¿Manipular, esclavizar o utilizar?, por Rafael Antonio Sanabria Martínez
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“Comienza uno equivocándose de palabra
y se acaba errando en el concepto”
Bertrand Russell
En la convulsionada situación actual de Venezuela, los términos manipular, esclavizar y utilizar toman una engañosa connotación. De un lado algunos señalan: «ellos son manipuladores de la información», los otros vociferan: «aquellos son unos esclavizados» y algunos gritan: «a ellos lo utilizan». Primero que todo debemos comenzar por definir los términos. No puede concebirse que cada quien le imprima el acomodo que le dé la gana, a conveniencia.
El problema no está solo de un lado sino en ambos lados, pues todos manipulan, esclavizan y utilizan a las masas sin pensarlo mucho. Entonces, cómo hablar de un sector o de otro, si ambos son parte de la tragedia que cada día carcome el tejido social.
Los tres términos están muy acentuados en el ciudadano, porque si algo heredamos de España fue el ideal de dominio. Cómo nos fascina dominar y tener poder, para controlar el comportamiento de las personas a través de la persuasión o de sugestión mental, con la intención de eliminar sus capacidades críticas o autocriticas, para juzgar o rehusar informaciones y órdenes.
Recién tropecé en la calle con un político local que más que eso es fanático y obsesionado por el poder. Primero me enalteció y luego me dijo «te están utilizando». Ése «te están utilizando» me hizo mucho ruido porque él, desprovisto de toda capacidad de raciocinio y análisis contextual, buscaba manipularme, coartándome mi capacidad de discernir, característica propia de un manipulador. Somos nosotros los ciudadanos pensantes y coherentes los que debemos estar claros en la conceptualización de estos términos, para evitar que las termitas sigan haciendo de las suyas.
La manipulación, la esclavitud y la utilización se ven en todos los contextos. Está en nosotros identificar cuando algunas de éstas la intentan usar en contra nuestra, para que nos afecte emocionalmente. Nunca podemos permitir que ninguna persona nos robe el derecho a decidir qué queremos y para dónde deseamos ir.
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Aprendamos a convivir en una sociedad divergente. Es necesario hacerse una revisión exhaustiva de ese «yo» interno para que se imponga y domine al «nosotros». Sabemos que quien utiliza estas herramientas para su beneficio personal desconoce, por el problema emocional y psicológico que vive, el daño general que causa.
Revisemos desde la pequeña sociedad que es la familia, allí está el cimiento de todo, allí comienza la falsedad teatral y surgen los tramoyeros, quienes con sus vacíos y frustraciones quieren llenarse (llenarse en el metafórico sentido espiritual, el otro se sobreentiende) a través de este mecanismo.
El hecho de que nos acerquemos en buena lid con quienes piensan diferente a nosotros, no es un indicador para decir que «te están utilizando» porque por el contrario pudiera decirse que el que advierte es quien realmente intenta manipular. Solo yo puedo decir que es lo que acontece en mi contexto, los terceros son, como dicen en el argot popular, “los mirones son de palo”.
Aprendamos a discriminar estos tres términos, porque pueden ser susceptibles de afectar a individuos de los más diversos orígenes. Los constructores de estos conceptos suelen tener una estructura psicológica perversa, de tipo psicópata, pueden parecer como simpáticos o no, incluso mostrarse como víctimas.
No confundamos gestos de amabilidad con altruismo, pues la noción de manipulación tiene generalmente connotación negativa que evoca el egoísmo y la mala intención.
Estos personajes andan sueltos por las calles, con ansias de poder, disfrazados de ovejas, utilizan a otros sin remordimientos, con un objetivo narcisista, apoyándose en mentiras o en la seducción, incluso en la coacción y la amenaza. O incluso desestabilizando a su víctima por la doble coacción.
Los argumentos de estos líderes parecen siempre, a primera vista, lógicos y morales. Habitualmente utilizan pretextos tales como mostrar las normas del «buen comportamiento», utilizando los puntos débiles de los otros, buscando que se sientan ridículos, culpables o heridos en su pudor, lo cual los ubica en una situación favorable a la manipulación.
Solo usted decide si es manipulado, esclavizado y utilizado con fines negativos. Permítase siempre ese mágico momento de discernimiento. No le des la oportunidad a un fariseo para que te señale el camino. Y recuerda que todo sendero tiene piedras.
Solo Dios tiene el control de nuestras vidas.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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