María Corina Machado y el triunfo de la democracia, por Freddy Núñez
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La política del régimen es clara, imponer el terror y la desesperanza en los ciudadanos. Sembrar el miedo a expresarse, a organizarse y consolidar la imperiosa unidad nacional. El objetivo es preciso, impedir que el país salga a votar en avalancha por la genuina opción opositora y evitar sufrir una derrota aplastante.
El reciente caso de Rocío San Miguel, anunciado por un fiscal que se muestra eufórico por haber sido condecorado por el dictador de la prisión más grande de América, llamada Cuba, se une al de Javier Tarazona y al de más de 250 presos políticos civiles y militares. Hiede a miedo en el poder.
Esta es quizá la más estelar oportunidad que hemos tenido los venezolanos en muchos años para salir de esta pesadilla que ha hecho añicos física y espiritualmente al país.
María Corina Machado-MCM ha logrado concitar en Venezuela un fuerte sentimiento de esperanza. Crece la certeza de que es posible un cambio si hay unidad real, en los hechos, más allá de las palabras. Esa unidad nacional tenemos que construirla entre todos y María Corina tiene en esto una altísima responsabilidad.
Obtuvo un triunfo apabullante en un impecable proceso de primaria auto gestionada adelantada por una distinguida comisión de venezolanos que enfrentaron inauditas trapisondas por parte de un régimen que utilizó los recursos e instituciones del Estado para tratar de impedirla.
Allí quedó plasmada la voluntad del opositor venezolano. Esa primaria permitía inscribirse a todo aquel que deseara ofrecer su nombre para optar a la candidatura presidencial opositora.
Quienes no lo hicieron están claramente identificados, constituyen una caterva de sujetos que el gobierno utiliza para crearse una «oposición» a su medida y tratar de engañar al mundo con el cuento de la existencia de unas «oposiciones» que, dicho sea de paso, sumadas no alcanzan el 5% del electorado.
MCM debe continuar recorriendo Venezuela acompañada del liderazgo de los partidos y organizaciones que la apoyan, ejerciendo su mandato de ser la candidata opositora.
Al mismo tiempo ella y sus asesores deben dar muestras concretas de voluntad unitaria en la conformación de los equipos regionales en los estados, municipios y parroquias incorporando a los dirigentes de los partidos en esos sitios pues ellos asumen el trabajo político diario, necesario para fortalecer su candidatura.
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Donde aterriza la unidad nacional es en el cuidado de los votos en cada centro y mesa de votación del país, allí se cosecharán de verdad los frutos de construir la unidad nacional.
Para cubrir todos los centros y mesas electorales es indispensable la participación de los partidos políticos en cada región, quienes por lo general son los que cuentan con gente y experiencia en esa delicadísima misión. Todos tienen que sentirse integrados a la dirección del proceso en las regiones.
Quienes piensan que María Corina no será habilitada deben saber que esa es la carta que el régimen quiere jugar para desbaratar definitivamente la posibilidad de sacarlos del poder, pues suponen que eso produciría la división y el desaliento que les daría triunfo.
Hay que seguir acompañando a esta luchadora inteligente que ha demostrado una valentía pocas veces vista. Llegará el momento en que si la presión internacional y sobre todo la presión de los venezolanos hartos de barbarie, no son suficientes para lograr ese objetivo, María Corina y la oposición actuarán con la suficiente inteligencia como para lograr que, más temprano que tarde, ella dirija los destinos del país.
Así será, nada nos sacará y menos habiendo logrado por fin una verdadera e integrada unidad nacional, del camino de votar en avalancha por la nueva Venezuela.
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