Mientras Chávez iba, Teodoro venía, por Pedro Benítez
Twitter: @PedroBenitezF
Una de las grandes tragedias de Venezuela —y de buena parte de América Latina— es que mientras el expresidente y excomandante golpista, Hugo Chávez, iba rumbo a lo que él mismo denominó como «el mar de la felicidad cubano», Teodoro Petkoff, el exministro de Planificación y editor de TalCual, venía de vuelta.
Es todo un símbolo. Con «Chacumbele» llegó al poder esa izquierda reaccionaria, militarista, ignorante, aventurera y sin escrúpulos. La que nunca pasó de repetir, como autómata, las consignas de los manuales de Marta Harnecker. La otra, la que admitió que el socialismo soviético (por extensión, cubano) era incompatible con la democracia y la libertad , la que se dio cuenta de que el Muro de Berlín cayó, esa siguió siendo oposición en Venezuela. Es la que simbolizó Teodoro.
Chávez se fascinó, como niño con un juguete nuevo, por el mundo del llamado socialismo real cuando este había pasado a mejor vida, víctima, no del imperialismo estadounidense sino de sus propias e irresolubles contradicciones. Teodoro ya había efectuado ese viaje de regreso, a la vista de todo el mundo.
Todo el que tuvo la oportunidad de seguir la carrera política e intelectual de Teodoro Petkoff pudo apreciar en sus editoriales de TalCual el punto de llegada de una reflexión sobre el valor de la democracia, que comenzó con la Primavera de Praga en 1968.
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No fueron pocos los que rompieron con la utopía socialista puesta en práctica en países como en la Cuba de los hermanos Castro, no tanto por sus fracasos económicos y sociales (todavía) sino porque, en nombre de una sociedad más justa, se habían impuesto dictaduras policiales implacables. Pero, tampoco escasearon los que no tuvieron la integridad intelectual de romper con el sueño soviético. El exrevolucionario y excandidato presidencial, devenido en periodista de opinión, sí.
Con su estilo irreverente, los ya célebres editoriales en TalCual fueron el campo de combate de esas dos visiones del mundo. Era parte de su gancho. Teodoro le daba al chavismo donde más le dolía. Tenía la habilidad de sacarle la piedra a Chávez. Muchos disfrutábamos esos editoriales por eso. ¿Para qué lo vamos a negar? Esa era la marca de fábrica de las portadas del periódico.
Pero, además, le aportó una de sus características personales que todavía hoy uno aprecia en TalCual: la honestidad intelectual. No se puede juzgar a los demás con una medida distinta a la que se aplicaría a uno mismo.
En un aniversario más de esta aventura periodística que ha sobrevivido a su autor, he querido aprovechar la oportunidad que me da su espacio para compartir esta reflexión, no en homenaje a Teodoro, sino a todo el equipo que tenazmente mantiene vivo y vigente a TalCual.
Pedro Benítez es profesor de Historia Económica en la UCV.
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