Manchester City: Los jugadores como activos, por Gustavo Franco
Twitter: @GusFrancoH
Manchester City es el campeón vigente de la Premier League. Y añadido a esto hay que decir que el equipo gastó 121,75 millones de euros en tres jugadores. Uno pensaría que esto es demasiado y que las cosas se salen de control con los gastos del equipo que es propiedad efectivamente del Estado de los Emiratos Árabes Unidos. Pero lo que ingresó el equipo por concepto de traspasos de sus jugadores a otros equipos fue de €151,9 millones. Esto nos da una rentabilidad en este mercado de €30,15 millones.
Por supuesto que hay varios asteriscos que poner en esta operación del mercado invernal. El City tuvo que pagar la totalidad del valor de la cláusula de Erling Braut Haaland, cuando en realidad un fichaje que se hace por la vía de la negociación se suele pagar en varias cuotas. El número de cuotas suele equivaler al número de años que dura el contrato del jugador con el nuevo club. A esto también habría que añadir que el fichaje del argentino Julián Álvarez, cerrado a comienzos de este 2022 por €17 millones, se hizo efectivo este verano.
Tras años de fichajes que fueron sumamente caros, y de confeccionar una de las defensas más caras de la historia (Benjamin Mendy, John Stones, Kyle Walker, Aymerick Laporte, Rubén Días, Nathan Aké y Joao Cancelo, por mencionar algunos nombres) y de hacer lo propio en ataque con Raheem Sterling y Gabriel Jesús, por fin se ve que no solo es una inversión que paga en el campo. Es una inversión que tras unos años pueda empezar a dar rendimiento y sentar las bases para futuros éxitos.
El Arsenal, con un pupilo del sistema del Manchester City, Mikel Arteta, supo vender su visión como entrenador. Ahora bien, desde su incorporación el equipo ha invertido fuertemente, sobre todo las dos últimas temporadas de traspasos. La de la temporada 2021-2022 el equipo gastó €157 millones. Esta temporada ya el equipo ha superado los €130 millones. Esto es sumamente inusual considerando la historia de los dueños del Arsenal, los Kroenke, quienes sólo querían ver que el proyecto subsistiera con lo que generase.
Pero claro, para que subsista hay que tener esos activos valiosos. Así, aprovechando que las medidas del Fair Play Financiero fueron relajadas debido a la situación económica generada pandemia del covid-19, el club ha decidido apostar por esta visión de los jugadores como activos. Los jugadores contribuyen a la visión del entrenador y, al jugar bien porque juegan en un sistema que les favorece, aumentan su valor de mercado.
Estos jugadores que ha fichado el equipo del Arsenal cumplen con los requisitos para ser revalorizados en el mercado. Jugadores jóvenes, con mucho talento, encajan en la visión del entrenador por lo que jugarán partidos, que seguro contribuirán a que el equipo sea mucho más competitivo. Por ello tienen un gran potencial para que —en caso de que así se quiera— sean traspasados a un precio mucho mayor del que pagó por ellos en primer lugar.
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Queda claro que el fútbol se ha vuelto una industria con alto nivel de sofisticación financiera. Que un equipo tiene activos como el estadio, los museos, bienes raíces, capacidad para ofrecer experiencias de hostelería (restaurantes y hoteles en los estadios). Pero es que además tiene activos que forman parte de su actividad troncal que es jugar fútbol: los propios jugadores. Estos requieren del pago de salarios y que cuya valoración se mantenga y aumente si es posible. Así que la visión deportiva debe ser sumamente coherente para solamente traer a aquellos jugadores que tienen oportunidad de jugar, aportar y lucirse.
Otro activo que genera muchos gastos es la academia, cantera, o área formativa de futuros jugadores. Chelsea, Manchester City y, más recientemente, el Arsenal han encontrado la forma de racionalizar esta sección. Una operación de préstamos a gran escala para que esos jugadores entren en contacto con el deporte profesional y así, si es que no son capaces entrar en el primer equipo, que por lo menos sean traspasados y generar rentabilidad de las academias.
Es la consecuencia natural de convertir al fútbol en una industria. Una sumamente globalizada y competitiva, en la que el dinero es importante para ser medianamente competitivo. Hoy tenemos un sector de la sociedad que ve a seres humanos, de carne y hueso, como activos que es importante revalorizar. Cuidado con eso.
Gustavo Franco es periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres
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