Los secuestrados, el escape y el desconcierto, por Julio Túpac Cabello
Como ya no es la primera vez que nos sucede, es necesario elaborar la inesperada e inconmesurable oscuridad que traen estos apagones a gran escala, autoría de la barbarie chavista, y las consecuencias de su desconcierto.
Que la primera reacción sea la ansiedad del abismo es comprensible: en un instante (que no es un instante, han sido 20 años consecutivos de destrucción, pero lo percibimos como un instante) podemos retroceder siglos: nos quedamos sin poder almacenar alimentos, sin informarnos ni comunicarnos, sin escuela, sin trabajo, sin rutina, sin normalidad, sin contacto con el exterior. Es un salto instantáneo a la edad media.
Y eso sin considerar la calamitosa situación de la salud y los enfermos, y la escasa y sádica reacción de los secuestradores del poder, que además de no responsabilizarse ni asumir la obligación de reparar el caos que han producido, nos expresan con descaro cómo gozan el sufrimiento de los venezolanos, con sus cuentos, sarcasmos y mentiras.
No puede no reconocerse que se trata de episodios frustrantes, enormes y muy riesgosos.
Ahora, es importante pensar en la sensación súbita del «todo está perdido» a la que naturalmente nos conduce esta oscuridad (literal y metafórica).
La barbarie chavista ha robado elecciones y se ha negado a ellas, se ha servido de los poderes maniatándolos, ejecuta extrajudicialmente y tortura a todo dar a quien mejor le parezca y ha robado se calcula un millón de millones de dólares, además de empeñar la soberanía del país a fuerzas extranjeras.
¿Qué ha logrado? Destruir el país, claro, pero a cambio, la sociedad venezolana se ha convertido en una fuerza indómita, que con sus ciudadanos adentro y afuera, movilizados y activos, han construido un liderazgo increíblemente activo e incansable, que tiene a la comunidad internacional con sus ojos en nosotros y un plan país y un gobierno de transición que calienta motores para la recuperación de la nación cuando se destrone a los usurpadores.
Y todo eso se ha logrado en medio de un desierto institucional, sin protección alguna, y con la única bandera legítima que hay y nos queda, la Asamblea Nacional.
Ese camino no desaparece por el apagón. El apagón produce un golpe inevitable en el ánimo de muy alto impacto porque las vicisitudes que acarrea son absolutas y aislantes
Pero la lucha creciente, encaminada y vigorosa de la venezolanidad no se detiene ni detendrá por los apagones.
Las consecuencias de ellos son tan o más exasperantes que las anteriores: falta de medicinas y alimentos, hiperinflación, deslegitimización y desinstitucionalización del poder. Pero las causas, los medios (la gente) y los fines de la lucha por la libertad siguen siendo los mismos.
¿Cómo y cuándo terminará esta lucha? Depende de muchos factores: de los grupúsculos en el chavismo, de Rusia, de Estados Unidos, del Grupo de la Lima, de la Comunidad Europea. Todos esos factores apoyan y rodean al único factor imprescindible, los venezolanos movilizados, adentro y afuera del país, denunciando, exigiendo el cese de la usurpación del poder, pidiendo la colaboración extranjera.
¿Cuándo se va a acabar? ¿Cuándo recuperemos la libertad? Los secuestrados que deciden escaparse enfrentan muchas y graves vicisitudes que no están en su poder, sino en manos del secuestrador.
Pero las ansias del secuestrado no cejan hasta conseguir la libertad, porque siempre es más fuerte el deseo de ser libre que el perverso y enfermo deseo de un criminal de tener poder a costa de la vida de otros.
No será un apagón lo que detenga la libertad de Venezuela.
Ps
Escribo esta nota a sabiendas de que algunos lectores la despreciarán por el hecho de que no radico en Venezuela. Lo hago precisamente porque la sigo hora a hora y gran parte de mi familia, amigos e identidad tiene su raíz en Venezuela. Y sé que a veces sólo quien anhela tanto como tú el porvenir, pero está en la acera del frente, puede decirte lo que se ve desde un lado que no es el tuyo, precisamente porque está en una posición distinta.
Los apagones, un resultado grotesco de la corrupción y la indolencia sin límites del chavismo, encima es usada hoy por sus líderes bárbaros como herramienta política