Maleducados, por Teodoro Petkoff
La entrega a la Asamblea Nacional de un proyecto de Ley de Educación constituyó una vibrante manifestación ciudadana y la materialización del precepto constitucional que prevé la introducción de proyectos de ley ante el Parlamento por iniciativa popular. Fue lamentable que William Lara no hubiera tenido la mínima cortesía democrática, a que lo obliga su condición de presidente de la AN, de salir al encuentro de un gesto dialogante y democrático como el del viernes. El ministro de Educación, en acto de estrechez sectaria, tampoco atendió al grupo de educadores que quiso hacerle entrega del proyecto de ley. Ojalá que este espíritu, que también debe ser ajeno a los promotores del proyecto presentado, no contamine el debate que está planteado sobre la educación venezolana.
Navarro, Hansonn y Carlos Lanz saben bien que este proyecto no sale de alguna oscura caverna de la sifrinería criolla sino que es el producto de un largo proceso de más de un año, adelantado por la Asamblea de Educación, y del cual participaron varias personas que dirigieron o dirigen el Ministerio de Educación. El ex viceministro José Miguel Cortázar y la viceministra Marian Hansonn son algunos de ellos. Más de 70 mil personas, que participaron en 25 eventos regionales a lo largo de 1997, y 1.500 que lo hicieran en el de cierre de la Asamblea, en enero de 1998, proporcionaron los insumos intelectuales y científicos que han quedado plasmados en el proyecto de ley. Educadores del sector público y del privado, investigadores del área educativa, representantes de diversas organizaciones civiles y magisteriales, conformaron un amplio espectro de opiniones, que iban, por ejemplo, desde las de adversarios de la educación religiosa hasta las de sacerdotes católicos. Todo ese proceso estuvo coordinado por Leonardo Carvajal y por Alberto Lovera, que no son propiamente unos improvisados en cuestiones educacionales, y el resultado es este proyecto, elaborado desde una perspectiva de avanzada social. De hecho, varias de las proposiciones de la Asamblea de Educación han sido acogidas por el actual gobierno: las escuelas integrales (que el gobierno denomina «bolivarianas»), el doble turno, los 200 días de clase, las mejoras salariales a los docentes, son algunos ejemplos de ello.
Contra lo que el prejuicio sectario esperaba, el proyecto es equilibrado y define perfectamente bien tanto el esencial rol del Estado en el proceso educativo, como el no menos importante de la sociedad. La AN recibirá también el proyecto que elabora el Ministerio. Los diputados contarán con suficientes elementos para este debate capital, que nos atañe a todos, y cuyo producto debe poder contar con el más alto grado de aprobación de los interesados, que no somos otros que los 25 millones de venezolanos.
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