Más allá de las apariencias, por Ángel Lombardi Lombardi

Si la política es el arte del engaño, según Maquiavelo, la geopolítica lo es doblemente. Cada nación hace su propaganda y, en guerra, lo hace doblemente.
Algunos ejemplos recientes. China y Estados Unidos están en una feroz competencia, pero acaban de firmar un tratado comercial sobre aranceles que protege los intereses de ambos países, porque sus economías son fuertemente interdependientes.
Otro ejemplo: el ataque iraní a la base militar norteamericana en Qatar. Lanzaron 14 misiles, de los más viejos; 13 fueron interceptados y el otro cayó en un yermo. Cero muertos, cero heridos, nada destruido. Y lo más curioso es que Irán avisó a Estados Unidos y a Qatar lo que iba a hacer, 24 horas antes.
Otro ejemplo: el show del bombardeo de película a las instalaciones nucleares de Irán. Tres monumentales huecos, sin víctimas. Los iraníes habían trasladado previamente la parte sustantiva del programa, y las instalaciones por debajo de 60 metros —la máxima profundidad que alcanzan las bombas lanzadas— aparentemente no sufrieron mayor daño.
Y todo indica que Estados Unidos bombardea como amenaza de involucrarse directamente, para parar el intercambio de misiles entre Israel e Irán, que no tienen frontera común y hay dos mil kilómetros de distancia. Porque el famoso domo o escudo de hierro israelí estaba colapsado y los misiles iraníes estaban causando más daño del esperado en Haifa —principal puerto— y Tel Aviv, y presuntamente habían dejado inoperativas las dos únicas refinerías petroleras que tiene Israel.
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Ángel Lombardi Lombardi es licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, con especialización en la Universidad Complutense y la Universidad de La Sorbona. Fue rector de la Universidad del Zulia y rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta.
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