Los sueños no se borran, por Valentina Rodríguez

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Esta semana aproveché la prórroga de la clausura de la exposición Paul Amundarain. In progress. Los sueños no se borran y fui a ver la individual de este artista caraqueño, con el que estaba en deuda desde 2017, cuando presentó Símbolos rotos –y valió mucho la pena. Hasta este domingo 17 de agosto se puede visitar la exhibición en la sala del Centro Cultural de Arte Moderno de Caracas, CCAM (antiguo Consolidado, luego Corp Grup, después BOD-CorpBanca y hasta 2023 BOD –la historia de este espacio también suma a la propuesta).
La muestra, una coproducción del CCAM y la Galería Cerquone, bajo la curaduría de Félix Suazo (La Habana, Cuba, 1966), reúne más de dos décadas de investigación y producción de Amundaraín, y está dividida en tres cuerpos de trabajo: Anarquía, Sueños de modernidad y Multiple Realities, en este orden es el recorrido por la exposición, un viaje que va del presente al pasado y viceversa.
Paul Amundarain (Caracas, 1985) estudió Arquitectura en la capital venezolana, donde vivió y trabajó hasta 2013. En su obra –detalla la Galería Cerquone–, explora las dimensiones económicas, sociales, culturales y políticas que han tenido consecuencias en su país natal, condicionando el presente y sus paisajes urbanos y sociológicos.
Pinturas, esculturas, instalaciones y collages conforman la exposición. Más de una decena de piezas de pequeño, mediano y gran formato; imágenes, formas, volúmenes y texturas que son parte del imaginario de cualquier venezolano de entre 70 y 20 años de edad, en especial de los caraqueños.
Una moto Empire da la bienvenida a Anarquía, espacio que presenta en su mayoría pinturas, retículas cenitales de la ciudad «como un ecosistema fragmentario y caótico», indica el texto de sala, piezas que datan del 2012. Cierra el recorrido Humanidad, lienzo de la serie Abismo, en el que sobre un fondo negro, de textura irregular, está en blanco la palabra «humanidad».
Un retrato intervenido del arquitecto Carlos Raúl Villanueva abre la sala donde se ubican las propuestas en Sueños de modernidad, obras que datan del 2017-2020, y que invitan al debate entre memoria histórica y la modernidad venezolana de cara al presente; en las que el artista «recrea la tensa convivencia de los hechos y las ilusiones». Imágenes de Misses, edificaciones de mediados del siglo XX y publicaciones que promocionaban la Venezuela petrolera, así como formas del arte cinético local son empleados por el artista para los discursos de las piezas de este segmento de la exposición.
Multiple Realities presenta obras de reciente factura (2021-2025), de «un grupo heterogéneo de trabajos», en las que el artista parte de un patrón compuesto de 12 formas planas –que recuerdan los móviles de Calder, los murales y esculturas de la Plaza Cubierta de la UCV o las nenias de Leufert– que se combinan aleatoriamente.
La exhibición también ofrece una entrevista con Amundaraín, en la que explica el origen del título de la muestra y sus tres apartados. En esta, afirma que «esa memoria de país no se ha borrado» y que la exhibición no habla de «la melancolía» ni «de sueños frustrados», sino que «habla del futuro». Sin embargo, en la Venezuela actual es difícil no conectar con la melancolía y la frustración.
Los sueños no se borran es una propuesta tan abrumadora como interesante, que vale la pena visitar. Aproveche este último día de la prórroga y vaya a recorrerla.
*Lea también: Las pinturas en “Más allá de los sueños”, por Valentina Rodríguez
Valentina Rodríguez es licenciada en comunicación social y magíster en arte contemporáneo.
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