Maduro el milagrero, por Beltrán Vallejo
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El Carvativir: un alarde lenguaraz.
Como que Nicolás Maduro no comprende que el coronavirus es un tema estrictamente científico, no politiquero. Y tan afanado que es él cuando ve la realidad de otros países y no la de su nación, pero aquí no se acuerda de Trump y de sus irresponsabilidades con la cloroquina y el remdesivir. Por cierto que no le sirvió para nada esa politiquería y ahí están los resultados electorales en aquel “imperio”.
Con estas palabras me refiero a los recientes anuncios que hizo Maduro en relación al Carvativir. Ese señor lo que ha generado es la polémica y en algunos casos hasta la risa (y yo no me río al respecto) con su agitada propaganda sobre este medicamento que cataloga de “milagroso” y lo asocia con José Gregorio Hernández.
Monta un ditirambo de “100% efectivo” contra el coronavirus y todavía la OMS está esperando que envíe lo que él tiene que enviar para que dicho organismo dé el visto bueno, o algo que se le parezca, sobre ese gotero; aunque en su más reciente alocución sobre el tema, Maduro le bajó la calificación al medicamento denominándolo “complementario”.
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Yo no soy muy científico, pero por supuesto sé respetar a la ciencia y por eso tengo entendido que la OMS posee una guía de divulgación para los tratamientos farmacológicos del covid 19 y existe un denominado Grupo de Desarrollo de Guías (GDG) que tiene prestigio internacional y está conformado por expertos en contenido y especialistas en metodologías que elaboran las recomendaciones. Entonces me pregunto si el “milagroso” medicamento de Nicolás andará por ese sendero, pero hasta ahorita que escribo no hay información al respecto.
Yo quisiera que la ciencia venezolana en verdad desarrollara investigaciones que ayuden a la humanidad a encontrar medicamentos contra el covid 19. ¡Cómo no me voy a sentir orgullosos de eso! Lo que pasa es que el propagandista del Carvativir no tiene credibilidad en ninguna parte del mundo y, en materia de ciencia, eso es peor.
Maduro desde el año pasado anda hablando de milagros y de esoterismo, de la matica de esto y de la matica de aquello, y eso se llama irresponsabilidad y lo subrayo así.
Lo que sí es cierto es que además de la Sputnik V —la vacuna que le mandará su protector Putin y que llegará en abril— se informa que para febrero vienen otras vacunas facilitadas por la Organización Panamericana de la Salud, refiriéndome a la AstraZéneca y la de la Universidad de Oxford, tramitadas a través del mecanismo Covax. Pues bienvenidas todas las vacunas. Ojalá también vinieran la de Pfizer y la de BioNTech. Pero pareciera que Maduro no se alegró mucho con esa noticia.
Ojalá que se presente ya un protocolo y un plan de vacunación, con el que se vacunen, en primer lugar, a los sectores vanguardia de la lucha contra el coronavirus, que es el personal de salud, y también los sectores más vulnerables como el de los ancianos y los que padecen enfermedades de base.
Que sobre todo no veamos a unos sinvergüenzas saltándose la cola de vacunación para ser los primeros en vacunarse. Con eso me refiero a la élite del régimen, a los del generalato y a sus familiares y amiguetes del PSUV y demás integrantes del aparato que controla el poder.
Que el pueblo venezolano tampoco vaya a sufrir los desmanes del “bachaqueo” con estas vacunas. Desde ya una angustiada advertencia y alerta al pueblo venezolano.
¿Qué nos quedará si eso pasa?; será encomendarnos a José Gregorio Hernández.
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