Los únicos venezolanos que están en el paraíso, por Beltrán Vallejo

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“Ojos que no ven, corazón que no siente”: esta es la esencia de lo que se denomina “paraíso fiscal”. Sobre ese escenario, el mundo se vio sacudido por la divulgación que realizó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación(ICIJ) en relación a un gigantesco entramado de personalidades y organizaciones alrededor del globo terráqueo que utilizaron esos lugares para abrir empresas de tapadera y cuentas bancarias para ocultar millones y millones de dólares que venían fugados de un número importante de naciones, evadiendo así impuestos y el control fiscal de esos territorios.
Ese escándalo, que le está dando la vuelta a un mundo sacudido por los estragos del coronavirus, en verdad duele, hiere al planeta, sobre todo cuando se sabe de la escasez de recursos en muchos gobiernos que no tienen para comprar más vacunas, para dotar los hospitales, para mejorar el servicio de agua y de electricidad, para mejorar la infraestructura de las escuelas, mientras que en ellos hay una élite que hace pingues negocios y ocultan sus ganancias para no aportarle ni un céntimo a la recuperación de esos países.
Ese escándalo es el llamado “Pandora Papers”, y por supuesto, cuando se trata de picardía y malas artes financieras, no pudieron faltar algunos nombres de venezolanos que hicieron y siguen haciendo su agosto en esta Venezuela saqueada, achicharrada, mutilada y enfermada por el vicio oprobioso de la corrupción, el verdadero legado de una mentalidad ansiosa de deshonestidad, ansiosa de opulencia y ansiosa en hambrear a millones de venezolanos, de aplastarlos en la penuria, mientras engordan sus cuentas bancarias y sacan su dinero para esconderlo, ya sea en Panamá, en las Islas Caimán, en Irlanda, en Andorra, en Luxemburgo, en donde sea que se permita la oscuridad para abrir las cuentas bancarias del hambre.
Es que Venezuela no podía faltar en ese escándalo, y ahí están involucrados 1.212 venezolanos que son propietarios de compañías en esos paraísos fiscales, además de 863 empresas con beneficiarios venezolanos.
¡Qué buena cifra de pícaros para un país que sufre las calamidades de una crisis humanitaria y con una población tocando el 94,5% de pobreza, según el estudio de la Encuesta Nacional de Condiciones de vida (Encovi), presentada por la UCAB!
Estos “Pandora Papers tienen un peso de más de 2,8 terabytes que contienen unos 11.8 millones de documentos, entre videos, audios, hojas de cálculo e imágenes; y en verdad no he querido quemarme la vista, que yo sé que se pondrá ansiosa en verificar a esos compatriotas viles y zagaletones de este socialismo de letrina y de infamia que logró convertir a Venezuela en una nueva Haití; y ser “rico es malo” dijo el pícaro aquel que se murió, el que está enterrado en el Cuartel de la Montaña.
De anteojito he leído que aparece el inefable Rafael Ramírez y sus socios, y todo esos involucrados en la conexión andorrana, entre ellos Nervis Villalobos, Javier Alvarado, Diego Salazar, Luis Mariano Rodríguez, Eudomario Carruyo y Omar Farías. He irán apareciendo más nombres de la corrupción chavomadurista y no tengo dudas que aparecerán del otro espectro político porque parece que la corrupción nos une; aquí en Venezuela la corrupción une a “Tirios y Troyanos”. Los restaurantes de las Mercedes pueden dar una exposición de lo que se llamaría la nueva aristocracia.
Termino dejando esta interrogante: ¿no será que Maduro, con una Ley antibloqueo fundamentada en el secretismo, y donde se “legaliza” el ocultar información de empresas que aspiren invertir en Venezuela, no estará diseñando legalistamente su propio paraíso fiscal?
Lo dejo hasta ahí.
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