Memoria traumática del pueblo venezolano, por Ángel Monagas
Twitter: @Angelmonagas
Los extremismos se han apoderado de la política en Venezuela y en alguna parte de la sociedad estadounidense.
Se juzga a un hombre no solo por lo que dice, sino porque no dice como yo pienso, o como yo quiero. Es sencillamente malo al no complacer mi óptica.
El político está sometido a ese juicio diario. Los comunicadores también. Debemos asumir las consecuencias e intentar defender hasta donde los argumentos nos lo permitan. Discutir con base en razones y hechos.
A horas de concluir la primera parte del proceso de elecciones de los Estados Unidos, el presidente interino Guaidó reconoció a Biden, como el legítimo Presidente electo de esa gran nación.
¿Debió hacerlo tan sumariamente o debió esperar?
Hay varias respuestas. Intentaré lo más brevemente posible abordar algunas.
La base de apoyo de Guaidó está complacida con la gestión de Trump y quiere aún su recuperación total, es decir, que siga de Presidente.
Nos imaginamos que Guaidó se planteó el escenario en estos términos: complacer a sus seguidores o correr el riesgo de que Maduro se le adelantara —como en efecto intentó— y perder el primer acercamiento al conductor de la primera potencia mundial y su mejor aliado.
Guaidó en la disyuntiva planteada de complacer a la base de su apoyo o asegurar recursos y respaldo del conductor de la máxima potencia del mundo, Joe Biden, decidió por la segunda.
Si a estas elecciones le pusiéramos nombre se llamaría Donald Trump. De hecho, temporalmente no ganó Biden, sencillamente salió muy erosionado Trump. Todo lo que sembró desde que llegó a la Presidencia creció, germinó en tempestades. Lo positivo es que hizo el milagro imposible: unió a la oposición en torno a su discurso.
La oposición venezolana, en sus bases, sacó a flote sus experiencias pasadas. Observamos casi un síndrome, que en su desarrollo, inmerecidamente le otorga otro triunfo a Nicolás Maduro.
El pueblo venezolano es seguidor de Trump y la posibilidad de su derrota los hizo trasladar su realidad de 21 años del régimen.
Prácticamente han buscado una tumba para llorar. Una derrota (por ahora) los lleva a revivir estas dos décadas de tragedias.
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Donald Trump ha sido un hombre hábil. Se reunió hasta con el dictador de Corea del Norte.
Notable: ni Rusia ni China han felicitado a Biden. Ambos líderes de esos países temen que haya llegado al poder un auténtico adversario, con vocación de unir al hemisferio, contra su poder de influencia.
La unidad de Occidente es más útil que la penicilina. Lo contrario es incendiario. Trump se peleó con Canadá, la Unión Europea, ofendió a México, Australia, Corea del Sur, Japón, entre otros. Jugó a las relaciones personales más que a las institucionales. Eso tiene un costo. En política es una regla.
De consolidar el triunfo de Trump, lo cual no es imposible, también habrá consecuencias.
¿Y si Donald Trump, al ver cómo hasta Guaidó se anticipa a reconocer victoria de Biden —sin que antes lo haga la autoridad electoral— reacciona con rabia y resentimiento y deja sin efecto la orden ejecutiva que protege a Citgo del embargo o autoriza la licencia de la OFAC para que se vendan las acciones y se pague a los bonistas?
Hay que medir bien las consecuencias sobre el interés nacional.
¿Habrá valorado esto Juan Guaidó? Sobre todo con un Biden que en su respuesta no lo llama Presidente.
En política siempre hay que cuidarse de los “líderes” y autoridades que muestran falta de empatía y mienten constantemente. Este trastorno de la personalidad y psicopatía la gente suele catalogarlo como: “Ese es un auténtico político”. Un ejemplo de esos fue Chávez, por solo señalar uno. Era un narcisista empedernido. Creía saber más que los expertos. Los líderes así no buscan obediencia tan solo, necesitan ser admirados.
Memoria traumática
Algunas notas del libro Terapia psicológica.
Hago referencia a este término porque, de tener líderes como el descrito, hemos llegado los sujetos pasivos del ejercicio del poder a sufrirlo.
“La memoria es la capacidad de fijar, conservar y evocar las vivencias que una persona acumula en su vida. Sin embargo, la codificación de la información no es casi nunca como una grabación fotográfica. Los recuerdos no constituyen una reconstrucción, sino una representación del pasado. La importancia de la memoria radica en que nos permite relacionar el presente con el pasado y proyectar hacia el futuro nuestros pensamientos e ideas”.
Memoria traumática explicación.
“Los sucesos traumáticos, que no son meras adversidades de la vida cotidiana, generan terror e indefensión, ponen en peligro la integridad física o psicológica de una persona y dejan con frecuencia a la víctima en tal situación emocional que es incapaz de afrontarla por sí misma…”
El problema: no es fácil olvidar los traumas. Su huella muchas veces es imborrable.
Los sucesos traumáticos emergen y creemos que es la coherencia incorporada. Nada más alejado de la verdad.
Perturban nuestra conciencia y no nos permiten encontrar respuestas a los errores.
Hago esta relación para explicar, para entender un poco lo sucedido sobre el suceso, aún en suspenso, de quien será el próximo presidente de los Estados Unidos.
Las redes y conversaciones abundan en estos enfrentamientos.
Si defiendes a Biden eres comunista, los medios de comunicación, como antes de que llegara Chávez al poder, serán los grandes “culpables” para muchos.
Las autoridades electorales de EEUU son igual que el CNE chavista de Rodríguez y Lucena.
La Corte Suprema de ese país actuará igual que nuestro Tribunal Supremo, como bufete del Presidente y cobrará las batallas pasadas para acceder a ese lugar.
Se llama a la calle en un país donde la ley es ejemplo, como si se tratara de la plaza Altamira de Caracas o la de la República en Maracaibo.
El daño de 21 años es tan terrible que el recuerdo se vuelve evidencia presente y futuro incierto: si gana Biden es el socialismo, el comunismo que se apoderará de Estados Unidos…
Lo más grave es que evadimos y no atendemos nuestra realidad.
¿A dónde vamos a llegar?
Yo no lo sé. Simplemente me remito a confiar en el pueblo de Estados Unidos y sus instituciones. Si Biden ganó, o hizo fraude, se sabrá. Si Trump sencillamente bloquea o interrumpe con otros fines también se sabrá y tendrá que abandonar el poder.
Las consecuencias aparecerán para quien resulte responsable.
Esperemos.
Ángel Monagas es abogado y comunicador.
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