Más de la mitad del salario mínimo se desvanece al comprar un antigripal
Fefarven asegura que hay medicamentos en el mercado porque la gente no los puede comprar debido a la caída del poder de compra por la hiperinflación
En Venezuela sale muy costoso engriparse. Más de la mitad del salario mínimo o de una pensión, que se sitúan en 40.000 bolívares, se desvanece al comprar un simple antigripal, por lo menos hasta el martes 11 de junio de 2019.
En una farmacia ubicada en la avenida Río de Janeiro, a la altura de Las Mercedes en Caracas, seis sobres de 10 g de un antigripal en polvo costaban 27.500 bolívares, monto que representa 69% del ingreso mínimo mensual.
Una caja con ocho comprimidos para el día y cuatro para la noche salía en 24.000 bolívares. Para el malestar general, la congestión nasal, el dolor de cabeza y la fiebre, una presentación con diez cápsulas blandas tenía un precio de 25.000 bolívares. Para el mismo tratamiento, otra decena de cápsulas blandas para la noche costaba 27.400 bolívares.
El anaquel de la farmacia estaba completamente lleno de medicamentos OTC, es decir, que no requieren prescripción médica. Había variedad de marcas y de presentaciones de antigripales, analgésicos, vitaminas, antidiarreicos, antiflatulentos, gargarismos y jarabes para la tos.
Lo que prácticamente no había ese martes al mediodía era consumidores con un poder adquisitivo suficiente que les permitiera adquirir las que también se conocen como medicinas de venta libre. Algunas personas se acercaban al estante, y se retiraban luego de ver los precios de los productos.
“Hay medicamentos en el mercado porque la gente no los puede comprar. Estamos viviendo una hiperinflación galopante”, dice Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), quien asegura que la escasez se mantiene en 85%.
La pérdida del poder adquisitivo ha sido tan feroz en lo que va de año que ha desacelerado el ritmo de la hiperinflación, que hasta enero registró una tasa superior a 100% mensual por nueve meses consecutivos.
En los últimos tres meses, el indicador de alza general de precios se ubicó por debajo de 50%, según el indicador que divulga el parlamento venezolano. En marzo, la inflación fue de 18,1%, en abril de 44,7% y en mayo de 31,3% debido a la caída del consumo por el empobrecimiento de los venezolanos, de acuerdo con la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), que calcula su propio Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) desde enero de 2017 por la falta de cifras oficiales.
En una farmacia situada en la avenida Victoria, también en la capital, el precio del Atamel aumentó de 12.000 a 23.000 bolívares en cuatro meses, de acuerdo con la regente -quien prefirió no identificarse-, lo que representa un alza de 91,6%. Un tratamiento antigripal de cuatro días se incrementó en ese establecimiento 211% en mes y medio al subir de 9.000 a 28.000 bolívares.
Los precios aumentan prácticamente cada semana, y a veces a diario, según la trabajadora, quien lleva una década en la farmacia. Calcula que la afluencia de consumidores bajó 40% en los últimos dos años. “Algunas personas que vienen para acá no pueden pagar lo que buscan a pesar de que lo necesiten”, añadió.
“Todo está demasiado caro y yo necesito comprar medicamentos porque tengo dos hijas, una de 7 años y otra de 15 años de edad”, expresó Ismael Pérez al salir en la tarde del miércoles 12 de junio de otra farmacia ubicada en la avenida Victoria, que estaba prácticamente desierta de consumidores. Solo dos personas se encontraban dentro del local comercial. En este establecimiento consiguió el antialérgico que necesita consumir a 13.380 bolívares.
Ese día había ido a otro establecimiento donde la medicina valía 23.345 bolívares. “Los precios no solo dependen del medicamento sino también del sitio a donde vayas”, agregó Pérez, quien apenas percibe 40.000 bolívares mensuales más los 25.000 bolívares del bono de alimentación.
El gobierno de Nicolás Maduro, en vez de frenar la hiperinflación para que los venezolanos recuperen poder de compra, lo que ha hecho como parte de su “programa de recuperación económica” es aumentar cuatro veces el salario mínimo: a 1.800 bolívares (5.900%), a 4.500 bolívares (150%), a 18.000 bolívares (300%) y a 40.000 bolívares (122%).
“Si uno compra una medicina para el dolor de cabeza no puedes comprar ninguna otra. Todo está muy costoso y dolarizado”, dijo Ángel Quintero, un consumidor que se detuvo unos minutos frente al anaquel. Un acetaminofén de 650 mg con 10 tabletas valía 12.000 bolívares y un medicamento para la migraña con 20 comprimidos recubiertos salía en 19.000 bolívares.
Señaló que como el sueldo mínimo no cubre las necesidades básicas, muchas personas ahora dependen de las divisas que familiares y amigos envían desde el extranjero. “Yo utilizo los dólares que me mandan mis dos hijos que están fuera del país, y a veces me envían medicamentos”, añadió Quintero.
En efecto, el salario mínimo no cubre ni 2% de la canasta básica familiar medida por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Gabriela Romero buscaba en una farmacia ubicada en la avenida Los Ilustres un analgésico común y corriente, pues llevaba toda la tarde con un fuerte dolor de cabeza. A pesar de que encontró variedad, al final tuvo que adquirir un medicamento genérico porque le salía más económico.
“El gasto en medicinas representa un golpe fuerte para el monedero de cualquier persona. Yo puedo pagar medicamentos básicos, pero si se tratara de antibióticos sería mucho más problemático porque los costos sí excederían mis ingresos”, dijo Romero, quien añadió que dejó de consumir vitaminas por los altos precios.
El precio de una caja de vitamina E con 30 cápsulas blandas de 400 mg era 43.900 bolívares y el de una presentación de vitamina C sin azúcar con 30 cápsulas blandas 35.000 bolívares en Las Mercedes.
Los antidiarreicos eran unos de los medicamentos OTC más asequibles que había en la farmacia: costaban 10.000 bolívares. Los antiflatulentos salían en 13.000 bolívares (10 comprimidos recubiertos de 40 mg), 22.900 bolívares (30 tabletas masticables de 80 mg) y 25.000 bolívares (20 tabletas masticables de 125 mg).
“Prácticamente no puedo comprar nada, todo está muy costoso. Con la pensión que cobramos mi esposo y yo es poco lo que podemos hacer”, afirmó Isabel López, una mujer de la tercera edad que decidió llevarse el acetaminofén más barato, que salía en 12.000 bolívares. “Los precios suben cada semana, estoy preocupada. Por más que nos digan que no nos preocupemos, uno vive angustiado”, añadió López.