Tienda iraní Megasis vende en dólares hasta productos «hechos en socialismo»
La amplia variedad de artículos de todo tipo hechos en Irán, que exhibe Megasis, comprueba que un país sancionado sí produce cuando no lo gobierna Nicolas Maduro. En el negocio inaugurado en el local que ocupaban las Tiendas CLAP de Alex Saab, el tipo de cambio que se usa es el del mercado paralelo
Al apenas entrar en el supermercado Megasis que un empresario iraní inauguró el 29 de julio en Caracas, lo primero que el comprador ve tras superar la cabina de desinfección son montañas de productos que conoce muy bien: el arroz Mary, la tradicional Harina PAN y la margarina Mavesa, fabricados por el mayor conglomerado productor de alimentos del país, Polar, con casi 70 años de arraigo. Pero cuando empieza a adentrarse en el negocio, se pierde en la abundante cantidad de marcas iraníes desconocidas y de raros artículos nada comunes en Venezuela, como mermelada de zanahoria.
Con ocho largos y amplios pasillos repletos de alimentos, bebidas, chucherías, artículos de cocina, de limpieza e higiene personal, la megatienda Megasis demuestra que un país sancionado sí produce cuando no lo gobierna alguien como Nicolás Maduro. De hecho, la variedad de productos abarca desde lujosas parrilleras, cobijas, ropa, zapatos, maletas, hasta útiles escolares y tractores, casi todos ellos con sello del imperio persa del siglo XXI y siempre ofrecidos en dólares.
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Aproximadamente solo un 15% de los productos que están en los anaqueles fueron hechos en Venezuela, los demás provienen de Irán. En los estantes se consiguen las reconocidas marcas PAN, Mavesa, Quaker, Rikesa, MiGurt, todas elaboradas por la corporación privada Polar, empresa que, vale recordar, no maneja las guías de movilización de los productos que fabrica sino que las controla el gobierno, quien decide dónde se distribuyen.
También hay arroz Mary, avena Avelina, mantequilla Torondoy, vinagre La Yaya, sal Celestial, chucherías Munchy y maíz para cotufas Pantera; además de productos de la estatizada empresa socialista Lácteos Los Andes, vendidos en dólares.
El kilo de leche en polvo completa, elaborada por la estatal, la venden en 5,92 dólares y el kilo de leche descremada en 6,37 dólares. En el Megasis también se pueden conseguir otros productos con el sello «Hecho en socialismo» en forma de corazón, como té helado, jugos, suero, crema de leche, yogur y chicha.
Si bien Irán es un país sancionado por el gobierno de Donald Trump, eso no impide a Issa Rezaei, el flamante empresario iraní al frente de Megasis, vender en su nuevo supermercado caraqueño electrodomésticos fabricados por las empresas estadounidenses Oster y Black & Decker. Un microondas digital de esta última compañía, con capacidad de 1,1 pies cúbicos, tiene un precio de 128,09 dólares, que son al tipo de cambio paralelo alrededor de 34 millones de bolívares. Una licuadora Black & Decker de dos velocidades con vaso de vidrio cuesta 34,48 dólares.
Las etiquetas de todos los precios están expresadas únicamente en la divisa estadounidense, pero sin el signo $ de esta moneda.
Una lata de 800 gr de pasta de tomate concentrado de marca iraní Delnoosh cuesta 2,32 dólares sin IVA; azucareras 1,42 dólares; set de envases para condimentos 11,90 dólares; envase de vidrio para la comida 3,57 dólares; un lavaplatos de 750 gr 2,12 dólares; un suavizante de un kilo 1,84 dólares; un jabón líquido cremoso para las manos de 350 gr 1,41 dólares; y platos de plástico, también importados directamente desde Irán, cuesta 0,66 dólares un paquete de seis unidades.
Estos productos llegaron el 21 de junio en el buque Golsan «para inaugurar el primer supermercado iraní en el país, otro éxito en las relaciones amistosas y fraternales entre dos países», de acuerdo con la Embajada de Irán en Venezuela.
Hasta en dólares venden las hortalizas que surten proveedores del mercado mayor de Coche o directamente de Mérida, San Antonio de los Altos y El Junquito. El kilo de papa cuesta un dólar; el kilo de cebolla blanca 2,07 dólares; el kilo de yuca 0,39 dólares; y el kilo de tomate 0,95 dólares.
«También deberían poner precios en bolívares porque no todos cobramos en dólares», dice Fabiola, una trabajadora doméstica que devenga mensual el salario mínimo de 400.000 bolívares, menos de dos dólares. «Con una harina y una mantequilla se me acabaron los reales», dijo.
El tipo de cambio que utilizan las cajeras de Megasis para cobrar es el que fija el mercado paralelo, publicado en la cuenta de Instagram @enparalelovzla.
El viernes 31 de julio recibieron el dólar en 267.000 bolívares. Solo aceptan bolívares o divisas en efectivo. No reciben petros ni monedas extranjeras a través de plataformas de pago electrónico como Zelle o PayPal, de acuerdo con la supervisora de caja.
El negocio, que tiene imágenes de las banderas de Irán y Venezuela y fotografías de paisajes de ambos países, también tiene una carnicería, una charcutería y una panadería.
A los empleados les pagan entre 30 y 50 dólares mensuales al cambio en bolívares. «Nosotros somos nuevos acá, por lo menos ninguno de los seis que trabajamos en el área de las hortalizas estuvimos antes en la tienda CLAP», dijo uno de los empleados.
Hasta enero de 2020, el hoy Megasis fue una sucursal de Tiendas CLAP, en manos de la cuestionada empresa Salva Foods 2015, responsable de pagar a varios diputados de la oposición para «lavar» el nombre de su propietario el empresario Carlos Lizcano, relacionado a Alex Saab, entre ellos varios de los que hoy forman parte de la directiva de la AN reconocida por el gobierno y encabezada por Luis Parra.
Originalmente, en el lugar operó una de los primeros Hipermercados Éxito, de capital franco-colombiano. Fue desde aquí donde en 2010 Hugo Chávez anunció la expropiación de la cadena y su conversión en la primera sucursal de la Red de Abastos Bicentenario.
El 9 de mayo de 2019 la sucursal del Bicentenario Terrazas del Ávila cerró sus puertas y dejó en la calle a 200 trabajadores para convertirse en la Tiendas CLAP, que ocho meses después también cerró, y las instalaciones pasaron a manos iraníes que, de acuerdo con un trabajo publicado por el diario The Wall Street Journal (WSJ), están vinculadas a un grupo militar de Irán calificado como terrorista.
A pesar de las sanciones que Estados Unidos ha impuesto contra Irán -que desencadenaron una crisis económica en el país del Golfo Pérsico-, Teherán ha tenido la capacidad no solo de inaugurar un supermercado en Caracas, sino de enviar cinco buques con gasolina al país con las mayores reservas de petróleo del mundo.
En varias oportunidades, autoridades del gobierno de Maduro han dicho que el «bloqueo financiero contra el país» impuesto por Estados Unidos es el culpable de que Venezuela enfrente severos episodios de escasez de productos básicos y que ha atentado contra la producción nacional, cuando en realidad la caída dramática de los sectores económicos, entre ellos manufactura y agropecuario, se viene registrando desde mucho antes de que Washington tomara las primeras medidas económicas y financieras en 2017.
Entre el primer trimestre de 2013, cuando Nicolás Maduro tomó el poder, y el primer trimestre de 2020 la economía venezolana se contrajo 86%, caída que ha generado en Venezuela una hiperinflación que ha destruido el salario, causado el empobrecimiento de 96% de la población, y la migración forzosa de aproximadamente cinco millones de venezolanos.