Masa Madre: Vacuna contra el Virus Chino, por Eduardo López Sandoval

Sí es verdad. Rigurosamente cierto.
Antes un comentario, los escribidores estamos entrampados, el mundo es monotemático, quien no hable del Virus Chino está fuera de orden.
El caso es que hemos descubierto una vacuna al alcance de tu mano que contrarresta los efectos de este encierro. Ojo, no va contra el virus y sus efectos de forma directa en el organismo, no va tampoco contra los devastadores efectos sobre la economía, la cosa es contra los efectos de esta soledad sin límites que es la cuarentena.
La cuestión es muy simple, vamos a hacer una torta. Los ingredientes son, el leudante que te voy a enseñar a preparar, un huevo, tres mangos maduritos de bocao, cinco cucharadas de azúcar, harina de trigo. Los tres últimos ingredientes puedes sustituirlos por leche, papelón y cualquier harina, hasta de maíz y el primero –el leudante-, pon el que tú quieras y tengas a la mano –como bicarbonato o polvo para hornear, pero pierdes la oportunidad de aprender a preparar la Masa Madre.
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En la licuadora pones el huevo y el azúcar, y bates en la velocidad lenta y por el tiempo en que organizas los mangos, los lavas, cortas la pulpa y te raspas con los dientes y chupas las pepas, –que por allá por donde tú vives quizá le dicen semilla, es lo mismo–. Mientras más dulce es el mango de bocao más concienzuda será la chupada de pepa. Luego de cortar los mangos con todo y concha, echas los cachetes en la licuadora, que no apagarás hasta tanto termine la jornada de chupar las tres pepas, antes ponle un medio vaso de agua y tres o cuatro cucharadas soperas de la Masa Madre que aprenderemos a preparar.
Luego de echarle el último cachete de mango, no apagues la licuadora todavía, re chupa a conciencia las tres pepas después de re chupar y comentar a la vecinita de enfrente lo dulce que están estos mangos que te trajeron de El Rastro; después y sólo después, le pones, si te quedó de cuando hiciste café esta mañana, una taza; si tienes unas goticas de vainilla, agrégalas, y una pizquita de sal. A esa mezcla le pones la harina para hacer la masa en la licuadora hasta que el espesor dificulte el girar del aspa, ahora apaga la licuadora y termina de amasar. Y al horno que tengas, -microondas, leña o gas. ¡Y ya!
(Vale este paréntesis, si le quieres dar un toque de locura para los muchachos, menores de noventa años, ponle a esta mezcla un trío de cucharadas soperas de arroz tostado y nada más. Mezcla bien).
Terminamos con lo que debió ser el principio, preparar la Masa Madre. Toma un plato sopero, con agua mineral –sin cloro- prepara masa con la harina que tengas, preferibles las de trigo, centeno o maíz, suficiente para llenar el plato, no desbordarlo, así como te servía la sopa tú tía Juana María cuando estabas chama; tápalo, no de manera hermética y déjalo reposar en el ambiente de más calor de tu cocina, por los siguientes cuatro días retira un tercio de la masa y sustitúyelo por igual cantidad de harina y agua, amasas otra vez y de nuevo a esperar 24 horas para hacer lo mismo, hasta el quinto día que obtenemos nuestra Masa Madre. Que por cinco veces podemos usar con igual cantidad de tortas.
Para mantener la Masa Madre debes refrigerarla, puedes renovarla sacándola al ambiente de calor y poniendo los ingredientes indicados, agua mineral y harina. Otro ojo, la masa que vas retirando cada día no la botes, ponle sal y hazte una arepa normal… y esto último me salió en versos rimados, sal rimo con normal, como para que un coplero saque un corrió…