Marianita, antropología de la pobreza, por Saúl Jiménez Beiza
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En Venezuela se habla mucho de la situación económica y cómo se ha ido mejorando en todos los aspectos de la vida diaria, eso lo señalan expertos del gobierno, algunos técnicos, encuestadores y algunos otros opinadores. En verdad da esa sensación cuando se recorren diversas partes de una ciudad y se ve los bodegones llenos, las licorerías los días viernes y sábado, los supermercado de la zona norte de la ciudad con cierta afluencia de ciudadanos adquiriendo alimentos y, en muchos casos, cancelando con moneda extranjera en forma muy normal. Igual el comercio dando vueltos casi que con céntimos, igual algunos restaurantes de lujo.
Paralelo a ese país y esas ciudades descritas se vive otro país y ciudades con realidades totalmente diferentes y ese otro país es la gran mayoría, según la encuesta de hogares de Encovi 2022 ronda el 80% y señalan que: «Venezuela está en el continente más desigual del mundo y para 2022 es el país más desigual de América». Nuestro nivel de desigualdad se compara con la de Namibia, Mozambique y Angola. «La estrategia para reducir la desigualdad consiste en producir bienes y servicios sociales que permitan aumentar el capital humano y social de los sectores más empobrecidos. Dejados al mercado, la desigualdad seguirá presente».
CONCEPTO | AÑO 2019 | AÑO 2022 |
POBREZA TOTAL | 92.9% | 81.5% |
POBREZA EXTREMA | 62.7% | 53.3% |
POBREZA POR RAZONES SOCIALES | 31% | 42% |
POBREZA POR RAZONES ECONOMICAS | 69% | 58% |
POBREZA POR DESEMPLEO | 14.59% | 11.81% |
POBREZA POR EDUCACION | 6.62% | 9.61% |
POBREZA POR INGRESOS | 54.37 | 45.88% |
POBREZA POR SERVICIOS | 16.45% | 18.56% |
POBREZA POR VIVIENDA | 7.97% | 14.14% |
Marianita es una joven de 22 años de edad, tiene 33 semanas de embarazo, vive en un barrio con ningún tipo de servicio y además es madre de dos niños más. Vive con su segundo marido quien es obrero de una dependencia gubernamental en el área de limpieza, su salario es de 62 bolívares semanales y de lunes a domingo, es decir, los siete días de la semana, si requiere un día libre lo puede tomar, pero se le descuentan Bs 9. Es decir que no se cumple con la Ley del Trabajo vigente.
Marianita no ha tenido ningún control durante su embarazo. De tanto insistirle una vecina, se atrevió a ir al ambulatorio más cercano, la enfermera le informó que no había médico ese día y que fuera a la Maternidad, lo pensó dos veces porque no tenía pasaje para la buseta y la maternidad le queda como a cuatro kilómetros; sin embargo, se decidió a caminar para ver si lograba la consulta. Al llegar a la Maternidad le informaron que ya los números para las consultas de ese día se habían entregado y que volviera en dos días, que estuviera temprano para que pudiera obtener su número y ser atendida.
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Pasados dos días, Marianita logró conseguir para el pasaje y regresó a la Maternidad para la consulta, la doctora que la atendió le señaló que estaba baja de peso, con desnutrición, y que esa situación podría afectar el niño; le entregó un récipe médico con las medicinas que debe ingerir. Además de las recomendaciones sobre una dieta balanceada que le permitiera mejorar sus condiciones, dicha dieta señala la importancia de la ingesta de proteína animal, por lo menos dos veces a la semana, además de frutas, verduras y hortalizas.
En la casa de Marianita no están en capacidad de cumplir con esa dieta, ellos tienen acceso solamente a ingerir carbohidratos y cuando llega la bolsa CLAP cada dos meses que trae unos granos, algunas veces una lata de sardina y esa es la proteína a la cual pueden tener acceso.
El marido le dice que él no puede estar comprando carne porque la plata no le alcanza y Marianita con esa barriga no logra conseguir trabajo.
Es así que esta madre venezolana está en riesgo con su embarazo; pero además de eso tiene en riesgo a su bebé que, de no conseguir para comprar el hierro y fósforo, además de la sana alimentación ese niño ya viene al mundo en una forma crítica y el gobierno no tiene respuesta para esta situación, cuando lo correcto es que en las maternidades deben tener las vitaminas y minerales necesarios para ser entregada a las madres y que no se corra el riesgo de traer al mundo a niños con alto riesgo de desnutrición.
Pareciera que esto no les importara a los organizamos de salud, cuando debiera ser lo contrario: resolviendo la prevención, que es más económica, lograr tener una población sana y bajar la atención hospitalaria que es de alto costo.
Marianita vuelve a la consulta a las 35 semanas y la médico que la atiende le señala que debe estar preparada para el parto a partir de esta fecha, por tal motivo debe conseguir o comprar todos los insumos necesarios para el parto, desde los guantes para el médico hasta el suero que le van a colocar; es decir, una lista de mercado con 24 insumos y cuando llega a preguntar su costo está en el orden de los 80 dólares. El Estado que maneja millones de dólares no cuenta en su maternidad con los insumos necesarios y le pone esa carga a las personas más vulnerables para que la adquieran sea como sea.
Esa es una de las realidades que estamos viviendo en Venezuela con relación a la salud y que está enmarcado dentro de la violación de los derechos humanos, además de violatorio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que, en su artículo 76, señala: «…El Estado garantizará asistencia y protección integral a la maternidad, en general a partir del momento de la concepción, durante el embarazo, el parto y el puerperio…»
Saúl Jiménez es presidente de la asociación civil Casa del Nuevo Pueblo-Carabobo/CESAP.
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