Madurismo vs guaidosismo, por Juan Diego Villa Romero
Twitter e Instagram: @jdiegovillave
Más de cinco millones de conciudadanos han huido de la precariedad política, social, cultural y económica que atraviesa nuestra Venezuela. La misma Organización de Naciones Unidas (ONU) y su secretario general, António Guterres, califican como alarmante el éxodo que tenemos, dado que es el mayor movimiento migratorio en la historia de Latinoamérica y el Caribe. Mientras, el pueblo sufre la peor hecatombe jamás vista en nuestra historia republicana, y mis hermanos jóvenes cruzan fronteras en busca de las oportunidades que no ofrece nuestra tierra.
Madurismo vs guaidosismo juegan a socavar la institucionalidad, al mantenerse en un conflicto de intereses permanente y sostenido. Ambas élites antipolíticas viven como gato cazando ratón, saquean el erario público nacional y están desconectadas de la realidad, por ende, se les dificulta ofrecer soluciones y contribuir a un entorno de gobernabilidad, progreso y paz social.
Mientras tanto, las sociedades del exterior discriminan y maltratan a nuestros hermanos venezolanos, pese a los grandes esfuerzos que se han agotado desde muchos gobiernos y organismos multilaterales del mundo para recibirlos. Los países de Latinoamérica y el Caribe han recibido más de 4.000.000 de compatriotas. Colombia, que cuenta con una extensa frontera con Venezuela, es el país que más migrantes ha recibido, con una suma superior a 1.500.000; seguido por Perú, con alrededor de 1.000.000; Chile y Ecuador con 500.000 cada uno; Argentina con 400.000, Brasil con 300.000, México con 100.000 y Panamá, uno de los países predilectos para migrar a comienzos de la crisis y el primero en imponer visado para limitar el ingreso de nuestra migración, ha acogido a 150.000. Mientras que a norteamérica, Europa y otras latitudes han ingresado alrededor de 700.000.
Hace tres años que la corriente migratoria fue creciendo progresivamente, sin embargo, desde finales del primer trimestre del 2020 y debido al covid-19, este movimiento se contrajo en 90%.
La crisis económica, el desabastecimiento o la merma de rubros y servicios esenciales para habitar en óptimas condiciones (llámese agua, electricidad, gas doméstico, transporte, gasolina, alimentos, medicinas, entre otros); sumado a los sueldos de hambre que paga el Ejecutivo a los empleados del sector público, y un mal gobierno que persigue, amedrenta y trata de manipular a todo aquel que no se alinea a sus fracasados ideales, son el caldo de cultivo para que más de cinco millones de hermanos hayan decidido dejar todo atrás, para migrar y comenzar de nuevo.
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La verdad es que a mí, como venezolano y dirigente juvenil, me conmueve la dura situación que han atravesado quienes cruzan nuestras fronteras caminando con hambre y sed; o aquellos amigos que tomaron un autobús en plena pandemia desde Caracas a San Antonio del Táchira para de allí partir a otros países. Días y noches, hermanos caminando o en carretera, familias divididas comunicándose por Zoom o WhatsApp por el hecho de que el «Socialismo del Siglo XXI» y el «interinato» contaminaron nuestra tierra. Una cúpula por degradar hasta arruinar nuestro aparato productivo y otra por empeorar desde 2019 la precariedad existente. Es inaceptable, injusto y bochornoso toda esta violación a los derechos humanos de la cual somos víctimas; tanta fragmentación es triste y deplorable.
Por último y en mi condición de secretario juvenil de Unidad Visión Venezuela, exijo y demando a la comunidad internacional un plan de respuesta eficiente para atender los casos de xenofobia hacia nuestros connacionales.
Que se aplique todo el peso legal que corresponda a quienes violenten la integridad psicológica y física de nuestros hermanos venezolanos.
Juan Diego Villa Romero es secretario juvenil-Caracas de Unidad Visión Venezuela
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