¿Maduro habló de la delincuencia?, por Beltrán Vallejo
Mail: [email protected]
Hace unos días el señor Maduro hizo mención del tema delincuencial, algo que no es frecuente en su verborrea, así como no lo fue en la de Chávez; es un tema donde siempre patina el chavomadurismo, como lo es también el tema económico. Y como en todos lo temas del fracaso gubernamental de Maduro, aquí tampoco asume su responsabilidad y señala que las bandas delincuenciales son financiadas por la oposición.
Entonces, cómo estará la situación delictiva que por fin Nicolás abre la boca sobre eso, pero sacudiéndose cualquier responsabilidad y victimizándose. Es un artista para no hacerse responsable de algo.
Y cuando hablo de responsabilidad me refiero a lo siguiente: él se va por la vía de politizar el tema y hasta trata de ubicarlo en su épica donde confronta con sus enemigos de siempre en su afán subversivo y utilizando a los malandros; pero el discurso de un Maduro «victorioso» y que tiene el «control absoluto» del país se resquebraja con la delincuencia y su control territorial, no solamente de zonas de Caracas sino también del interior de la república.
En días pasado, un altísimo funcionario policial manifestó que se encontraba en proceso un diálogo, negociación o encuentro bien pacífico con el malandro denominado el Coqui; el amo y señor de la Cota 905 y sus alrededores.
Entonces, lo que se plantea con ese sujeto es una reiteración de la política fracasada denominada «zonas de paz», donde de manera socarrona, algunas veces bobalicona y algunas veces por encompinchamiento y vínculos «naturales», se establecieron acuerdos con líderes «negativos», pranes, jefes de bandas y megabandas, que lo que hizo fue darles mayor raigambre social, vínculos políticos, nexos económicos y alcahueterías a más no poder bajo el supuesto de así bajar los índices delictivos y homicidios.
*Lea también: Venezuela y su futuro, por Fernando Luis Egaña
Esa política, creo yo, fue copiada de la similar bolsería que se cometió en El Salvador cuando un gobierno de ese país hizo pacto con las maras, lo que derivó en el igual incremento de una violencia que provoca el éxodo de miles de salvadoreños hacia EE. UU. Al hacerse evidente su fracaso, entonces, Maduro salió con esos desmanes terribles denominados las OLP y con el nacimiento de un cuerpo famoso por su letalidad denominado las FAES, especializado en asaltos a las barriadas y denunciado por múltiples ejecuciones extrajudiciales.
Los resultados bien negativos de esas aberraciones (sin contar los ajusticiamientos y otras violencias) están a la vista porque hoy las bandas y megabandas dan indicios de expansión y fortalecimiento.
Eso que se denomina Estado perdió el control de zonas de Caracas (llámese Cota 905, El Cementerio, La Vega y El Valle), perdió el control de Costilla de Vaca en el estado Sucre, perdió el control de parte de la zona de Paria en esa misma entidad, perdió el control de las minas en el estado Bolívar, perdió el control de tramos de la Troncal 9 en la vía a oriente, y un largo etc., donde los malandros también se comportan como Robin Hood y hasta castigan a los malandrines que se extralimitan en sus zonas. Entonces, Venezuela no es un país, sino una tierra de taifas o feudos delincuenciales que nos lleva a la nación de 1846 y el comienzo de esa atrocidad de muerte y destrucción que se llamó la Guerra Federal.
Si Maduro no reconoce el fracaso del chavismo en materia delictiva es porque no hay voluntad política para resolver eso o que simplemente el Estado que él dice representar también es una sucursal del hampa.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo