Más de 220.000 migrantes cruzaron el Darién en 2022: MSF atendió a más de 30 mil
La mayoría de las atenciones de Médicos Sin Fronteras a los migrantes que cruzaron por el Darién estuvieron relacionadas con enfermedades de la piel y dolores en el cuerpo; así como diarreas, infecciones respiratorias, enfermedades del sistema digestivo, hipertensión arterial, asma, diabetes y VIH. El Ministerio de Seguridad de Panamá dijo que las as principales nacionalidades de migrantes que cruzaron el Darién en 2022 fueron: Venezolanos (148.953), ecuatorianos (21.535), haitianos (16.933), cubanos (5.530) y colombianos (4.876)
El tapón del Darién, una selva espesa de más de 5.000 kilómetros cuadrados que separa a Colombia y Panamá, se convirtió en uno de los principales corredores para los migrantes de diferentes nacionalidades del mundo que aspiran a llegar a Estados Unidos. De acuerdo con información del gobierno de Panamá, por esta ruta insegura y de las más peligrosas del mundo, cruzaron 227.987 personas entre enero y noviembre de este año; una cifra récord, pues en 2021 cerca de 130.000 atravesaron esta frontera.
Según el Ministerio de Seguridad de Panamá, las principales nacionalidades de migrantes que cruzaron el Darién en 2022 fueron: Venezolanos (148.953), ecuatorianos (21.535), haitianos (16.933), cubanos (5.530) y colombianos (4.876).
Desde abril de 2021, Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende a los migrantes que cruzan por el Darién tras caminar entre cuatro y diez días por la selva, cruzando ríos, subiendo montañas y exponiéndose a los grupos de delincuencia en la zona. En la Estación de Recepción Migratorias de San Vicente —uno de los puntos por donde pasan los migrantes— y realizó 35.302 consultas médicas y 2.230 consultas de salud mental. La mayoría de las atenciones estuvieron relacionadas con enfermedades de la piel y dolores en el cuerpo; así como diarreas, infecciones respiratorias y enfermedades del sistema digestivo.
Las enfermedades crónicas más comunes fueron hipertensión arterial, asma, diabetes y VIH. Desde abril del año pasado hasta noviembre de este, el total de consultas en salud física por parte de Médicos Sin Fronteras fueron de 79.402 y 3.570 de salud mental.
83,3% de las personas atendidas en salud mental durante los primeros diez meses de este 2022 fueron por sucesos relacionados con violencia. Entre los eventos que desencadenaron el malestar psicológico, 23% corresponde a exponerse a violencia, 13% a consecuencias de la migración (separación de su familia, limitadas condiciones de vida, entre otras), 11% a violencia sexual, 11% a la migración por razones económicas, otro 11% a situaciones asociadas al tránsito por el tránsito por el Darién y 7% a marginalización, estigma y discriminación.
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«Nos violaron y vimos hasta muertos»
Una venezolana de 32 años de edad, madre de dos niños de 12 y 9 años, contó a Médicos Sin Fronteras que su primera migración fue en 2017, cuando mataron a su esposo durante las protestas de ese año. «Decidí emigrar con mis dos hijos a Colombia y después a Ecuador. En ambos países vendía tortas y café, pero en ninguno de los dos me alcanzaba el dinero para quedarme»; por lo que decidió tomar la ruta del Darién, junto a un grupo de amigos, para llegar a Estados Unidos.
La venezolana contó que en total eran 23 personas que emprendieron la ruta al norte desde Necoclí (Colombia). «El Darién es muy fuerte, el camino era difícil y vimos de todo, hasta muertos. Lo peor pasó en una zona que llaman Las Banderas, ahí nos robaron y nos violaron a varias mujeres, incluidas niñas».
Detalló que unos hombres encapuchados y armados con machetes, pistolas y rifles los interceptaron y los llevaron a lo alto de una montaña. «A mí hija hice que la cubriera un amigo», contó, quien después aseguró que comenzaron por violar a las mujeres más jóvenes, hasta hacerlo con todas. «Gracias a Dios porque a mis hijos no les hicieron daño y porque a los demás al menos nos dejaron con vida», dijo la venezolana.
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Esta mujer recibió atención de Médicos Sin Frontera. «Veníamos enfermos de tanto tomar agua contaminada del río y mi hijo tenía una infección en el oído. No sé si fue por la violación, pero tenía una cistitis muy fuerte. Quiero buscar oportunidades, que mis hijos estudien», sostuvo.
«Llegamos sin nada, solo con lo puesto»
Otra venezolana de 18 años de edad y con siete meses de embarazo emprendió su segunda migración desde Perú hacia Estados Unidos porque estaba viviendo una situación similar de la que huyeron en Venezuela: el dinero nos les alcanzaba. «Comenzamos a escuchar a todo el mundo hablando de Estados Unidos y de las posibilidades que allá hay, así que decidimos ir y probar», explica.
Esta joven dice que le hubiese gustado saber cómo era la selva del Darién antes de adentrarse en ella: «Yo creía que sabía, pero en realidad no tenía idea. Crucé con siete meses de embarazo, nos tomó diez días. Lo hicimos solitos, llovió bastante y estaba asustada, tuvimos suerte porque el río no estaba crecido. Al principio llevábamos muchas cosas, pero tuvimos que irlas botando porque no aguantábamos el peso. Tuvimos que botar la ropa, las sábanas y hasta la olla con que cocinábamos». A Panamá llegaron solo con lo que llevaban puesto.
«A quien quiera tomar esta ruta le diría que no lo haga, he visto a mucha gente que llega traumatizada, he escuchado historias de personas que ven morir a sus familiares en el camino. No se atrevan a pasar por esto», recomendó la venezolana.
Esta joven recibió atención médica en la estación San Vicente, las vitaminas que necesitaba y se hizo un chequeo de rutina.
La meta de esta familia venezolana era llegar a Estados Unidos, trabajar hasta poder reunir para comprar una casa en Venezuela y regresar, pues consideran que es la única manera de adquirir una vivienda; sin embargo, dijeron que no habían pensado mucho sobre cómo será el futuro.
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