Militares de Ecuador intervienen cárcel de zona donde repunta la violencia
Desde el martes, la policía y las Fuerzas Armadas instalaron sus centros de mando en una provincia de Ecuador para combatir el crimen, todo en medio de un estado de un excepción en siete provincias que el presidente de ese país, Daniel Noboa, declaró ante el «conflicto armado interno» que vive la nación andina tras la fuga en enero del peligroso «Fito», líder de Los Chonero
Texto: RFI / AFP
Torsos desnudos, manos en la nuca y tatuajes a la vista. Amontonados, reclusos de una cárcel en la provincia ecuatoriana de Manabí, donde el crimen arremete con fuerza, esperan que concluya una nueva inspección de uniformados en busca de armas y droga.
«¿Quién está al mando? Es la última vez que los voy a sacar y no quiero hacerlo a las malas», grita un policía con el rostro cubierto, mientras interroga a los reos durante un operativo de unos 700 policías y militares que presenció la AFP este miércoles.
En fila los reclusos salen de sus celdas y se sientan en un patio de la cárcel conocida como El Rodeo en la ciudad de Portoviejo, la capital de Manabí (suroeste).
En la pieles de los reos están tatuadas leyendas como «Soy el diablo» o «100% Chonero activo», señal de su afiliación a la principal banda delincuencial del país, Los Choneros.
Desde el martes, la policía y las Fuerzas Armadas instalaron sus centros de mando en esa provincia para mostrar músculo al crimen organizado, cuyos ataques se han intensificado en ciudades como la cercana Manta, donde pistoleros abrieron fuego el domingo durante una función de circo matando a tres personas, entre ellas un legislador suplente.
Todo en medio de un estado de un excepción en siete provincias que el presidente, Daniel Noboa, declaró ante el «conflicto armado interno» que vive el país tras la fuga en enero del peligroso «Fito», líder de Los Choneros.
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Presos famélicos en Ecuador
«Estamos seguros de que hay muchas armas que todavía no hemos encontrado en las cárceles porque están hechas caletas subterráneas» cubiertas de cemento, dijo este miércoles el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, en una entrevista con la radio FM Mundo.
Un grupo de reos es sometido a una inspección en la cárcel El Rodeo en Portoviejo (Ecuador) el 5 de junio de 2024. © Gerardo MENOSCAL / AFP
Loffredo agregó que en 12 de las 36 cárceles del país hay presencia permanente de militares. En las demás, las intervenciones duran hasta una semana.
En el Rodeo, otros reos no se destacan por sus tatuajes sino por su extremada delgadez. A uno de ellos fácilmente se le marcan la clavícula, el omóplato y las vértebras.
Dentro de las celdas, los militares golpean con herramientas las paredes y afinan el oído para detectar cualquier sonido hueco que le permita identificar caletas.
Con picos destrozan muros. Con la mano protegida por una funda plástica un militar explora un pequeño orificio del que salen paquetes de droga. También buscan en tuberías y sanitarios.
Enemigo que «se camufla»
Las cárceles ecuatorianas son escenarios del terror. Desde 2021, al menos 460 reclusos han muerto en medio de cruentas masacres, producto de choques entre bandas rivales.
Esa violencia se trasladó a las calles. La nación cerró el año 2023 con el récord de 47 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a la tasa de 6 en 2018.
Las incautaciones de droga también crecieron. Entre enero y junio, el país ha decomisado 121 toneladas. El año pasado había confiscado 219.
«Nos estamos enfrentando a un enemigo muy peligroso, muy preparado, muy equipado y con mucho poder económico», señaló Loffredo, sobre la veintena de bandas a las que el gobierno tilda de «terroristas».
La víspera tanques de guerra y militares con fusiles patrullaron las calles Manta. «Es un enemigo que se camufla entre la sociedad civil», insistió el ministro.
Manabí, junto a otras seis provincias del país y una ciudad, está bajo estado de excepción por el repunte de la violencia. La medida declarada el 22 de mayo se extenderá por 90 días y, según el gobierno, responde a que las bandas se ha «resguardado y atrincherado» en estas zonas ante la ofensiva militar.