Más de un año después de su anuncio, el petro no da pie con bola
Tras decenas de modificaciones en su White Paper, el criptoactivo impuesto por el Gobierno genera más dudas que confianza
El 3 de diciembre de 2017, Nicolás Maduro decretó la creación del petro con la promesa de solucionar los problemas económicos del país y adentrarse en un nuevo modelo económico vanguardista, con la tecnología como punta de lanza. Sin embargo, un año después la crisis económica solo se acrecentó y el criptoactivo del Estado no ha hecho más que acumular fracasos.
Tras anunciar su creación, Maduro ofreció detalles como el respaldo que tendría la criptomoneda en recursos naturales y la integración de una plataforma de cadena de bloques (blockchain). Apenas unos días más tarde, el 8 de diciembre, la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.346 detalló la creación de la Superintendencia de Criptoactivos y Actividades Conexas de Venezuela (Supcacven), ente que encabezaría Carlos Vargas, contituyentista movido a dedo por parte del Estado para manejar este proyecto.
En paralelo, se abrió un registro de mineros. La finalidad era otorgarle un carácter legal a la actividad de la minería de criptomonedas, un completo ‘guiso’ en Venezuela gracias al escaso precio del consumo energético
Durante este lapso de tiempo, pese a la expectativa e incertidumbre que rodeaban al instrumento, los analistas y expertos empezaron a revelar dudas sobre la efectividad de este mecanismo. Los economistas Asdrúbal Oliveros, Víctor Álvarez y José Toro Hardy adelantaban que no podía tratarse de una criptomoneda, ya que la principal característica de estas era su virtud de herramientas descentralizadas, elemento muy difícil de creer con un Gobierno que suele querer controlarlo todo. Por este motivo, creían que el petro se asemejaba más a un bono.
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Para contradecir estos argumentos, el Gobierno publicó el White Paper del petro el 31 de enero de 2018. El documento, que funge como una partida de nacimiento que detalla todas las características técnicas y metodológicas de toda criptomoneda, precisaba que el criptoactivo creado por el Estado tendría un valor base de 60 dólares, acorde con la cotización del barril de petróleo en aquel momento. Además, indicaba algunos aspectos tecnológicos, como que trabajaría en la plataforma blockchain de Ethereum con tokens ERC-20.
Sobran las incoherencias
La fase comercial había iniciado. El Gobierno fijó una preventa a inversores específicos y posteriormente una venta inicial al público abierto. Un total de 100 millones de petros se venderían a 60 dólares cada uno, aunque con una serie de descuentos para las primeras etapas de la venta.
«La preventa comienza el 20 de febrero a las 8:30 a.m., hora de Venezuela (-04: 00 UTC), donde se pondrán a la venta 38,4 millones de tokens petro ERC-20. Durante el proceso, se aplicarán descuentos decrecientes para estimular la inversión temprana», especificaba el White Paper
De acuerdo con lo estipulado en el documento, estos tokens ERC-20 se venderían en esta etapa y no podrían ser cambiados por petros hasta que iniciara la segunda fase.
No obstante, el día que inició la preventa se publicó un manual para el comprador que indicaba que los tokens a comprar operarían en la plataforma de NEM, mientras que el Whitepaper mantenía que funcionaría con Ethereum.
El problema con este repentino cambio es que, para ese punto, las autoridades de la Supcacven anunciaban que los tokens ERC-20 ya estaban creados. No obstante, la plataforma fue modificada repentinamente y nunca ofrecieron detalles sobre qué ocurrió con esos tokens alojados en la blockchain de Ethereum que, incluso registraban algunas transacciones de prueba y se alojaban exactamente 100 millones de tokens con la abreviatura PTR, lo que coincide con su descripción en el White Paper.
A pesar de estas incoherencias, la venta pública inicial comenzó el 20 de marzo 2018 y Maduro aseguró haber cumplido al pie de la letra los protocolos indicados.
«Hoy comienza la venta oficial del petro, de acuerdo a los protocolos y los estándares mundiales que Venezuela ha cumplido de manera estricta, total, apegado a las reglas de juego de la criptoeconomía mundial. Cada paso que hemos dado ha logrado posicionar de manera impresionante la criptomoneda el Petro. No hay espacio monetario y financiero del mundo en donde no se discuta el petro», aseveraba.
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Un mes después de haber concluido el proceso de preventa, el Gobierno reveló a finales de abril que obtuvo 3.338 millones de dólares, como parte de acuerdos con empresas internacionales. Ocho meses más tarde, se desconoce el paradero de ese dinero.
Circulación impuesta e infructuosa
El período de preventa, junto a la venta pública inicial, fueron celebrados con bombos y platillos por parte del Gobierno. Antes de mayo tenía aún más fuerza el discurso de que cualquier ciudadano podría ir a la panadería a pagar un pan con petros.
A pesar de ese optimismo, el anuncio sobre el lanzamiento oficial de la criptomoneda para pagar bienes y servicios se hizo esperar. Su inicio estaba previsto abril, según el White Paper, pero esto no ocurrió sino hasta noviembre.
En el interín, el Gobierno se encargó de imponer el uso de esta criptomoneda que aún era rechazada por la mayoría de los expertos. Por ejemplo, finales de abril, se le dio la aprobación a 16 casas de cambio de criptomonedas para operar en el país. Todas recibieron la orden de esperar la llegada del petro antes de empezar a trabajar
La jugada más contundente llegó el 13 de agosto de 2018 con el llamado ‘paquetazo rojo’, cuando el mandatario nacional anunció que el bolívar se anclaría al petro. En este sentido, se decidió que el valor de cada petro sería de 3.600 bolívares y, a su vez, el salario mínimo sería de medio petro.
Esto constituyó una resurrección para este activo digital que se creía completamente muerto después un silencio de más de tres meses y la destitución de la cabeza del proyecto, Carlos Vargas, que retomó su labor de ‘constituyentista’ para darle paso a Joselit Ramírez, sin experiencia en campos tecnológicos o económicos, como superintendente de Criptoactivos.
Aunque aún nadie comprendiera con exactitud cómo funcionaría el anclaje, el petro volvió a ser tema de conversación. No fue sino hasta el 1ero de octubre que se definiría una implementación definitiva con el Plan Nacional Integral de Criptoactivos de Venezuela para los próximos 10 años. En esta etapa fue publicado un nuevo White Paper con especificaciones completamente renovadas y discordantes con las versiones previas. Actualmente, es difícil acceder al documento a causa de las fallas que presenta el sitio web del petro.
Con esta nueva etapa, se informó que el petro empezaría a circular a partir del 5 de noviembre. Efectivamente, ese día empezaron a registrarse transacciones en un explorador de bloques, aunque muchos detalles sobre su funcionamiento no están del todo claros y actualmente está inhabilitada esta página web.
A partir de este momento se profundizaron los intentos por imponer el uso del petro, hasta el punto en el que empezaron a depositar aguinaldos a funcionarios públicos en petros como «método de ahorro» sin siquiera preguntar a los beneficiarios si están de acuerdo.
Por si fuera poco, el 29 de noviembre Maduro incrementó el valor del petro en bolívares a 9.000, con lo que incrementó el salario mínimo a 4.500 bolívares por equivaler a medio petro
Desde esa fecha, el valor del petro ha fluctuado constantemente. El problema es que en las diferentes páginas del Gobierno los valores se contradicen. Mientras que el Banco Central de Venezuela (BCV) revela la misma cotización de Bs 9.000, el Banco de Venezuela sitúa el valor de cada petro en Bs 18.036, y en la página del petro marcaba otra cantidad, pero fue eliminada.
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En este contexto, el petro mantiene casi la misma incertidumbre que cuando se creó hace un año. Ciudadanos que no saben usar criptomonedas, un Gobierno que desea controlar un presunto sistema descentralizado y una economía que sigue en picada más allá de las alternativas poco esperanzadoras que halla el gabinete económico de Maduro.