Maduro anuncia más inversión en la FAN, pero no disminuye la opacidad en compra de armas
El Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri), registró que entre 1999 y 2016, Venezuela gastó 5.657 millones de dólares en armamento y equipos militares. Sin embargo, hubo un descenso de 71%, en los últimos 5 años, que la organización atribuye a la crisis del país
Desde 2013, el gobernante Nicolás Maduro reedita la política del fallecido Hugo Chávez de no informar el monto exacto de las adquisiciones de equipos y armamento para el estamento castrense. Las dudas sobre estas operaciones se revivieron con los anuncios, de mayo 2019, sobre la adquisición de insumos para uniformes militares y la fabricación de la subametralladora Caribe calibre 9.19 mm, para las que se destinaron 50 millones y 6,8 millones de euros , respectivamente.
«En el tema militar siempre ha habido opacidad amparándose en que son asuntos de seguridad de Estado. Y las memorias y cuentas no lo han reflejado y tienen 2 años sin publicarse. Siempre se sabe más por los informes de las empresas a las cuales se le compra el armamento, el Sipri o por la información que otros estados hacen pública. Pero la opacidad y la denegación de acceso a esta información es una política de Estado hoy», aseveró Lexys Rendón, coordinadora de Laboratorio de Paz.
Desde 1999 hasta 2016, según el registro del Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri), Venezuela gastó 5.657 millones de dólares en armamento y equipos militares para la Fuerza Armada. Sin embargo, de acuerdo con el informe difundido por del instituto el 29 de abril de 2019, en los últimos cinco años el gasto militar de Venezuela cayó 71%.
El Sipri atribuye la razón de este descenso a la crisis económica del país y destaca que el dato contrasta con el año 2013, cuando el país ocupó el segundo lugar de las naciones que más compraron armamentos. Asimismo aclaró que las recientes mediciones se hicieron sin acceso a las cifras oficiales del Producto Interno Bruto (PIB), pero se estimaron sobre el presupuesto anual de 2018.
La coordinadora de Laboratorio de Paz coincide en que la recesión económica es la razón de la disminución de la inversión en equipos para la FAN y porque haya una política de reducción del gasto militar.
«Hay una disminución por las razones propias de la crisis, no porque ellos lo deseen. Venezuela salió del top de países que más compraba armas a medida que la crisis y la falta de dinero los obligó a ello», señaló Lexys Rondón.
Sobre la falta de transparencia de las inversiones, Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y Fuerza Armada Nacional, advirtió en un informe de 2017, que «el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha disminuido ostensiblemente la compra de equipos y sistemas de armas para la Fuerza Armada Nacional, producto de la crisis económica que ha generado la baja por ingreso petrolero desde su ascenso al poder. El país redujo sus adquisiciones militares en un 90% durante los años 2015-2016 respecto al período 2013- 2014. Sin embargo en 2016, aumentó sus adquisiciones en un 5% respecto de 2015».
La referida Organización No Gubernamental (ONG) registró un incremento del hermetismo sobre el cumplimiento de los contratos militares en Venezuela. Las alertas sobre la ausencia de controles también las ha encendido Transparencia Internacional que, en 2014, ubicó al país entre los países con “una alta vulnerabilidad para casos de corrupción” en el ámbito militar. Esta apreciación tiene su origen en el Índice Anticorrupción del Sector Defensa en Gobiernos, en el que se destacó la falta de controles previos y posteriores a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el secretismo alrededor de la amplia lista de compra de armamento iniciada por Chávez y seguida por Maduro.
El peso social
Los anuncios del gobernante sobre nuevas compras militares fueron hechos el 23 de mayo en medio de la emergencia humanitaria que vive el país y el mismo día que falleció uno de cuatro niños de un grupo de 30 que esperan por trasplante de médula en el hospital J.M. de los Ríos.
«Es una gran tristeza que el mismo día que Maduro hizo el anuncio haya muerto un niño esperando un trasplante cuya vida y la de los que esperan podría salvarse con esa inversión en armas. Una locura ese anuncio y al día siguiente tener un representante en la comisión que trata el desarme presidiendo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU)», sostuvo Lexys Rendón
La activista cree que una locura que, «en medio de una crisis humanitaria compleja», se invierta en armamento y no en derechos para los ciudadanos.
«La sobrevivencia que esta planteada en los actuales momentos en Venezuela tiene dos aristas irreconciliables: la que internaliza el grueso de la población abrumada por la crisis y la que asume la cúpula político-militar. A esta ultima no le importan las perdidas humanas imbuidas por la escasez de alimentos y medicinas, así se vean afectados sus propios cuadros militantes. Lo prioritario para esa cúpula, es asegurar el control sobre la red de negocios de todo tipo que les ha permitido amasar su poderío político y económico. Y los anuncios de nuevas inversiones van enmarcadas en esa perversa dirección de sobrevivir políticamente», acota el investigador y analista castrense José Alberto Olivar.
Olivar asevera que, después del madrugonazo militar del 30 de abril, Maduro retomó el viejo expediente de congraciarse con la cúpula militar mediante de la satisfacción de algunas expectativas en materia de equipamiento y gestión operacional. Puntualiza el analista que este representa un aspecto clave dentro de la agenda de hegemonizacion política trazada desde el Alto Mando.
«Maduro esta al tanto de la volátil situación reinante en la FAN producto de la agudización de la crisis, cuestión que coloca en el tapete cualquier acción que pudiera sacarlo del juego», apuntó.
Amedrentar es el objetivo
Maduro, que se ha ufanado de su meta para lograr 2 millones 900 mil milicianos para diciembre de 2019, aseveró el 23 de mayo que la subametralladora Caribe calibre 9.19 mm que producirá la Compañía Anónima de Industrias Militares (Cavim) tendrá un destino ya definido: “yo veo la subametralladora Caribe en manos de la milicia en el barrio”.
#DIRECTO ? | Presidente @NicolasMaduro aprueba recursos para la activación del proyecto de creación de la línea de producción de la ametralladora Caribe calibre 9.19mm#VenezuelaTrabajoYProduccion pic.twitter.com/SvFt2aViGw
— VTV CANAL 8 (@VTVcanal8) May 23, 2019
La coordinadora de Laboratorio de Paz, Lexys Rondón, sostuvo que la fabricación de la ametralladora implica que Maduro continuará con su patrón represivo.
«Este armamento se emplea en situaciones de confrontaciones o en operativos puntuales frente a criminales en un orden más elevado. No es para la milicia o la policía, es para grupos adiestrados y formados para operaciones tácticas y el uso de ese armamento. Por tanto, es una forma de decir vamos a reprimir. Sobre todo sabiendo Maduro lo débil que está en materia de respaldo de la gente y las graves dificultades económicas que enfrenta», subrayó la activista.
Agregó que el objetivo del anuncio sobre la subametralladora es amedrentar, en momentos en que algunos sectores apuestan por una invasión militar.
«En los análisis sobre una posible intervención lo que más genera duda es, justamente, la cantidad de personas en la Milicia que no son solamente las personas de la tercera edad. De allí los mensajes de Maduro. La suma de 6 millones de euros para fabricar subametralladoras no es un monto para una producción masiva, con lo cual podría ser un dinero a la compra de algunas armas y cuya promoción tiene mucho mas que ver con el mensaje y el clima que quiere generar con un anuncio como ese», dijo Lexys Rendón.