Mecanismo de Noruega para diálogo con la oposición podría reactivarse, asoma Maduro
Maduro afirmó en una conversación con periodistas que, aunque el salario de los venezolanos estaba golpeado por «la guerra económica», las políticas de su gobierno habían logrado empujar el ingreso a unos $6 u $8 mensuales
El mandatario Nicolás Maduro asomó una posibilidad de sentarse una vez más en la mesa de diálogo con la oposición venezolana liderada por Juan Guaidó, mediante el mecanismo de Noruega, cuyos mediadores se mantienen en contacto con ambos bandos políticos.
Según reveló en un «debate parlamentario» en el que respondió preguntas de periodistas de cinco medios de comunicación, miembros de la delegación de Noruega sostuvieron un encuentro la semana pasada con Jorge Rodríguez, quien representaba al chavismo en las conversaciones previas con la oposición.
«Con Guaidó y Henry Ramos hemos tenido varias mesas de diálogo. Nos reunimos con los noruegos, estuvieron la semana pasada y quedó listo el enlace para nuevas conversaciones», aseveró.
En este sentido, el líder del chavismo insistió en que está «dispuesto a conversar con agenda abierta, con todos los actores de la oposición», incluso sugiriendo la posibilidad de establecer un gobierno conjunto en caso de que la Asamblea Nacional (AN) sea administrada por una mayoría opositora, aunque se trataría de los partidos minoritarios que se inscribieron, pues los principales líderes de las organizaciones más importantes que hacen frente a Nicolás Maduro, decidieron no participar en el «fraude electoral».
Las negociaciones mediadas por Noruega habían alcanzado un punto muerto en agosto de 2019, cuando el chavismo se retiró de la mesa de diálogo en Barbados. Según fuentes cercanas al proceso, se habían acercado posturas referentes al desacato de la Asamblea Nacional y la renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE), pero no sobre eventuales elecciones presidenciales; por lo que nunca se alcanzó un acuerdo.
Sobre las posibilidades de retomar las conversaciones, Juan Guaidó expresó el pasado mes de julio, cuando una comisión de Noruega visitó Venezuela, que no negociaría nada con el oficialismo, y que la única salida a la crisis era un cambio de gobierno.
Como parte de su participación en el «debate», que se organizó con motivo de las parlamentarias a pesar de que él no es candidato, aseveró que, pese a su disposición, la oposición no desea dialogar debido a que «se les acaba el negocio», ya que Maduro argumenta que los liderados por Guaidó se centran en apropiarse de los recursos venezolanos confiscados por la comunidad internacional.
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La contradicción económica
Ante las múltiples preguntas que recibió el gobernante referentes a la dolarización de facto que sufre el país, con un grueso de las operaciones comerciales -según Ecoanalítica un 64%- tranzadas en dólares, Maduro empezó a contradecir el discurso que había sostenido durante años a la cabeza del Gobierno.
El mandamás del oficialismo sostuvo que la solución a la que recurrió para lograr una «mejora» en la capacidad adquisitiva del venezolano es permitir el funcionamiento conjunto de la moneda nacional, el dólar y las criptomonedas, en lugar de «perseguirlo o demonizarlo». No obstante, años atrás, le declaró una «guerra» al «dólar criminal» que marcaban páginas como DolarToday.
«Hay que acabar con el dólar criminal que destruye la economía», declaraba a mediados de octubre de 2018, hace apenas dos años. Ahora muestra una aceptación total a la divisa norteamericana, a pesar de que desestima una posible dolarización total de la economía y descarta que los salarios legales empiecen a pagarse en dólares.
Maduro afirmó que, aunque el salario de los venezolanos estaba golpeado por «la guerra económica», las políticas de su gobierno habían logrado empujar el ingreso a unos $6 u $8 mensuales.
«Hay un nivel de ingreso que podría ser imperceptible para las estadísticas pero que cada vez es mayor en la familia venezolana. Nosotros protegemos integralmente la familia venezolana», aseguró.
Sin embargo, la cifra mencionada dista por mucho del salario integral oficial, que actualmente se ubica en 400.000 bolívares mensuales, unos $0,38 al calcular el cambio con la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV); aunque alcanza los 800.000 bolívares al incluir los cesta tickets, lo que equivaldría a $0,7. Un incremento «de hecho» que no ha sido publicado en gaceta, ubica el salario mínimo en 1.200.000 bolívares, pero incluso este aumento se equipara a apenas $1,1.
El ingreso de los venezolanos en bolívares, que se devalúan cada día, debe lidiar con un mercado de bienes y servicios dolarizado. Al ser cuestionado al respecto, Maduro evitó responder directamente y se escudó con las políticas sociales gratuitas, que también forman parte del «salario social», e incluso argumentó que su gobierno ha ofrecido atención de salud gratuita durante la pandemia.
En este contexto, hizo alusión al dólar, al afirmar que la creación del sistema tenía un esquema de «guerra interna», y que fluctuaba para sabotear al chavismo, ya que en época electoral «lo suben»; pero no hizo mención alguna a la tasa oficial del dólar según el BCV, que alcanza e incluso supera los niveles del dólar paralelo.
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Reconciliación con empresarios
Otro aspecto que defendió Maduro durante su conversación con periodistas tuvo que ver con el sector privado y la diversificación de la economía del país. Presentó una postura más abierta al capital privado y el libre mercado, dos conceptos con los que la gestión chavista no se ha llevado muy bien.
Tras años de políticas de expropiaciones y reiteradas regulaciones de bienes y servicios que se mantienen incluso hoy en día, Maduro habla de respetar la ley de oferta y demanda a través de la impresión privada. Aseguró que ya trabajaba con inversionistas internacionales, pero sostuvo que no podía dar detalles porque la comunidad internacional arremetería contra ellos.
Esta presunta nueva visión económica formaría parte de un proyecto de «recuperación económica» que se encaminaría después de que el chavismo gane la mayoría en la Asamblea Nacional. No obstante, Maduro ha prometido esta supuesta recuperación en cada uno de los años de Gobierno que ha encabezado, desde 2014, sin resultado alguno, pues Venezuela padece la hiperinflación más pronunciada del mundo.
De acuerdo con las cifras del chavismo proporcionadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), se prevé que el país estaría a punto de superar la fase de hiperinflación y entraría en un proceso de inflación elevada.
«Este año estamos en proceso de superar la hiperinflación y entrar en una fase de inflación alta. Debemos acoplar el sistema venezolano a uno que respete los costos de los productos, los costos de producción, los precios reales», acotó.