Los técnicos de confianza en las zonas populares son los mismos vecinos
Los trabajos realizados en casa y carros de vecinos son carta de presentación de muchos técnicos y «repara todo» que viven en diversos sectores populares de la capital. La calidad de lo que hacen junto a la responsabilidad y el compromiso son la clave para la recomendación que va de casa en casa por el barrio, captando clientes y trascienda a otras zonas de la ciudad, gracias a la confianza que sus clientes depositan en ellos
Un proverbio dice que «Mejor es vecino cerca que hermano lejos», y quienes hacen vida en diversos sectores populares de Caracas saben lo cierto que es, pues es común y de gran utilidad tener a técnicos especializados y de oficios (electricistas, plomeros, albañiles, mecánicos) viviendo cerca, en la misma cuadra, escaleras o veredas, listos para solucionar con prontitud las averías domésticas y desperfectos mecánicos de quienes más que clientes, han sido amigos y conocidos de una vida.
Por la calidad de sus trabajos, la buena fama los precede y sus nombres van de boca en boca como sinónimos de confianza, responsabilidad y transparencia que les ha permitido expandir su cartera de clientes con vecinos que buscan soluciones rápidas y efectivas al alcance de la mano y del bolsillo, sin tener que salir del barrio.
Para Omar Almanza, un albañil con más de 20 años de experiencia que vive en el barrio La Cruz de Chacao, «la fama en el oficio se la construye uno mismo siendo responsable . Nada haces con trabajar dos días a la semana, hay que ser constantes, hacerlo bien y rápido para ganar la confianza de la gente y que te recomienden», destaca.
En 2017 se fue a vivir a Colombia, luego de salir del país con la diáspora que huyó de la crisis en ese año, pero no le fue bien. «Casi nadie me conocía y tampoco mi trabajo», comenta. La confianza en los conocimientos de los maestros de obras es fundamental, al remodelar y construir tienen en sus manos la funcionalidad de los inmuebles y la seguridad de quienes los ocupan.
Tras la pandemia, Omar regresó al país y desde entonces no ha parado de trabajar, lo mejor de todo es que lo hace dentro de su propio barrio, donde todos lo conocen y esperan pacientes a ser atendidos por él, sin más recomendación que las remodelaciones que ellos mismo ven en casa de vecinos.
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Mecánicos con cuentas claras
Al oeste de la ciudad, cerca de la vuelta El Fraile y debajo del Distribuidor de Antímano, está el taller de los hermanos Rojas. Javier y David llevan la mecánica en las venas. Ambos aprendieron a «echar llave» desde niños, en el taller de un primo en Mamera y se pulieron con cursos del Ince, desarmando y armando los carros de la familia.
Aunque por un tiempo se dedicaron a otros oficios, en 2014 con crisis y escasez, Javier retomó su pasión y se instaló en un estacionamiento en el sector Paratebueno, cerca del lugar donde crecieron. Poco después David se le sumó y desde entonces son los mecánicos del barrio. La mayoría de sus clientes son vecinos de toda la vida, pero el reconocimiento por su trabajo ha sido tal, que las recomendaciones trascendieron hacia otras zonas de la ciudad y tienen clientes hasta en El Cafetal.
«La confianza y la buena reputación se logra trabajando con transparencia, responsabilidad y conocimientos», destaca Javier. Detalla que tiene clientes cuyos vehículos busca en sus casas, repara y los regresa, sin que el dueño tenga que ir al taller.
«Nosotros grabamos todo lo que vamos desarmando y fotografiamos todo los repuestos que sacamos, los que cambiamos, todo. El cliente no siempre está presente, pero está al tanto de la situación. Esa información va a un archivo y así tenemos siempre las cuentas claras», concluyen los mecánicos.
La vocación eléctrica de William
Antes que de William González se graduara de técnico e ingeniero en electricidad, ya hacía pequeñas instalaciones en la finca de sus abuelos, en Guárico. Desde niño sabía su vocación, por eso no dudó en estudiar y obtener un título de técnico y otro de ingeniero en electricidad.
Residenciado desde hace tiempo en el sector Los Mecedores del municipio Libertador, William es el electricista oficial de los dos bloques que integran la urbanización Diego de Lozada, donde se dio a conocer gracias a trabajos de alumbrado, alimentación principal de líneas (sensores, bombas de agua) que hace en los edificios. «A partir de ahí empezaron a buscarme. Arreglaba problemas de alimentación de líneas eléctricas, avería en conductores de energía, cortocircuitos, sobrecargas, sobretensión y otros derivados de la inestabilidad de la energía eléctrica que existe en el país y que afecta más a neveras y televisores», comenta William. Destaca que cuenta con la confianza de muchos de sus vecinos, que lo dejan solo en sus casas mientras trabaja.
«Esa confianza me la gané poco a poco, con honestidad, respeto, cumpliendo las normas del código eléctrico y, por supuesto, por la calidad de mi trabajo y la garantía que les doy, eso es fundamental para que me recomienden. Gracias a la calidad de mis trabajos me ha llamado gente de otros lugares y esa es una de las mayores pruebas de confianza, que te recomienden».
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