MAGNICIDIO
1 Se considera magnicidio el asesinato u homicidio de una persona importante, comúnmente una personalidad política. El magnicida suele tener una motivación ideológica o política, y no oculta en sus planes la intención de provocar una crisis política o eliminar un adversario a quien considera un obstáculo para sus aspiraciones de lo que debe ser el país o el mundo. La figura del magnicidio ha sido históricamente la más penada en todos los países lo largo de la historia penal. En Latinoamérica es famoso el caso del presidente de Chile, Salvador Allende, muerto el 11 de septiembre de 1973, durante el golpe de Estado dirigido por Augusto Pinochet.
2 Desde que Hugo Chávez se colocó la banda presidencial no ha dejado de denunciar las intenciones de otros de asesinarlo. Para ser exactos, en 17 oportunidades el primer mandatario venezolano ha dicho en público “¡me quieren matar!”. Otros presidentes, ministros, cancilleres, legisladores y dirigentes políticos de países amigos de la revolución bolivariana, han sumado sus voces a esta denuncia e incluso, como en los casos de Fidel Castro y Daniel Ortega, han denunciado planes de estos intentos de asesinato al presidente Chávez. No obstante, de los 17 planes de asesinato denunciados por Hugo Chávez, apenas tres han culminado con averiguaciones, y uno solo con detenido.
3 La primera amenaza contra la vida del presidente Chávez tuvo lugar en julio de 1999, cuando efectivos de la Disip detuvieron en Puerto Ordaz a un hombre que portaba un rifle y cartuchos calibre 22, con la “presunta intención” de asesinar al primer mandatario durante su visita a esa ciudad. Al final, se trató de un simple campesino que había salido de cacería, por lo que fue dejado en libertad, días después. Pero ello no evitó que el mandatario nacional lo presentara como un caso de magnicidio y activara una investigación que llegaría hasta dirigentes de oposición que días antes habían declarado contra el gobierno.
4 En 2003, hubo “tres intentos magnicidas”. En julio, fueron detenidos, en Los Próceres, Pablo Díaz y Franklin Rondón, acusados de planear un atentado contra el Presidente el 5 de Julio de ese año, durante el desfile militar por el Día de la Independencia. En noviembre, en Puerto La Cruz, cuatro jóvenes fueron acusados de planificar un magnicidio contra el presidente Chávez. En ambos casos, las investigaciones no pudieron arrojar evidencias y los implicados finalmente debieron ser puestos en libertad. El último y más representativo de los casos, fue el de la hacienda Daktari, donde fueron capturados más de 80 presuntos paramilitares colombianos. Desde una finca en El Hatillo los irregulares efectuaban supuestas prácticas de tiro, para materializar la toma de Miraflores y el asesinato del Presidente. Todos los implicados hoy gozan de libertad en su país.
5 En mayo de 2004, el propio Hugo Chávez reveló que en Estados Unidos “hay gente que se la pasa pensando en cómo hacer para que en Venezuela haya una guerra y luego justificar una invasión. Y una de las vías en las que han pensado es el magnicidio”. Cinco meses más tarde, en octubre, se pronunció: “Me han llegado alertas de todas partes del mundo, diciéndome: ¡Cuidado, Chávez! No te descuides porque se prepara, ahora sí, en serio, el magnicidio en Venezuela’. Lo digo responsablemente y prometo que me cuidaré al máximo. Les prometo que no lo van a lograr. Alerto al mundo al respecto. Por eso es que el magnicidio no va a ocurrir. Dios no puede permitir que eso ocurra, Cristo, mi señor redentor, guía, dueño de todo esto, no puede permitirlo y no lo vamos a permitir”.
6 Un año después, el mandatario nacional reveló, a principios de marzo, que para él la idea del magnicidio estaba presente. “Para mí, el fantasma del magnicidio está planeado permanentemente, más que otras opciones. Es posible que pronto ocurran sorpresas en ese tema, pero no te digo más”, le comentó al periodista José Vicente Rangel en una entrevista en el programa televisivo del ex vicepresidente. “Los que se burlan son sospechosos, todo el que se burla del magnicidio, para mí es sospechoso, no de estar participando directamente, no, sino de estarlo aupando desde lo más recóndito de sus oscuras almas de fascistas. Sin darse cuenta, Dios mío, de lo que podría ocurrir si a mí me matan”. Chávez entonces acusó a EEUU de impulsar planes desestabilizadores y amenazó que de continuar las supuestas arremetidas en su contra comenzaría la “guerra de los cien años”.
7 El funcionario que más provecho le ha sacado a la tesis el magnicidio ha sido el ex fiscal general Isaías Rodríguez, quien meses después del asesinato del fiscal Danilo Anderson, ocurrido en noviembre de 2004, reveló que ese atentado criminal tenía como objetivo el asesinato del presidente Hugo Chávez y de su persona. En ese sentido fueron encaminadas las investigaciones del caso Anderson, con señalamientos y detenciones a periodistas y empresarios que finalmente fueron absueltos. Rodríguez finalmente se jugó la carta de Giovanny Vásquez, presentado como el “testigo estrella” de la Fiscalía, y quien terminó por desmentir sus propia confesión. Al no ser tomado en serio, el ex fiscal organizó un foro en septiembre de 2008, en la sede de la UNEFA, en Chuao, denominado “Magnicidio y Golpe de Estado en Venezuela”, auspiciado por la organización gubernamental Periodistas por la Verdad
8 Para 2008, lo magnicidas ya no sólo eran agentes de la CIA y opositores de la “oligarquía y la ultraderecha venezolana”, sino también agentes de la oligarquía colombiana, vinculados al gobierno de Alvaro Uribe Vélez. Según el presidente Chávez, militares de EEUU y Colombia se habían reunido en un apartamento en Bogotá para planificar su asesinato. “En Bogotá hay autoridades norteamericanas y autoridades militares colombianas conspirando contra Venezuela, para asesinarme e iniciar un conflicto armado. Yo acuso al Gobierno de Colombia de ser instrumento del imperio de Estados Unidos contra la integración y la paz en América Latina”, declaró el primer mandatario.
9 Otro plan para asesinar al presidente Chávez fue develado por el diputado Mario Isea, quien acusó directamente al entonces gobernador del Zulia, Manuel Rosales, en combinación con paramilitares que utilizaban “la tierra del sol amada” como guarimba para planificar secuestros, atracos y asesinatos por encargos para luego culpar a las FARC. Isea, quien presidía entonces la comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, habló de llamadas telefónicas en las que los conspiradores establecían en clave la hora y fecha del magnicidio. El presidente Chávez validó esta tesis cuando, “manejando mi carro por la carretera de Guárico” recibió una llamada telefónica que lo invitaba a sintonizar el programa La Hojilla, donde Mario Silva daba detalle del plan magnicida. La DIM, atenta a estos movimientos, realizó allanamientos y detuvo a varios militares, pero nunca se llegó a determinar la participación de Manuel Rosales. Entonces, Isea decidió investigarlo por corrupción.
10 La última noticia sobre planes para asesinar al mandatario acaba de ser develada el pasado martes cuando, tras varios días de ausencia mediática, el presidente Chávez explicó que había suspendido su viaje a El Salvador para la toma de posesión de Mauricio Funes, a causa de un atentado que había preparado el terrorista cubano-venezolano Luis Posada Carriles, hoy en manos de la justicia estadounidense. Chávez señaló que la información sobre los planes para asesinarlo camino a El Salvador era muy exacta y que vino de un mensaje recibido la madrugada del viernes, por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. “Se estaba planificando lanzarle uno o varios cohetes al avión de Cubana de Aviación que ya estaba listo en Maiquetía”, aseguró. Así mismo, no dudó en afirmar que detrás de este nuevo plan estrían los «tentáculos de la CIA».
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