María Fernanda Puerto Carrillo: una científica tras las huellas de los jaguares en el Zulia
La bióloga Puerto Carrillo lleva desde 2007 interesada en trabajar, conocer y defender a los jaguares en el sur del lago de Maracaibo, lo que se ha convertido en parte esencial de su vida, más allá de lo profesional. Lleva adelante su investigación a pesar de lo difícil que puede ser trabajar en la conservación de animales silvestres en Venezuela. Parte del trabajo es concientizar para que pare el tráfico ilegal de especies en peligro de extinción
Dicen que, si descubres tu pasión, entonces no estarás trabajando sino divirtiéndote. Esa es una premisa que a muchos les va como anillo al dedo apenas descubren qué quieren hacer y encuentran esa satisfacción al ejecutarlo. Este puede ser el caso de María Fernanda Puerto Carrillo, bióloga venezolana que hace algunas semanas recibió el premio Future for Nature debido a su trabajo para salvaguardar a los jaguares en el sur del lago de Maracaibo, en el estado Zulia.
Pero este logro en su carrera es un trabajo que viene, quizás, desde que era niña por haber tenido ese «amor a primera vista» con la naturaleza, gracias a que su familia hacía siempre paseos a parques naturales.
Cuenta que cuando viajaban desde Maracaibo al resto de Venezuela, visitaban mucho el Parque Nacional el Ávila (hoy Warairarepano) y hacían muchas excursiones.
«Ya estando en la universidad, cuando entré en Biología, siempre me gustó la fauna silvestre. Traté siempre de hacer o apoyar proyectos en diferentes áreas con tortugas, tiburones. Traté de trabajar en muchas áreas como para ver qué era lo que me terminaba de enamorar o de enganchar», detalla.
El rugido de los jaguares le llamaron
El llamado a lo que realmente le atraería le llegó en 2007, cuando estaba haciendo un proyecto para una materia en La Universidad del Zulia (LUZ), de donde es egresada.
Una amiga le habló sobre los jaguares en la zona del sur del lago y lo vio interesante. Cuando empezó a viajar al lugar y avanzar en las investigaciones, no pudo parar de hacerlo. Tanto así que lleva 15 años continuos trabajando en la zona para ayudar a la preservación de estos felinos.
A pesar de lo difícil que puede ser la zona, por las inundaciones que allí se registran habitualmente, describe con pasión cómo es su trabajo y cómo se comportan los jaguares; parte esencial de su estudio.
Refiere en conversación con TalCual que son elusivos, sigilosos y que evitan el contacto con los humanos. Por ello, parte del trabajo consiste en colocar «cámaras trampa» con el fin de poder tomar fotografías de su paso por la zona, registrar sus actividades e identificarlos por las marcas que los hacen únicos unos de otros.
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«Vamos haciendo una base de datos. Cada uno tiene como un código o nombre y se van contabilizando los animales que están en esa zona en la que hacen vida. Todo se puede a través de las cámaras, de los videos, se registra allí. Se pueden ver las interacciones, no solamente del jaguar con otros, sino del jaguar con sus presas o las mismas presas; cómo es la dinámica para entender lo que está sucediendo aquí», explica.
Esta iniciativa, que le permitió ganar a María Fernanda Puerto Carrillo el premio Future for Nature de los Países Bajos, recibe el nombre de Proyecto Sebraba (que proviene de la lengua del pueblo indígena barí que significa jaguar).
El proyecto se enfoca en el trabajo que hace el grupo de científicos que dirige la bióloga zuliana en un área de 600 kilómetros cuadrados con unas 30 estaciones de «cámaras trampa», donde unos 60 equipos funcionan para captar el movimiento de los felinos y sus presas, con lo que obtienen datos precisos de los hábitos del jaguar. También tienen proyectos en Cojedes y Amazonas.
Estos felinos actualmente corren peligro porque los animales de los que se alimentan son escasos, a lo que se suma el desconocimiento de la población sobre cómo actuar ante ellos.
Lo vulnerable que es la especie de jaguar que vive en esa zona del estado Zulia y el sentimiento protector al felino de las comunidades es otra de las razones que llevó a la bióloga a encariñarse con el trabajo en pro de proteger a esta especie.
«Cuando empezamos este trabajo en el sur del lago, en 2007, era sobre la dieta del jaguar. Vimos que muchas de las presas que consumía el jaguar solamente se encuentran en esa zona de Venezuela. Por ejemplo, el jaguar de los llanos venezolanos come cosas distintas al jaguar del sur del lago. Vimos que las presas que consumen los jaguares para subsistir en el sur del lado todas están en peligro. El galápago de Maracaibo, que es la principal presa allá, es un galápago que solo está en la cuenca del lago de Maracaibo y está en peligro de extinción. Los números están bajando muchísimo porque también la gente las consume para un plato típico del Zulia que es la sopa de galápagos, entonces hay un conflicto con las personas porque lo han desaparecido».
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Poco a poco se llega lejos
Llevar adelante el proyecto no es sencillo. Por un lado, los equipos fotográficos se dañan y no tienen dónde llevarlos en Venezuela para reparar, al igual que la intermitencia de muchos de los integrantes del Proyecto Sebraba, porque en unos casos salen de viaje a otras asignaciones y regresan pasado un tiempo; mientras que en otras situaciones no regresan. Esto retrasa la continuidad del monitoreo de las especies a estudiar.
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A pesar de esto, el proyecto ha recibido varias propuestas laborales en Venezuela para investigar especies. Sin embargo, en muchas ocasiones debe declinar las ofertas porque no cuenta con suficiente personal y equipos que les permitan afrontar los estudios para los que son requeridos.
La Comisión Nacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Vida Silvestre (IUCN NL) en 2018
hizo una selección de jóvenes venezolanos que trabajan en la conservación para promover el trabajo de otros jóvenes en el país.
De allí nace la red Akehe, del cuál la bióloga forma parte del nodo coordinador, pero -indica- uno de los integrantes del IUCN NL hace el envío de una información crucial para poder inscribirse en la organización Future for Nature, hecho que fue una especie de «golpe de cierre» y que ocurrió casi en el tiempo límite del cierre de candidaturas en 2019.
Puerto Carrillo manifestaba que Países Bajos estaba haciendo una especie de proyecto piloto basándose en varios aspectos, entre ellos temas sobre la situación de los países que trabajen en planes para la conservación de animales. Ella estaba renuente a postularse debido a que entonces cuidaba a un familiar enfermo.
«En ese momento entrevistan a varias personas y quedamos siete con proyectos interesantes en Venezuela, entre ellas una amiga que trabaja con delfines, otro que trabaja con tiburones. Una de las cosas que querían hacer era darle visibilidad a los proyectos que teníamos. Aquí en Venezuela apliqué yo en la raya, porque no iba a aplicar, pero el señor de la organización me dijo: Es muy bueno su trabajo, muy bueno. Por favor, haz todo lo posible para que puedas aplicar porque creo que pueden elegirlo. La aplicación cerraba el domingo 15 de septiembre las 6:00 de la tarde y yo hice la aplicación a las 5:30 de la tarde. De 120 personas que aplicamos para ese año seleccionaron a ocho nominados. Luego, para la selección de los ganadores, quedaron tres y nos avisaron en marzo de 2020, justo cuando se anunciaron los primeros casos de covid-19″, comenta.
María Fernanda Puerto Carrillo relata que tenía problemas con el pasaporte para poder viajar a Europa para recibir el premio, el cual fue muy emotivo para ella porque coincidió con los 15 años del programa Future for Nature y en la premiación reunieron a todos los ganadores del premio, lo que le permitió hacer un intercambio de aprendizajes con los demás expertos.
El trabajo de conservación y monitoreo de las especies en esa zona del estado Zulia también incluye concientizar a los pobladores por medio de charlas educativas e involucrarlos en el trabajo para ayudar a preservar no solo al jaguar sino a las especies que conforman su cadena alimenticia.
Estas charlas no solo se hacen en el hábitat del felino sino en las grandes ciudades para que comience a minimizar el pedido de las metrópolis de materiales hechos de estos animales, es decir, que se pare el tráfico ilegal de especies en peligro de extinción.
La colaboración con organismos como el Instituto Nacional de Parques (Inparques) y el Ministerio de Ecosocialismo garantiza aún más la probabilidad de que el proyecto de conservación sea efectivo debido a los permisos que se necesitan y a la vigilancia de las áreas para evitar que al jaguar se le haga daño. Mientras, desde el Proyecto Sebraba se comparten conocimientos para ayudar a la preparación del personal que facilita el abordaje efectivo de la situación.
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Hay que embraguetarse
El tema de la seguridad es otro de los aspectos que ha tenido que sortear la bióloga María Fernanda Puerto Carrillo, no solo de las herramientas de trabajo sino del grupo que labora hombro con hombro junto a ella.
Indica que ha hecho gala de «mucha diplomacia», porque le ha tocado conversar con integrantes de grupos irregulares en la zona, quienes después de dialogar y ver el trabajo que desempeñan, entienden de qué va su trabajo.
«Hay una parte interna que poco se conoce de lo que hacemos en el trabajo, para poder hacerlo hay que seguir ciertas reglas. A veces me decían:
—¿Cómo vas a trabajar?
—Bueno, mira, quiero ir revisando estas estas zonas primero.
—No, no, no, no, el jueves no te puedes meter por aquí.
—Ah, bueno, okey, entonces ¿qué día me meto?
—Bueno, el viernes.
Y yo respeto lo que me dicen. Tienes que seguir esas normas porque no sé qué hacen por ahí. No me meto, no pregunto, nada», cuenta.
Al preguntarle de dónde cree que nace ese aspecto de su personalidad, el poder enfrentarse a los diferentes retos que se le presentan con respeto, valor y diplomacia, refiere que, por parte de su mamá y su abuela, a quienes considera como personas independientes y trabajadoras.
María Fernanda Puerto Carrillo desea que el Proyecto Sebraba se amplíe en todo el país, con lo que se necesita equipos y apoyo económico, que les permita ver el estado de las especies de jaguar que habitan en Venezuela y hacer un trabajo global de concienciación del tema.
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