Luis José Uzcátegui: La miseria en este país es única
El académico y médico psiquiatra Luis Jóse Uzcátegui asegura que cuando empiezan a generarse, en un país, estados tan desgraciados como los que está viendo Venezuela, indiscutiblemente los individuos tienen la posibilidad de tener que caer en la circunstancia de comer restos de basura para sobrevivir
Autor: Esperanza Márquez
–¿Cómo definiría usted a la sociedad venezolana en estos momentos?
–Estamos viviendo en una sociedad que podría dársele muchas calificaciones, pero yo diría que últimamente nos encontramos con la revolución de la miseria. Se ha generado todo un proceso para producir miseria que es en este momento el hecho más contundente de la Venezuela y cuando ya nos ubicamos en la dimensión de la miseria es una situación muy delicada para la mente.
–¿Comer de la basura es un estado de locura producida por el hambre?
–Una de las cosas que científicamente están muy claras hoy en día es que la mente tiene un comportamiento situacional que dependiendo del contexto los humanos nos comportamos. Cuando nosotros estamos en un ambiente, por ejemplo, laboral nos comportamos de acuerdo a las circunstancias de ese ambiente, respetamos normas, llegamos a hora, la actividad es acorde a lo que se maneja en ese ambiente, pero cuando salimos de allí y entramos, por ejemplo, a la vorágine del tráfico cambiamos inmediatamente y eso es normal, eso es una propiedad que tiene la mente del humano para poder subsistir, para poder resolver su existencia.
–Entonces, ¿Comer de la basura no es un estado de locura producida por el hambre sino una adaptación a la circunstancia?
–Cuando empiezan a generarse en un país estados tan desgraciados como los que estamos viendo en nuestra Venezuela, indiscutiblemente los individuos tienen la posibilidad de tener que caer en esa circunstancia para sobrevivir. Tener que buscar desechos en la basura, y es algo que dentro del equilibrio que puede crear la mente de esa persona y las circunstancias ambientales, es la única salida que encuentra porque la otra sería robar, matar, asaltar y posiblemente a esa persona no le sea fácil, aunque muchos lo hacen porque se encuentra con más inmediatez el pote de la basura.
Esa realidad humana la estamos viviendo en Venezuela y la miseria en este país es única y hay criterios que pueden aclararnos por qué tenemos un comportamiento que cuantitativamente ha crecido. Porque es que Venezuela en los últimos años, debido al modelo político que tiene, se ha convertido en centros de producción de discapacitados.
–¿De discapacitados?
–Un discapacitado es un ser que tiene un déficit en algo, en problemas motores, en problemas cerebrales con cierta discapacidad bien sea para oír, de atención, para hablar. Pero hay una discapacidad que es la social que sin yo tener una limitación el contexto me da esa discapacidad. Cuando el individuo no se puede bañar porque no hay agua es porque el contexto no le permite tener el agua; cuando el individuo no puede salir a la calle no es porque no tenga competencia cerebral para orientarse, no, es el terror, el miedo de morir; cuando un individuo no se puede alimentar no es porque ha sufrido una lesión cerebral ni porque nació con problemas de funcionamiento neuronal, no, es porque no tiene con qué comer. Entonces es una discapacidad social y eso es lo que estamos viviendo en esta sociedad: como el individuo cada vez está más limitado, tiene menos recursos para existir como un ser humano.
–Los venezolanos nos hemos convertido en una sociedad irritable, agresiva.
–Para entender lo que nos está pasando es que este modelo de miseria, este socialismo de miseria ha fomentado la disfuncionalidad de la mente, es decir, cuando estamos en un estado de disfuncionalidad somos seres que nos cuesta mucho socializar, nos cuesta mucho entrar en los ambientes normales de cohabitación comunicacional, es decir, tener una respuesta adecuada, pertinente, prudente para resolver situaciones de la vida diaria y por eso vemos estos niveles de agresión, de irritabilidad, de torpeza. Luego, el mundo de interacción más cerrado que es el de la familia, la pareja, por ejemplo, al haber una ambiente disfuncional ahí lo que se ventila son reclamos, gritos, culpas y esa es la realidad venezolana en este momento en donde el modelo político, sin duda, ciento por ciento político, con todos los colaterales económicos, sociales, ha ido generando poco a poco condiciones para que el humano se comporte en estas dos dimensiones de discapacidad social y de disfuncionalidad social.
–¿Se pueden considerar como patologías mentales lo que usted describe como discapacidad y disfuncionalidad a las que estamos sometidos los venezolanos en estos momentos?
–Lo que he estado describiéndote no es patología, son comportamientos que tiene todo humano y a los cuales puede llegar cualquiera si se dan las circunstancias y si se dan las condiciones. Pero en el campo de la patología sí nos encontramos también con que el infierno venezolano favorece que emerja cualquier tipo de problema cerebral porque muchos factores que estabilizan los estados cerebrales están alterados. Sin duda el ambiente social está alterado, pero también está la dificultad para tener acceso a medicamentos y hay una cantidad de problemas donde es necesario el uso de medicamentos para la hipertensión, para la diabetes, para ciertos problemas degenerativos, para estabilizar ese cerebro que es el criterio más moderno que hay de salud. Los problemas biológicos se estabilizan. Cuando un sistema no está estabilizado aparecen en el campo de la psiquiatría problemas tan fundamentales y tan graves como son la exacerbación de las patologías y una de ellas es la depresión que es una enfermedad muy peligrosa donde la mayor complicación, lamentablemente, es el suicidio. El humano con depresión va perdiendo todos los recursos biológicos y psicológicos para desenvolverse en una sociedad, pequeña o grande, familia, pareja, trabajo.
–¿En su consulta como psiquiatra se le están presentando muchos casos graves de estados depresivos con tendencia al suicidio?
–Sí los hay, pero el suicidio, por ejemplo, tiene una característica y es que siempre está empañado por el subregistro porque o se esconde un poco o da vergüenza plantearse que fue suicidio o muchas veces no se tiene muy bien definido o muy claro que fue una conducta suicida porque hay un manto que cubre esa conducta de qué pasó, qué sucedió ¿Cuántas personas mayores sin que tengan una lesión cerebral como para estar tan desconectados, están tan angustiados, tan deprimidos que se van a caminar y se pierden. En parte es un juego suicida, desaparecer, no querer saber más. La depresión tiene muchos componentes y uno de ellos es la culpa, sentirse culpables de que están siendo una carga para la familia, para sus seres queridos, la desesperación de no conseguir medicamentos, eso es tan letal como no encontrar alimentos.
Esta es la realidad que estamos viviendo y que se está convirtiendo en un tsunami social y ojalá ayude a mover todo esto que ha sido tragedia durante muchos años en función de cambio.
–Estamos viendo también el abandono de niños, de bebés. El abandono de mascotas.
–La salud mental es una condición que no es solamente la ausencia de patologías mentales. La salud mental es una condición en la cual el cerebro tiene que funcionar en armonía, ahora cuando los factores externos son tan traumáticos el cerebro cae en un estado de disfuncionalidad, como te mencionaba, y una de las manifestaciones de disfuncionalidad es que se pierden los vínculos básicos. Así como ser funcional es ser respetuoso, no agredir, no ser irritable, no insultar; ser funcional es respetar al niño, quererlo, protegerlo, pero cuando el cerebro empieza a alterarse esos vínculos se pierden, se atrofian esos vínculos tan fundamentales como es la relación afectiva con un niño, con un animalito y por eso la salud mental en el venezolano está muy lesionada.
–¿En qué ha convertido este gobierno a la sociedad venezolana?
–Esto ha sido la revolución de la miseria. Una revolución es un proceso de cambio, de novedad, conseguir lo mejor que se puede encontrar en el humano, los aportes más humanitarios; pero en esa deformación de revolución utilizada por los socialistas y los comunistas llegan y evidencian que todo esas connotaciones de humanismo, de dignidad, de moral todo es una forma de disfrazar el interés y la intención fundamental que podría ser en el caso concreto de Venezuela, crear miseria y es lo que ha hecho esta revolución empobreciendo al pueblo, se atropellan los medios de producción, se destrozan las posibilidades de justicia, de equidad, se crea toda una artimaña para producir esta desgracia que ha sido terrible como pocas porque el destrozo venezolano es en todo y que ojalá sirva de lección para los países cercanos y para el mundo.
–¿Venezuela podrá salir de esta tragedia?
–Venezuela tiene la mayor oportunidad que quizá ha tenido en los últimos años, porque una de las cosas más interesantes que hay ahorita en los estudios del cerebro es que en nichos de desgracias las oportunidades, si hay dirigentes, si hay realmente individuos que entienden esto y toman el control del poder con modernidad, son maravillosas. Es muy fácil comparar episodios de otros países donde se han aplicado modelos adecuados pertinentes a cada país y mira donde han llegado , porque eran países que tenían nichos de desgracia como Singapur, por ejemplo, Corea del Sur con la mayor degradación, corrupción y mira donde están ahora.
La única forma de aprovechar estas circunstancias es que lleguen mentalidades nuevas. Que entiendan cómo se replantea y se reformula la conducta humana, pero habría que empezar aplicándoselo ellos mismos para que den el ejemplo, porque si no es imposible.