Por ahora, Miraflores está sin incentivos para retomar diálogo con la oposición en México
El transcurso del tiempo parece haber fortalecido a Nicolás Maduro y las asimetrías de poder existentes entre el oficialismo y la oposición hacen que una negociación asistida por actores foráneos pueda ser manejada desde Miraflores con mayor parsimonia, dice Miguel Ángel Martínez Meucci. Fernando Spirito y Félix Arellano coinciden en que las divisiones en la oposición y su débil liderazgo no vaticinan avances en la materia
En octubre de 2021, el proceso de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y un sector de la oposición, que se realizaba en México con la mediación del Reino de Noruega, fue suspendido unilateralmente tras la extradición del empresario colombiano Alex Saab desde Cabo Verde a Estados Unidos.
Según el discurso oficial, el caso de Saab —a quien otorgaron un sobrevenido rol diplomático— es un punto de honor tan prioritario como el levantamiento de las sanciones internacionales. Las condiciones han sido expuestas tanto en público como en privado. Por su parte, la Plataforma Unitaria, cuya delegación es dirigida por Gerardo Blyde, ha hecho recurrentes llamados a retomar las negociaciones.
El 3 de febrero pasado, Blyde instó al gobierno de Maduro a retomar el diálogo con prontitud. De manera particular, el exdiputado y exalcalde llamó a volver a sentarse en la mesa antes de la designación de los nuevos magistrados tras la cuestionada reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que aprobó la Asamblea Nacional (AN) de 2020, la que domina el PSUV. Este proceso ya está adelantado desde ese Parlamento que constituyó el Comité de Postulaciones Judiciales respectivo.
«Si este proceso muere definitivamente, nos va a costar a todos muchísimo volver a contar con un proceso que cuente con todos los ingredientes con que cuenta este», argumentó Blyde.
Hasta ahora, no se vislumbra ninguna señal de la vuelta al diálogo. El gobernante Nicolás Maduro reiteró en enero de este año que no es el momento para volver a sentarse en la mesa con la oposición.
«Los diálogos iban muy bien, estábamos entrando en profundidad sobre la reinstitucionalidad del país, la economía, las sanciones y, entonces, el gobierno de Estados Unidos hace una acción que sabía iba a provocar la ruptura del diálogo. La propia oposición, su coordinador (Gerardo) Blyde, lo habló en Washington con el Departamento de Estado, y le dieron garantías de que no iban a llevarse a Alex Saab, nuestro diplomático, para que los diálogos siguieran fructíferos», señaló Maduro.
Miguel Ángel Martínez Meucci, doctor en conflicto y procesos de pacificación, actualmente en la Universidad Austral de Chile, explica que en procesos de esta naturaleza juega un papel fundamental la correlación de poder entre las partes, así como la creatividad que las partes sepan desplegar para maximizar sus opciones de éxito.
«Maduro ha señalado recientemente que vienen casi dos años sin elecciones, y las que estaban en el calendario se saldaron ya a favor del chavismo, gracias a sus manejos indebidos del proceso electoral. En otras palabras, está indicando que lo que más le interesa a la oposición —y lo que menos desean quienes controlan el Estado actualmente, que son unas elecciones limpias— es un tema que por ahora no está sobre la mesa», subraya Martínez Meucci.
En ese contexto, el apremio por el reinicio del diálogo cobra más fuerza del lado opositor que en la arena del gobierno de Maduro.
El también investigador Martínez Meucci no cree que la oposición deba, o incluso, que pueda ofrecer más. «Creo que el chavismo está forzándola a que de todo lo que pueda a cambio de volver a la mesa. De hecho, me parece que no se debe volver en esas condiciones», puntualizó.
Al chavismo le interesa el levantamiento de las sanciones foráneas, pero, al mismo tiempo, prácticamente quiere obtenerlas sin ceder nada a cambio., razona Martínez Meucci
«El paso del tiempo parece ayudar al chavismo en este sentido, máxime cuando nos encontramos en un contexto internacional marcado por el pulso que Rusia y China, aliadas del chavismo, mantienen con Occidente por Ucrania y Taiwán, respectivamente; y por las probables victorias de Petro y Lula en Colombia y Brasil, en un hemisferio que durante los últimos años ha virado a la izquierda», indica.
Para Martínez Meucci, el contexto descrito parece apuntar hacia escenarios en los que el chavismo podría seguir viéndose fortalecido, en términos relativos, en su posición negociadora. A su juicio, de allí se deriva la «parsimonia» con la que se maneja en el proceso de diálogo en México.
El investigador recuerda que, con frecuencia, se ha sostenido que el chavismo llega a este tipo de negociaciones facilitadas por terceros con el propósito, entre otros, de ganar tiempo. Sin embargo, opina que una vez más se confirma que el paso del tiempo ha permitido al chavismo fortalecer su posición negociadora.
«En líneas generales, las asimetrías de poder existentes entre chavismo y oposición se han profundizado, con lo cual una negociación asistida por actores foráneos puede ser manejada con mayor parsimonia por parte de un bando, mientras tiende a ser percibida por el otro como una buena oportunidad para hacer valer el apoyo foráneo que las democracias occidentales han brindado al gobierno interino. Fuera del proceso de México, este apoyo externo no encuentra demasiadas oportunidades para hacerse valer de algún modo», subraya Miguel Ángel Martínez.
Diálogo versus sanciones
El presidente de la Asamblea Nacional (AN) de 2015 Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países, llamó el 28 de enero a regresar a la negociación. Puntualizó que del avance del diálogo depende el levantamiento progresivo de las sanciones.
Ratificamos nuestra posición, y la de nuestros aliados internacionales, de volver lo antes posible al proceso de Mexico para lograr un Acuerdo Integral.
El levantamiento progresivo de sanciones está y sigue sujeto a cumplir los puntos del Acuerdo. Estamos listos para lograrlo.
— Juan Guaidó (@jguaido) January 29, 2022
Martínez cree que, dado que el interinato no tiene recursos reales para el ejercicio del poder y tras la suspensión del diálogo, «lo más probable es que siga perdiendo tracción e influencia. Nuevamente, el paso del tiempo y la ausencia de elementos disruptivos suelen favorecer al statu quo, dominado en este caso por el régimen chavista».
Por su parte, el politólogo Fernando Spirito destaca que el interinato ya agotó su capital político. La única razón por la cual, a su juicio, se mantiene hoy el interinato es por el oxígeno del manejo de los activos, lo que «es una papa caliente que los mismos partidos tienen que solucionar».
El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) Diosdasdo Cabello señaló, el 8 de febrero, que «cuando la oposición insiste en el diálogo, parece que alguien necesita oxígeno». Aseguró que Nicolás Maduro no tiene pensado retomar el diálogo hasta que la oposición corrija sus acciones.
📢 "Cuando la oposición insiste en el dialogo, parece que alguien necesita oxígeno": Diosdado Cabello dijo que Maduro no tiene pensado retomar el diálogo hasta que la oposición corrija sus acciones; en alusión a las sanciones y detención de Álex Saab en #EEUU. pic.twitter.com/KGTslgARPl
— Servicio de Información Pública (@infopublicave) February 8, 2022
Frente al diálogo
Spirito puntualiza que aunque el diálogo esté en suspenso en este momento, eso no significa que sea una situación definitiva. Destaca que la situación política del país es bien fluida y no se descarta que el llamado a retomar el proceso se concrete a mediano plazo, según se desarrollen los factores estratégicos del gobierno y de la oposición.
«La insistencia por parte de la oposición, que es quien ahora está pidiendo diálogo, es a veces difícil de explicar. Yo espero, por ejemplo, que sea un intento por reagruparse, espero que de una manera u otra la oposición haya aprendido de las elecciones de Barinas, y que este llamado al diálogo sea una especie de primer intento por reagruparse. Por supuesto, habrá que ver cuál es el tema que se va a plantear en la mesa de negociaciones», indica Spirito.
El 8 de febrero, Avanzada Progresista (AP) planteó ampliar la representación opositora en la mesa de diálogo. En un carta dirigida a Jorge Rodríguez, jefe de la delegación del gobierno, a Gerardo Blyde, jefe de la delegación, y a la comisión de Noruega, el partido que preside Henri Falcón propuso que la representación opositora sea de 10 miembros: un representante por cada uno de los cuatro partidos del G4-Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y un representante para cada uno de los seis partidos con mayor votación que no forman parte de esa coalición.
Avanzada Progresista sustentó su planteamiento de ser parte del diálogo en los resultados electorales del 21 de noviembre de 2021, cuando «aproximadamente el 60% de los votos opositores se expresaron en fórmulas distintas a las presentadas por el llamado G4-MUD».
Para el politólogo Spirito, la propuesta de Avanzada Progresista es lógica si se parte del hecho de que el G4 tiene el monopolio de la representación opositora en la negociación. Puntualiza que los únicos que tienen capacidad de movilización o potencial de movilización son los partidos del G4, pero, indica, que la unidad de toda la oposición es clave en el proceso, además de la inclusión de las organizaciones sociales.
Sobre esto, el 13 de enero, el secretario de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Raúl Biord, dijo que el diálogo debe comenzar desde las bases, desde las comunidades y generarse de forma ascendente.
Fernando Spirito, catedrático en la UCAB, destaca que ante un eventual regreso al proceso de diálogo, la oposición debe tener claro que se van a hacer requerimientos, como la celebración de elecciones libres y la liberación de los presos políticos, pero también se debe estar dispuesto a ofrecer cosas.
«No basta sentarse en la mesa para pedir cambio político. Este es un gobierno tramposo y lo que se decida allí no necesariamente es lo que se va a realizar. Cualquier conclusión que se alcance en la mesa por sí misma no se va a mantener si por detrás no hay, por ejemplo, la movilización del pueblo como la única garantía de cumplimiento. Una de las grandes lecciones de Barinas fue la movilización de los barinenses que hicieron posible este triunfo contundente», subraya Spirito.
El respaldo internacional
El apoyo internacional es importante para impulsar el diálogo, pero el meollo del asunto es que el gobierno y la oposición asuman el peso del proceso de negociación, indica el internacionalista Félix Arellano.
Sostiene que la comunidad internacional tiene recursos humanos especializados, así como recursos económicos, además de equipos para atender el diálogo. El límite no es la comunidad internacional, por cuanto las trabas fundamentales para no avanzar en el diálogo son de carácter interno.
«Los límites son, por una parte, el poco interés de Miraflores en ir a una mesa de negociación y, por la otra, las divisiones de la oposición que no facilitan para nada la tarea de la comunidad internacional, le complica la coordinación. En consecuencia, las trabas son a nivel interno y la comunidad internacional no puede obligarlos, no puede decir aquí está la mesa y tienen que venir«, indica Félix Arellano.
Señala que Venezuela está en la agenda de prioridades de Estados Unidos. Argumenta que ha habido coherencia en la actuación de la administración de Joe Biden sobre la lucha democrática y el apoyo al diálogo.
«Ellos nunca asumieron que eran el director de la orquesta, nunca dijeron que el centro era la Casa Blanca, los Estados Unidos, nunca han tenido el tono exacerbado de Donald Trump, en ese sentido ha habido coherencia. Incluso llegaron a abrir espacios de protagonismo en la Unión Europea, Noruega o el Vaticano. Estados Unidos tiene el mismo interés del primer día, lo que no se ve es el interés del lado venezolano. ¿Cómo los obliga?», dice el internacionalista.
Félix Arellano coincide con Miguel Ángel Martínez Meucci y Fernando Spirito en que Miraflores no quiere, por ahora, la mesa de México.
«La parte de Miraflores, que nunca ha estado muy dispuesta, está en la peor etapa de desinterés, está cómoda, no hay incentivos ni obligación para ir a la mesa. Por el contrario, si la mesa es para saludarnos y tomarnos fotos, bienvenida. En ese mismo orden de ideas, incluso para una mesa de show, quieren un show diferente, una mesa reformulada, pero inoperante. La preocupación no es que sea efectiva, sino que la foto sea atractiva», señala.
El embajador de Estados Unidos para Venezuela James Story reiteró, este 4 de febrero, que su gobierno está dispuesto a revisar su política de sanciones económicas contra Venezuela si nota «un progreso significativo» en el diálogo de Ciudad de México.
«Los Estados Unidos de América, en declaraciones conjuntas con la Unión Europea, Canadá, Colombia y otros países, hemos dejado claro que revisaremos las políticas de sanciones si todas las partes logran un progreso significativo hacia una solución democrática. Estamos listos», dijo Story. en su programa telemático semanal.
Félix Arellano dice que Estados Unidos tiene un apoyo sólido a la negociación y a la salida política pacífica en Venezuela.
«No creo que la Casa Blanca vaya a oponerse a modalidades de coordinación, el problema es que tampoco se ven sustitutos para el G4. Estado Unidos, ante el vacío de coordinación, sigue apoyando a quien tiene en este momento la vocería que es el Presidente encargado, ese apoyo a la figura se va debilitando, pero no la causa venezolana», asegura.
A principios de febrero, el Grupo Internacional de Contacto (GIC) sobre Venezuela se unió a las voces que conminan al gobierno de Maduro a retomar el proceso: «La única salida a la crisis que atraviesa Venezuela es la negociación política, liderada por los propios venezolanos, que lleve a la organización de elecciones creíbles, inclusivas y transparentes a todos los niveles, incluido a nivel presidencial».
Días antes de suspenderse el diálogo, el 27 de septiembre de 2021, las delegaciones del gobierno y de la oposición, en un tercer encuentro en México, emitieron un comunicado a través del cual se abogó por la ampliación de mecanismos de consulta hacia actores políticos y sociales.
El diplomático noruego Dag Nylander, mediador de las negociaciones, leyó el comunicado que estableció realizar «en lo inmediato» varias sesiones de consulta con diversos actores políticos y sociales nacionales e internacionales. El objetivo, según se dijo, es constituir un eficiente mecanismo de consulta y participación que pueda instalarse de manera incluyente.
Otro aspecto señalado fue la necesidad de asegurar un «enfoque de género» en el desarrollo de las negociaciones y los acuerdos que logren alcanzarse.
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