Los RR de Chávez, por Teodoro Petkoff
El último triquitraqui que han puesto en órbita los viudos del golpismo, contando para ello con la estéril postura de los escépticos de buena y mala fe, de esos que creen que Chávez las puede todas, es que el gobierno “embasurará” la convocatoria al referendo revocatorio (RR) solicitándolos también para los siete gobernadores de la oposición y para varias decenas de alcaldes. Ojalá lo hiciera.
Sería una magnífica demostración de que está dispuesto a respetar la cláusula del Acuerdo que pauta como salida a la crisis la aplicación del artículo 72 de la Constitución. Si se celebraran todos el mismo día sería formidable. Cada votante se pronunciaría por revocar o no el mandato del presidente, el del gobernador de su estado y el del alcalde de su municipio. Tres votos.
Nada del otro mundo. El chavismo recogería firmas –si es que puede– para revocar a los mandatarios de la oposición y esta las recogería (si el TSJ decide que las ya recogidas no son válidas), para revocar al presidente. Todas las firmas serían verificadas por el CNE y de acuerdo con su legitimidad, el organismo convoca los respectivos RR.
Si por razones de prelación no se pueden hacer simultáneamente, pues tampoco es problema. Se hacen primero los que ya tengan firmas válidas por el CNE, si es que el MVR es capaz de recogerlas. En fin de cuentas serían sólo siete gobernaciones y no más de algunas alcaldías, porque las más significativas capitales de estados están en manos del MVR. Las que se puedan se hacen el mismo día y las demás en días posteriores. Más aún, se pueden incluso recoger firmas para aplicarle RR a gobernadores y alcaldes oficialistas. Así que no hay que volverse locos ni perder la chaveta. ¿Qué no hay tiempo? Si se elige el CNE prontamente sobra tiempo.
Saquen bien las cuentas: para un RR presidencial, en el peor de los casos, hay tiempo hasta agosto del año próximo.
Pero no hacen falta tantos meses.
En pocos meses se sale de todos los RR que se le ocurra inventar a Chávez, si es que pueden recoger las firmas. Ya veríamos, pues, a los tupamaros y carapaicas llamando a votar contra Peña, pero ¿cómo harían para impedir que la gente vaya a votar también contra Chávez?
Ahora, en sana lógica, los gobernadores y alcaldes estarían, para la fecha probable de los RR, a menos de un año del fin de sus mandatos y un CNE tendría que estar totalmente fuera de sus cabales para convocar tamaña locura, cuando que en julio del 2004 tocan elecciones para gobernaciones y alcaldías. Sería hasta una comiquería y un despilfarro del otro mundo.
Aquí la única verdadera piedra que está atravesada en el camino es la elección del CNE. Si la oposición no asume esta elección con sentido práctico y pragmatismo y se sale de eso rápidamente, entonces si se puede comenzar a enredar el papagayo.