Los signos de los cielos por Fernando Rodríguez
Américo Martín abordó el asunto con mucho tino y estilo ayer en este diario. Pero queremos abundar en el asunto porque da para mucho. Para nosotros el encuentro SantosCapriles en Bogotá significa más para los pronósticos electorales que tanta encuesta chueca que rueda por ahí. Evento paradójicamente reforzado por la discreción de ambas partes; nada de hermanazo, ni abrazos desmedidos, ni vulgaridad chavistosa. Pura diplomacia, con todo y corbatas, sin ruedas de prensa incontrolables, ni propaganda camuflada.
Que un político tan avezado y exitoso como Santos, que ha devenido una de las voces fundamentales de esta confusa y varipopinta América Latina; que ha doblegado a su padre político, ahora cascarrabias incontinente y descentrado, a pesar de sus innegables méritos históricos; y que esta vez parece que sí, va a convertir a los narcoguerrilleros en apacibles demócratas; que tal estratega, decimos, haya tenido la audacia de convidar al odiado y temido rival de su colega al Palacio de Nariño, a pocos días de unas elecciones realmente históricas, es un signo que hay que ser ciego para no verlo brillar en el cielo.
Tanto más dadas las relaciones aparentemente cordiales con nuestro arrebatado Caudillo, en el fondo insólito búmeran producto de los disparates y atropellos de éste contra la democracia colombiana, y que además funge de silencioso y recatado mediador en las negociaciones con las FARC, otrora tan entrañables para los revolucionarios locales. Asombroso, pues.
Dicen, además, los que suelen escudriñar en las trastiendas últimas de la política, que mucho colindan con las leyendas urbanas, que puede haber otros encuentros cercanos con figuras tanto o más significativas de la región. E incluso amigos internacionalistas defenestrados aseguran que han recibido explícitas e inhabituales invitaciones de delegaciones diplomáticas de varios continentes, hasta ahora escasas y muy veladas.
Todo parece indicar que desde fuera se ven cosas que se le escapan a Hinterlaces y a otros torcidos cuantificadores de la opinión nacional. En cualquier caso una comunidad internacional alerta y bien informada es muy importante para evitar tropelías electorales que deben estar rondando más de una cabeza bolivariana.
La respuesta del gobierno a la cita bogotana, tan celoso él de su soberanía que hasta de la CIDH quiere escaparse y no gusta ni siquiera de observadores electorales foráneos, siempre tan procaz y guapetón con quien lo mira de reojo, ha sido esta vez de una delicadeza conmovedora. Por ahí Jaua dijo que no tenía ninguna importancia y Jorge Valero que era un derecho inalienable de Capriles el visitar a quien bien tuviese.
Y el propio Chacu no ha dicho esta boca es mía, seguramente porque en este caso no es tan suya Tal parece, pues, que los cielos han tomado partido en estas elecciones y hasta les ha dado por causar calamidades poco propicias a la eternización de la revolución y su Caudillo. Como parece evidenciar ese rayo sobre El Palito, dígame usted. Que se suma con saña a Cúpira, Amuay, los pranes enguerrillados, los achaques del Líder, los choques de Maldonado, las armas terribles de la guerra sucia convertidas en triquitraquis y el paquete oculto hecho materia para los mamadores de gallo. Si no lo cree consulte a su astrólogo de confianza.
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