Mensaje cifrado, por Carolina Gómez-Ávila
Rusia reconoció este jueves a Jeanine Áñez como presidenta de Bolivia. Con matices que no desestimo, claro, pero el resultado final es el mismo: Jeanine Áñez es reconocida por Rusia como la presidenta interina de ese país.
Las inflexiones, las aportan el vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, y la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Por una parte, el Gobierno ruso se manifestó preocupado por la falta de quórum en el parlamento en el momento en que votaron por Áñez. Este es un tema de discusión constitucional en Bolivia porque su carta fundamental no especifica si ese extremo debe cumplirse y en cambio sí establece que el Poder Judicial debe avalarlo, lo que sí sucedió.
Por otra, Rusia percibe que las acciones que antecedieron al cambio en el Poder Ejecutivo “equivalen a un golpe de Estado”. Aun así, no dicen que Morales fue depuesto, sino que dimitió el 10 de noviembre. Y reconocen a Áñez.
Añaden que el reconocimiento a la presidenta interina tiene un límite: “hasta las próximas elecciones”. Es curioso que ese sea el límite que ella misma se ha impuesto: convocar a elecciones libres a la brevedad, tan pronto se constituya un nuevo Poder Electoral, porque el anterior quedó deslegitimado tras las gravísimas denuncias sustentadas por la Organización de Estados Americanos.
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Así que los rusos han adosado este límite de tiempo superfluo para aparentar un freno que no ejercen. Igual dijeron que las partes utilizan métodos más allá de los legales para resolver sus problemas políticos, pero no oponen resistencia a ello.
“No se trata de reconocer lo que ocurrió en ese país como un proceso legal, como ustedes entienden no se trata de eso», dijo Zajárova. Si para los rusos no se trata de legalidad, ¿de qué se trata entonces?
A principios de julio de este año, Putin recibió en Rusia a Evo Morales y, en el marco de las reuniones bilaterales, anunció que ambos países estaban terminando de construir un reactor nuclear en Bolivia, a 4.000 metros sobre el nivel del mar. Claro que dijo que el centro de investigación se dedicaría al uso pacífico de la energía nuclear, ni siendo mentira diría algo diferente.
¿Se trata de salvaguardar los intereses sin importar quién manda? Es posible. A eso le dicen pragmatismo y también lo han demostrado los chinos, pero no tendemos a creer que eso pueda pasar en una eventualidad similar con Venezuela.
Zajárova asegura que “sólo después de elecciones en Bolivia, se podrá hablar de un gobierno legítimo”, pero no han tenido inconveniente para reconocer a uno que consideran ilegítimo. Y ese sería el mensaje descifrado. Hoy es 16 de noviembre y es hora de salir a protestar.