Mesa servida, por Teodoro Petkoff
La jornada de las primarias, el domingo pasado, coronó brillantemente el largo y laborioso empeño de la Mesa de la Unidad por concretar las 165 candidaturas unitarias para septiembre. Se había dicho que se procurarían tantos acuerdos como fuera posible y se realizarían tantas primarias como fuere necesario. Pues bien, fueron posibles 143 acuerdos y fueron necesarias 15 primarias para seleccionar los 22 candidatos restantes. A propósito, por cierto, la ventaja enorme de algunos de los candidatos vencedores revelaría que esas primarias donde salieron elegidos no eran tan necesarias y que un acuerdo habría sido perfectamente posible en tales casos. Miguel Cocchiola, en uno de los circuitos de Valencia, o Marco Figueroa, en uno de los de Anzoátegui, por no mencionar sino dos entre otros varios semejantes, son testimonio elocuente de que, habiendo buena voluntad, la vía de los acuerdos es absolutamente viable. Pero, en fin, así es la vida y lo que importa es que se cumplió bien el proceso y que la oposición democrática presenta un cuadro unitario extremadamente prometedor.
Por allí quedó un cabo suelto, el de Enrique Mendoza. Ojalá que de aquí al momento de la inscripción de candidaturas en el CNE pudiera Mendoza haber decidido sumarse al esfuerzo común, porque aquí todo el mundo hace falta. Sirva esta mención para insistir en la necesidad del respeto escrupuloso a las reglas establecidas. Una parte importante del secreto del éxito obtenido ha sido ese precisamente. Las primarias tenían reglas claras, que todos los participantes en ellas conocieron y aceptaron al inscribirse para competir.
Puesto que se han presentado públicamente opiniones sobre el destino de alguno que otro de los candidatos derrotados en las primarias, para buscarles «acomodo» entre las opciones ya previamente decididas por el Gran Acuerdo y por las primarias, sería bueno tener en cuenta que la salsa que es buena para el pavo, lo es igualmente para la pava.
El tratamiento que se dio a la controversia planteada en Miranda, sobre el encabezamiento de la lista, ha establecido lo que pudiéramos denominar «jurisprudencia», en el seno de la Mesa Unitaria. Atenerse a ella es lo más adecuado.
Durante todos estos meses la Mesa Unitaria, a través de diversas comisiones, ha venido trabajando también en una proposición de Agenda Legislativa, para el cometido a cumplir en la próxima Asamblea Nacional, así como en una proposición de programa general, resumido en 100 medidas específicas, que debe servir de marco, una vez aprobado, para la política que tiene como horizonte las elecciones presidenciales en 2012. La Mesa, pues, no ha estado sólo enfrascada en el «ñemeo» candidatural sino ha prestado atención prioritaria a todo lo que tiene que ver con lo programático. Cosa que, como lo de las candidaturas, entraña compatibilizar los diferentes enfoques y maneras de abordar la realidad nacional, que son, inevitablemente, propios de una oposición variada, cuando la lucha contra el autocratismo es la premisa fundamental que une a todos, para garantizar una vida democrática plena.