Miedo e indiferencia: así vivió Caracas la juramentación de Maduro
Este 10 de enero Nicolás Maduro se juramentó para un nuevo período presidencial. En las calles de Caracas los ciudadanos vivieron este día sorteando la expectativa, el miedo ante posibles represalias y la indiferencia en medio del crítico panorama político del país
Mientras Nicolás Maduro concretaba su juramentación ante la Asamblea Nacional este 10 de enero, en las calles de Caracas hubo movimiento, expectativa y prudencia. En algunas zonas, los comerciantes trabajaron con normalidad, pero en otras reinó la cautela y las santamarías estuvieron abajo. Los ciudadanos, en cambio, dejaron ver su temor, recelo, indiferencia e indignación ante la idea de que Nicolás Maduro gobierne durante seis años más.
Nicolás Maduro tomó posesión este 10 de enero en medio de un crítico clima político y marcó un hito en la historia venezolana. Las denuncias de fraude electoral y el cuestionamiento de decenas de países no impidieron que acudiera al Palacio Federal Legislativo para juramentarse como presidente para un tercer periodo.
Luego de las elecciones del 29 de julio y en medio de la ola represiva por parte de las autoridades, se generó la expectativa de que el 10 de enero sería un día importante para la política del país. Se habló de “un cambio” alimentado por la narrativa impulsada por la líder opositora María Corina Machado y que en redes sociales cobró fuerza. Sin embargo, en la calle se plasmó una realidad diferente.
En Petare, la zona popular más grande de Venezuela, la mayoría de los locales abrieron sus puertas. Desde comercios de productos esenciales como farmacias, carnicerías y supermercados, hasta tiendas de ropa y objetos electrónicos. Si bien había personas caminando por la zona, la afluencia era considerablemente menor en comparación con otros días en los que la Redoma de Petare, por ejemplo, suele estar abarrotada de personas.
Eso sí, hubo un despliegue policial en toda la zona. Tanquetas y funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en patrullas y motos estaban apostados en varios puntos de la comunidad. Las personas pasaban frente a los funcionarios sin inmutarse y continuando con sus tareas del día sin hacer mayor caso a las decenas de policías que vigilaban sus pasos.
Caminar por Petare daba una sensación de falsa normalidad. Todos sabían lo que estaba ocurriendo al otro lado de la ciudad con la juramentación de Maduro, pero pocos querían hablar al respecto.
“La verdad es que no me importa, no quiero opinar al respecto”, dijo un adulto mayor que estaba comprando un producto en una tienda de repuestos en Petare. “Si sigues preguntando vas a encontrar más personas que piensen como yo”.
En efecto, como si se tratara de una situación totalmente ajena a su realidad, varias personas se mostraron reacios a comentar qué piensan sobre la juramentación de Nicolás Maduro. El miedo estaba presente.
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Con voz baja, casi como si estuviese contando un secreto, el dueño de un puesto de perros calientes expresó cómo se siente ante la situación política actual del país. El hombre, cuya identidad se resguarda por motivos de seguridad, explicó que en el pasado fue partidario del fallecido Hugo Chávez. Sin embargo, manifestó su decepción por la gestión actual de Nicolás Maduro.
“Yo fui chavista, pero este gobierno nos ha decepcionado a todos. Yo tengo mi negocio pero eso ya no es suficiente. Las ventas están bajas y la mercancía es muy cara”, dice mientras abre el toldo de su puesto.
Con respecto a la juramentación de Maduro, este vendedor confiesa que “no sabe qué esperar”. “Honestamente, es difícil ponerle un nombre a este sentimiento. Estamos todos esperando a ver qué va a pasar pero mientras tanto tenemos que seguir trabajando, porque no hay de otra”.
Asimismo reconoce que existe miedo, ya que durante los últimos meses el gobierno llevó a cabo una ola de represión en las manifestaciones poselectorales. Refiere la detención de varios civiles apresados por la delación de partidarios al gobierno. «Esta ola de acciones represivas ha aumentado el miedo de la población a manifestar públicamente su opinión con respecto a la situación del país», dijo.
Sin embargo, existe otra cara de la moneda. Un día antes de la juramentación de Nicolás Maduro, la oposición venezolana liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia convocó a una manifestación en diferentes puntos del país. A pesar de las condiciones a las que se vio sometida la sociedad civil durante los últimos meses, la convocatoria tuvo acogida y cientos de personas acudieron al llamado a manifestar en contra de Nicolás Maduro.
Comercios cerrados y soledad
Al salir de Petare se plasmaba una realidad diferente en otro punto de Caracas. En Chacao, un municipio de tendencia tradicionalmente opositora, la mayoría de los comercios decidieron no abrir sus puertas. Las personas optaron por no salir hoy, en medio de la expectativa generada por la juramentación de Maduro. Supermercados, panaderías y farmacias estaban abiertos, pero la gran mayoría de la actividad comercial del municipio se paralizó este 10 de enero.
Aunque es el epicentro de las movilizaciones opositoras, en Chacao también existe el miedo ante las posibles represalias que el gobierno pueda tomar. A pesar del recelo y el temor, un hombre de la tercera edad aseguró que Nicolás Maduro no ganó las elecciones presidenciales, sumándose a las denuncias de fraude que marcaron la jornada poselectoral.
Sentado en la icónica plaza Francia de Altamira, este hombre, cuya identidad se mantiene bajo reserva, manifestó su preocupación por el futuro del país ante la cantidad de medidas que han tomado diferentes países de la región y que a su juicio puede afectar a los venezolanos.
“Ahora, se cierran las puertas. Desde el 11 en adelante vienen a cerrarle la santamaría, como quien dice, a Venezuela. Va a haber un impacto serio en la economía. Después del 10 se cierran las embajadas y esto va a ser un caos”, dice.
Con respecto al miedo que existe entre muchos venezolanos. A su juicio, no es apatía sino un mecanismo de protección de la ciudadanía ante la cantidad de represalias del gobierno. “No es una apatía, todos queremos protestar en contra del gobierno pero no podemos, estamos como frenados”.
Con respecto a la juramentación, aseguró que Maduro “no va a ser el mismo” después de esta fecha. “Él no va a tener la misma fuerza, aunque esté en Miraflores porque tiene a muchos países en contra. Después del 10 de enero, Maduro se juramenta como dictador”.
A las 10:40 a.m. Nicolás Maduro se juramentó en el Palacio Federal Legislativo. Mientras, en las calles y avenidas cercanas, como la avenida Universidad y la calle México, el chavismo organizó un despliegue con tarimas y simpatizantes, en otros puntos de la ciudad esto parecía ser algo totalmente ajeno.
Mientras Maduro se juramentaba, las personas en Chacao tomaban café en una cafetería o hacían compras en el supermercado. En ningún televisor o radio sintonizaron la toma de posesión. De hecho, en un local de un reconocido centro comercial en Bellas Artes un grupo de hombres de mediana edad tomaba café mientras el televisor del establecimiento transmitía un programa de recetas de cocina justo cuando el acto procolar se estaba realizando.
Muy cerca de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Plaza Venezuela, el paso estaba cerrado hacia la avenida Los Estadios. Una señora que paseaba a su perro aseguró que le importaba poco quién gobierne. Sin embargo, señaló que aunque no apoyó a Chávez, considera que Nicolás Maduro “levantó la economía”.
A diferencia de zonas como Chacao, Chacaíto, Plaza Venezuela y Bellas Artes donde pocos comercios abrieron sus puertas, en Catia las personas cumplieron con sus obligaciones como si de cualquier viernes se tratara. Todos los comercios abrieron en zonas como Los Magallanes de Catia, la Plaza Catia, gran parte de la avenida Sucre y los Flores de Catia.
Sin embargo, aquí la realidad era otra. La “normalidad” que se percibe en Catia es diferente. Una comisión del DAET tenía cerrado el paso en la avenida Sucre cerca de Miraflores. Hacia la Plaza Catia decenas de colectivos estaban apostados alrededor de una tarima instalada frente al Teatro Catia, pero con cero simpatizantes.
Acá la opción de muchos ciudadanos es no decir nada que pudiese afectar su integridad. De hecho, un ciudadano se negó a comentar ya que su familia fue víctima de un secuestro y tras ese episodio siente miedo al dar declaraciones.
La fachada en Catia apunta a la “normalidad”. Sin embargo, para muchos de sus habitantes el sentimiento de desesperanza por los últimos acontecimientos en Venezuela se mantiene vigente.
“Hoy siento tristeza y frustración. Aunque sabíamos que Nicolás Maduro podía juramentarse es inevitable no sentir que una vez más se salió con la suya”, dijo un joven que aguardaba en una parada de autobús cerca de Agua Salud.
“Las expectativas son bajas para el futuro. Maduro tendrá un gobierno con menos poder, pero tendrá un gobierno”, comentó el joven.
Denuncias de fraude electoral marcaron la jornada electoral del 28 de julio de 2024 y a pesar de no mostrar las actas que validaban el triunfo, Nicolás Maduro fue ratificado como ganador por parte del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia.
Edmundo González Urrutia, principal contendiente en las elecciones principales, salió del país para proteger su integridad. De acuerdo con las actas en poder de la oposición, el diplomático sería el vencedor de los comicios. Su triunfo ha sido reconocido por varios mandatarios.
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