Los principios ocultos de la democracia, por Luis Ernesto Aparicio M.
La democracia es un sistema político complejo con muchos principios y mecanismos conocidos. Sin embargo, también existen algunos menos evidentes que son esenciales para su funcionamiento, de los que, la mayoría de las veces, no percibimos al estar lejos de la superficie más probada.
Dentro de los más comunes, esos que intentamos manejar en el poco o mucho conocimiento sobre la democracia, pueden ser enumerados desde la participación desigual, la importancia de la cultura política, el papel de las instituciones, la paradoja de las mayorías, la importancia del liderazgo y la influencia del contexto internacional.
Aunque la democracia se basa en la igualdad política de todos los ciudadanos, la participación en el proceso político no lo es tanto. Algunos grupos como las élites económicas o los grupos con mejor y mayor activismo político, tienen más influencia que otros. Así es como se han consolidado los sistemas unipartidistas y bipartidistas, conocidos en el mundo.
Por otro lado, las creencias y valores compartidos sobre el gobierno y la participación política, que es a lo que podríamos llamar la cultura política de la sociedad, juega un papel fundamental en el éxito o fracaso de la democracia. Para la convivencia pacífica y el funcionamiento efectivo de las instituciones democráticas se requiere de una cultura que valore la tolerancia y el diálogo.
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Ahora bien, como elemento complementario, pero importante para el sano funcionamiento de una democracia, las instituciones democráticas como: el sistema electoral, el poder judicial y la prensa libre, son esenciales para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la protección de los derechos de las minorías.
No obstante, estas instituciones son bastante frágiles y pueden ser manipuladas por actores que se empeñan en socavar la democracia. Es obvio que la manipulación y la convergencia de las instituciones democrática como
parte del Estado, anula, poco a poco, la percepción de autonomía que ellas deben poseer.
Es decir, en esos intentos de desmejorar los sistemas democráticos, la mayoría de quienes asumen que lo que harán será en nombre de “las mayorías”, es cuando entra en juego lo que se denomina como la “paradoja de la mayoría”.
Si bien es cierto que la democracia se basa en el principio de la mayoría, esta puede llevar a la tiranía de la mayoría o de quienes asumen que tienen el encargo de esta para hacer todo lo posible por violar todos los valores y principios de la democracia y perpetuar acciones en contra de la minoría, lo que a la larga afectará también a aquella
mayoría.
Hay muchos ejemplos que podemos citar como muestra de esta paradoja y el que siempre tengo a la mano es el de la administración de Hugo Chávez en sus inicios. Hubo toda una mayoría que encontraba el camino para llegar a la “tiranía”, desde donde los grupos contrarios, entonces minoritarios, eran excluidos del proceso político y sus
derechos fueron ignorados, violados, por lo que no fueron protegidos.
Sin duda que el liderazgo de Chávez influyó de manera resaltante sobre las acciones y reacciones de esa mayoría que se imponía. Esa suma fue la que le inspiró sobre las actuaciones que en lo sucesivo llevó adelante para el deterioro, incluso la desaparición de la minoría que no le apoyaba. De allí la importancia del liderazgo como principio fundamental para la de mocracia.
Debido a los anterior, es muy importante contar con un buen líder, ese que no intente manipular los principios de la democracia y que no se sienta que el apoyo de las mayorías le abre el camino para subyugar a la minoría.
Los líderes políticos juegan un papel crucial en el éxito de la democracia. Un buen líder debe ser capaz de unir a la sociedad, generar consenso y construir confianza en las instituciones democráticas.
En cuanto a la influencia del contexto internacional, la democracia no existe en un vacío. El contexto internacional, como la presencia de actores hostiles o la existencia de conflictos regionales, puede afectar significativamente la estabilidad y el desarrollo de la democracia en un país, sin importar cuan cerca o lejano se encuentre uno del otro.
La democracia no depende exclusivamente de estos principios ocultos, pero sí son esenciales para su funcionamiento efectivo y sostenible. Sin la participación de la ciudadanía, el respeto a las instituciones, la protección de las minorías, un liderazgo responsable y una ciudadanía educada, la democracia se vuelve vulnerable a la corrupción, la apatía y el autoritarismo.
En resumen, la democracia es un sistema complejo que requiere una base sólida de principios y valores para funcionar correctamente. Los principios ocultos de la democracia son componentes esenciales de esta base, y deben ser reconocidos, comprendidos y fortalecidos por todos los actores que participan en el proceso democrático.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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