Mi derecho a votar y a elegir, por Reinaldo J. Aguilera R.
Twitter: @raguilera68 | @AnalisisPE
Entre muchas cosas, vamos a referirnos primordialmente y de modo inicial a los denominados derechos civiles y políticos, que no son más que aquellos que protegen la libertad del individuo frente a la vulnerabilidad que estos puedan tener frente a los gobiernos.
Entre ellos podemos destacar: derecho a la vida, derecho al honor, derecho a la libertad, seguridad e integridad personal; derecho a la libertad de expresión, derecho a elegir y ser elegido, derecho a petición, derecho al libre tránsito.
Existen otros, sin duda, pero refiriéndonos a lo que queremos, tenemos el derecho al voto y a elegir. Bajo el enfoque de la Organización de Naciones Unidas (ONU), es un derecho Humano; entonces la cosa no es juego.
El problema se nos presenta cuando se transgrede y pisotea el derecho al voto y a elegir, como en este momento sucede en Nicaragua, días previos a unas elecciones nada más y nada menos que presidenciales.
Pues bien, y ya en nuestra Venezuela, cabe destacar la altísima preocupación que surge ante la certeza de los millones de ciudadanos que de otra forma se encuentran fuera del territorio nacional y que tienen el deseo imperioso de sufragar, teniendo en contra el simple hecho de que no tienen dónde hacerlo.
Es sencillo recordar la situación presentada en el año 2013, cuando miles de venezolanos residentes en los estados del sureste de Estados Unidos, la gran mayoría en Miami y sus alrededores, partieron hacia Nueva Orleans (Luisiana) en autobuses, aviones y automóviles particulares para poder votar allí en las elecciones presidenciales de su país de origen; recordemos que esto se debió a que el Consulado General en Miami, entre otros, fue cerrado en enero de 2012 por orden del entonces presidente venezolano, el fallecido Hugo Chávez.
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El Registro Electoral, de manera especial con miras al proceso de megaelecciones en Venezuela el próximo 21 de noviembre ya está cerrado, aunque el mismo es permanente. Recuerden que debe efectuarse un corte para la elección respectiva, todo ello para poder elaborar los cuadernos de votación, distribución, actualización de cambios, traslados y depuración de dicho registro, por lo que esto quiere decir que lo que no se hizo en esta materia hasta el momento del cierre de ese corte, ya no se puede hacer.
Entonces, caemos en nuestro enunciado, definitivamente quedamos desprotegidos quienes nos encontramos fuera del país, sobre todo porque en lo que a EE. UU. respecta, no se tiene ni idea de cuáles de los ocho consulados se encuentran activos y prestos para que se vote en el exterior; además de que, repito, no hubo promoción alguna de parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) actual, al menos para que se actualizara el referido registro en esos sitios. Muy grave el asunto.
Decimos grave, porque desde ahora se sabe que millones no votarán y eso lo sabe también el régimen chavista. Ya, fríamente calculado, estamos fuera del proceso y con seguridad otros ciudadanos venezolanos regados por el mundo también.
Los mecanismos para que las personas se expresen existen, el asunto es si interesa activarlos o no. Por ejemplo, 90 millones de estadounidenses emitieron votos anticipados para las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos, la cifra es algo abrumador si lo comparamos con la población de nuestros países.
Pues bien, el asunto no se queda solamente en votar, el otro aspecto es el derecho a ser elegido, es decir, a postularse como candidato y a que se respete esa condición sin sufrir atentados que conlleven a la muerte misma.
En los actuales momentos, unos de modo formal y otros de manera informal, ya se encuentran en campaña en Venezuela, mientras una parte de la oposición aún se debate entre participar o no en el venidero proceso; ya sabemos lo perjudicial que ha sido en el pasado no hacerlo. Ahora bien, si se logran condiciones reales en esta oportunidad, vale la pena participar como candidato y al mismo tiempo elegir, ese será un modo de destrancar el juego político en Venezuela y explorar otros escenarios posteriores. Así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. es Abogado. Master en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de George Washington University/UCAB.
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