• Noticias
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Regiones
  • EEUU
  • Alianzas
    • Alianza Rebelde Investiga
    • #LaHoradeVenezuela
  • Videos
    • Multimedia
    • La República que Tortura
      • Documental en Youtube
  • Nosotros
    • Principios editoriales
    • Manual de estilo
    • Nuestra historia
    • Editoriales
    • Teodoro
  • Noticias
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Regiones
  • EEUU
  • Alianzas
    • Alianza Rebelde Investiga
    • #LaHoradeVenezuela
  • Videos
    • Multimedia
    • La República que Tortura
      • Documental en Youtube
  • Nosotros
    • Principios editoriales
    • Manual de estilo
    • Nuestra historia
    • Editoriales
    • Teodoro

Más solos que nunca, por Víctor Corcoba



0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

Más solos que nunca
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
Opinión TalCual | octubre 6, 2020

Mail: [email protected]


“Los buenos sentimientos son los que nos unen”

 

Está visto que nos hemos globalizado por intereses económicos, cuando en realidad lo que necesitamos es trabajar unidos por fraternizar el mundo. Por si fuera poco, el calvario de este mundo encerrado en sí mismo por las malditas haciendas, la pandemia de covid-19 ha aumentado los desafíos y las desorientaciones, hasta el extremo que la respuesta que han dado los gobiernos no suelen cambiar las circunstancias subyacentes que dejaron vulnerables a millones de personas y tampoco mejoran su situación para enfrentar crisis futuras.

Evidentemente, nos falta autenticidad en las acciones y cercanía verdadera entre análogos. Sea como fuere, no podemos continuar por más tiempo, con pasos que nos destrozan el corazón y tampoco podemos proseguir en la falsedad de la donación. Seguramente, tendremos que vencer el cansancio y reponer fuerzas colectivas, con acciones concretas para todos los continentes.

Tal vez lo prioritario del cambio sea, no poner el objetivo en la diosa fortuna, sino en la entrega de dar vida. Concibamos, además, que nada se puede hacer en soledad, pero tampoco podemos sentirnos bien, sino acertamos a abrimos a los grandes ideales, que no es la acumulación de dinero, sino el acopio de sueños, que son los que nos hacen más llevaderos los días.

Por otra parte, quizás debamos oírnos más e impulsar liderazgos que trabajen para el desarrollo de todos, sí de toda la humanidad; puesto que, cuidar cada latido viviente, de algún modo es también protegernos a nosotros mismos. En realidad, cada ser forma parte de ese verso interminable que conforma la vida, y que hemos de embellecerla, jamás destruirla.

Sin embargo, tenemos otro espíritu más frío y calculador, verdaderamente deshumanizante, egoísta a más no poder y sin proyección colectiva. Esto requiere un cambio de cultura; y, por ello, la docencia tiene que también reencontrarse con sus programas de valores y principios, que ocupen el centro de los esfuerzos, si en verdad queremos alcanzar el objetivo mundial de que nadie quede rezagado en este hogar común.

*Lea también: Hablemos de las manos, por Gisela Ortega

De ahí, lo transcendente que es educar para unirse, no para fragmentarse, para adquirir conciencia de lo equitativo, sin obviar lo importante que es instruir en la igualdad para que no se pierda una sola alma por falta de labranza. Ojalá borren las nuevas generaciones de sus andares el beneficio personal y pongan en camino, más que la devoción a don dinero, los buenos sentimientos que son los que nos unen para no estar solos nunca.

Indudablemente, la oportunidad de cuidar el horizonte que nos abraza, requiere de otros modos y maneras de convivir. Pensamos que el dinero lo resuelve todo y realmente es la moral la que nos hace fuertes. Andamos viciados y débiles, porque hemos caído en la soberbia, en la ingratitud y en la envidia. No podíamos caer más bajo. Hemos olvidado que nos necesitamos hermanados.

Por eso, el único modo de eliminar los riesgos de destruirnos es acabar con la carrera armamentística. Así de fácil y así de complicado, porque nosotros mismos batallamos por el negocio imperativo de la exclusión. A estas alturas existenciales, deberíamos entender que todos nos requerimos de una forma u otra. Ojalá surjan docentes, como esa educadora colombiana que ha dedicado más de veinte años a rescatar a niños y niñas explotados sexualmente, por cierto labor que ha sido reconocida recientemente por la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Naturalmente, son estos referentes los que deben hacernos reflexionar sobre el contexto que nos hemos trazado. Sin duda, no podemos continuar en la equivocación. Tampoco se trata de quedarnos solos, sino de aprender a sumar pulsos y a no apartar a nadie del camino viviente, endiosándonos mezquinamente.

Si hoy estamos más solos que nunca, es porque tenemos nuevas pobrezas. Por consiguiente, es totalmente falso que el mundo moderno haya reducido la miseria, nos cohabitan otras carencias, como el abandono de nuestros mayores, de aquellos que ya no nos sirven al no sernos útiles, o la de esos jóvenes a los que les impedimos realizarse mediante un trabajo decente para que puedan sustentar una nueva familia.

Desde luego, esto es una manera interesada de expresar que todo termina con nosotros, que solo cuentan nuestras ganancias personales. En consecuencia, hoy el ser humano es más mísero que nunca, ha olvidado el vínculo que nos une a todos y que éste no entiende de interés alguno. Así, bajo esta atmósfera de desdichas cultivadas por nosotros, difícilmente podremos estar radiantes; puesto que un ciudadano feliz no es el que más tiene, sino aquel que se siente más libre y actúa responsablemente.

Por desgracia, en el mundo de hoy, nos acorralan multitud de injusticias, precisamente por basarlo todo en las ganancias, aunque nos empobrezcamos como seres pensantes, por una mentalidad de miedo y desconfianza, que nos frena la puesta en valor de los derechos humanos. El aislamiento, los recelos y la vacilación de tantos caminantes que se sienten marginados por un sistema, inhumano a más no poder, es lo que hace que se vaya creando un espacio injusto, desigual, fructífero para las oleadas más deshumanizantes que se hayan conocido.

Junto al covid-19, ciertamente, tenemos otra epidemia típicamente contagiosa que, con una mística doctrinaria, crea lazos de sumisión y de esclavitud de la que es muy difícil librarse. Deberíamos, pues, dignificarnos con otro tipo de cuidados más afectivos que monetarios, encontrando una efectiva respuesta a lo qué somos y a lo qué queremos ser, a lo que vivimos y por lo que vivimos. En cualquier caso, hay derrotas que tienen más decencia que el laurel.

También es verdad, que a lo mejor más vale estar en la ruta existencial solo, que toda una vida mal acompañado.

Seguramente, tengamos que poner más corazón para que la vida no nos deje y se vaya de nosotros. Posiblemente, entonces, seamos esa piña que por propia naturaleza estamos llamados a conjugar con el hábitat.

Escritor

 

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo

Post Views: 1.302
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

OpiniónVíctor Corocoba Herrero


  • Noticias relacionadas

    • La geopolítica del petróleo y el interés de Trump por Venezuela, por Víctor Álvarez R.
      octubre 31, 2025
    • Amnistía y Estado de Derecho, por Juan Vicente Bachiller
      octubre 31, 2025
    • La defensa de “la patria” como arma de control social y político, por José R. López P.
      octubre 31, 2025
    • María Corina Machado: el liderazgo que no se rinde, por Ángel Monagas
      octubre 31, 2025
    • 80 años del mesianismo político que Venezuela debe enterrar, por Rafael A. Sanabria M.
      octubre 30, 2025

  • Noticias recientes

    • La geopolítica del petróleo y el interés de Trump por Venezuela, por Víctor Álvarez R.
    • Amnistía y Estado de Derecho, por Juan Vicente Bachiller
    • La defensa de “la patria” como arma de control social y político, por José R. López P.
    • María Corina Machado: el liderazgo que no se rinde, por Ángel Monagas
    • Sujetos sin identificación y vestidos de negro desaparecieron al periodista Joan Camargo

También te puede interesar

Millones de santos, por Fernando Luis Egaña
octubre 30, 2025
El poder de castigar y el castigo del poder, por Luis Ernesto Aparicio M.
octubre 30, 2025
La carga de enfermedad en América Latina y el Caribe, por Marino J. González R.
octubre 30, 2025
La crisis de la universidad en América Latina, por Fernando Barrientos del Monte
octubre 30, 2025
  • Portal venezolano fundado por Teodoro Petkoff, comprometido con la verdad, ejerciendo la libertad de expresión. 25 años ofreciendo actualidad informativa, reportajes, investigaciones, análisis y opinión. Un producto de Editorial La Mosca Analfabeta.

  • Contacto: [email protected]

    Síguenos
  • Noticias

    • Sujetos sin identificación y vestidos de negro desaparecieron...
      octubre 30, 2025
    • Cruz Roja capacitó a 100 voluntarios comunitarios...
      octubre 30, 2025
    • Expertos de ONU exigen que Nicaragua responda por «crímenes...
      octubre 30, 2025

  • A Fondo

    • Intervención de la CIA y ataques por tierra: dos cartas...
      octubre 30, 2025
    • Qué es el Comando Vermelho de Brasil: su historia...
      octubre 28, 2025
    • A Maduro le sale mal la fiesta de la canonización
      octubre 28, 2025

  • Opinión

    • La geopolítica del petróleo y el interés de Trump...
      octubre 31, 2025
    • Amnistía y Estado de Derecho, por Juan Vicente Bachiller
      octubre 31, 2025
    • La defensa de “la patria” como arma de control...
      octubre 31, 2025


Diseñado y Desarrollado por Binaural
  • Noticias
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Regiones
  • EEUU
  • Alianzas
    • Alianza Rebelde Investiga
    • #LaHoradeVenezuela
  • Videos
    • Multimedia
    • La República que Tortura
      • Documental en Youtube
  • Nosotros
    • Principios editoriales
    • Manual de estilo
    • Nuestra historia
    • Editoriales
    • Teodoro
Presione enter para comenzar su búsqueda