocos márgenes de maniobra que tenía para resolver en lo más mínimo los acuciantes problemas que acogotan a la población: muy poquito de agua, luz, gas, gasolina y mucho de inflación, hambre y pobreza. Reinar sobre un mantel de cenizas es también hacerlo sobre un enorme polvorín.
Para la oposición de Guaidó y María Corina aparece en el horizonte un evento de fuerte impacto: las elecciones norteamericanas. Es posible que un Trump reelecto pudiera radicalizar más sus opciones sobre Venezuela, como la idea del fast track que se ha alimentado desde hace año y medio, pero el caso es que a tres meses de los comicios de noviembre el republicano todavía no ha comenzado a descontar la considerable ventaja (casi 10 puntos en promedio) que le lleva Biden.
Claro que los Demócratas también garantizan el apoyo a la oposición, pero pueden traer estrategias alternas y excluir los “atajos” violentos.
En unas declaraciones recientes, el ex presidente colombiano Juan Manuel Santos, opinó que sin diálogo no se llegará a una salida del laberinto venezolano. Eso sí, agregó, fructificará el día que junto a los venezolanos estén los actores foráneos involucrados: Estados Unidos, China, Grupo de Lima, Rusia y Cuba. Al ritmo que se está profundizando la crisis no hay que perder las esperanzas de que los perseverantes noruegos sean capaces de armar en fecha no muy remota semejante mesa para un diálogo imprescindible porque se ha tornado de vida o muerte.
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