Los sicarios de Maduro
Autor: Xabier Coscojuela
Nuevamente el poder legislativo fue asaltado por el chavismo.
Desde su llegada al poder en 1999, el Congreso de la República, primero, y la Asamblea Nacional después, quienes han ejercido la representación de los sectores democráticos en su seno han sufrido diversas agresiones a lo largo de todo este tiempo.
A quienes gobiernan no les agrada el Parlamento. Ni siquiera cuando tuvieron mayoría se sentían cómodos en su seno. Eso de discutir, de mostrar las diferencias, de ser tolerantes ante ellas no está en el ADN del chavismo.
Lo suyo es el cuartel y el stalinismo. La voz única del jefe.
Desde diciembre de 2015 vienen demostrando que no van a aceptar un Parlamento con mayoría democrática.
El asalto de ayer 5 de julio fue anunciado un día antes en las redes sociales. No fue casualidad. Realmente fueron dos los asaltos, pues la irrupción temprana encabezada por Tareck El Aissami fue el primero de ellos. La segunda fue la encabezada por los sicarios de Nicolás Maduro que intentaron asesinar a los diputados.
No lo lograron por poco. La tragedia estuvo a punto de concretarse.
El asalto del miércoles 5 de julio se hizo en el mismo momento en que los medios audiovisuales no podían informar de lo que estaba sucediendo, al estar encadenados transmitiendo el desfile militar. ¿Casualidad? Nicolás Maduro, en medio de la cadena, dijo que algo raro estaba ocurriendo en la Asamblea Nacional, condenó la violencia, pero la agresión de sus copartidarios se mantuvo por varias horas más. Lo que demuestra el apoyo que tenían dentro del Gobierno.
El ministro de la Defensa escribió, en horas de la noche, unos tuits condenando la violencia contra la AN, pero después responsabilizó a la oposición de las agresiones en las manifestaciones, en definitiva justificó el ataque que contó con el apoyo, evidente, de la Fuerza Armada Nacional a través de la Guardia Nacional.
El defensor del Pueblo, Tarek William Saab, también se pronunció con el comedimiento con que lo hace cuando se trata de cuestionar alguna práctica de sus compañeros de partido. El ministro de Información, a través de los medios públicos, justificó el ataque. El mundo vio, una vez más, la esencia del gobierno de Maduro.
Desde el sector oficial la única condena contundente que conocemos es la del exdiputado y exministro Rodrigo Cabezas. El resto mantiene un silencio que los hace cómplices de lo ocurrido. Es hora de que todos los demócratas de este país conformen un frente para derrotar a los golpistas de todos los pelajes. Una alianza en la que estén todos los que rechazan el modo madurista de gobernar.
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