Mireya Rodríguez: A esta negociación entran dos minorías en juego
La negociación en México depende de diversos factores para ser exitosas. La expresidenta del Foro Mundial de Negociación advierte que oficialismo y oposición van en desventaja, y con presiones externas para lograr acuerdos que conlleven a cambios políticos sustanciales
El pasado 13 de agosto, delegaciones del oficialismo y la oposición mayoritaria firmaron un memorando de entendimiento en México, bajo la mediación del Reino de Noruega, para iniciar un nuevo proceso de negociación con el objetivo de encontrar una salida política a la crisis venezolana.
Con siete puntos y una metodología clara, las delegaciones lideradas por Jorge Rodríguez, por el chavismo, y Gerardo Blyde del lado opositor, se reunirán nuevamente a partir del 3 de septiembre- de no surgir contratiempos- para proseguir la ronda de conversaciones.
Antes de verse nuevamente en México, la profesora universitaria y expresidenta del Foro Mundial de Mediación, Mireya Rodríguez, analiza sobre varios aspectos a tomar en cuenta de esta negociación: desde las partes en este proceso, a quienes califica como «dos minorías en juego», además del papel de Noruega, los puntos a discutir por las delegaciones y posibles indicadores de que el proceso marcha por buen camino.
I. ¿Quiénes entran en esta negociación?
Dos minorías en juego… Se trata de una negociación multipartes y en ninguna de las dos delegaciones están presentes todas las partes involucradas:
- Por el lado del régimen, hace rato dejó de cumplir sus funciones de Estado, al no poder ejercer el monopolio de la violencia institucional, no controlar el territorio (repartido entre actores nacionales e internacionales con sus propios intereses) ni a su población que -cual hemorragia- se fuga por todas sus fronteras cada día.
- Por el lado de la llamada oposición, hace rato que dejó de intentar acciones unitarias. Se encuentra en estado terminal de atomización. La delegación que asistió a la firma del memorándum de entendimiento cedió en lo único que le quedaba (la figura del interinato) y ello tendrá consecuencias irreversibles. También existen, pero no participan “la mesita” y los partidos políticos conformados fraudulentamente por el régimen para armar el show electoral de noviembre. Además de algunos de ellos que, como Henrique Capriles Radonsky, apoya abiertamente el entendimiento con el régimen. La exdiputada María Corina Machado, el ala más dura de la oposición, no participa ni apoya estas negociaciones.
Con esta descripción, pretendo transmitir que quienes participan en la negociación en México son dos minorías dentro de sus respectivos ejes de influencia/poder, lo cual afectará la capacidad real de acordar y -sobre todo- de ejecutar lo acordado. Asimismo, ambos cuentan con un alto grado de desaprobación en las encuestas.
II. ¿Para qué entrar en esta negociación?
En principio, esta nueva ronda de negociaciones surge por iniciativa del interinato que conduce Juan Guaidó, cuyo liderazgo se ha difuminado de manera importante a nivel nacional e internacional. Esta fue aceptada por el régimen, previo acuerdo con Noruega como facilitador. Sin embargo, no podemos desconocer el momento en que esto se produce, en particular, el cambio de gobierno de los Estados Unidos, que los ha impactado a ambos de manera diferenciada y -no precisamente- para favorecerlos.
En este sentido, creo que ambas partes percibieron sus debilidades crecientes y sistémicas dentro de su respectivo eje de influencia. Aunque suene radical, considero que –a pesar de todo el apoyo de sus aliados- si siguen así, podrían ser sacados los dos del tablero de juego. No en vano, las encuestas muestran que la población se inclina a votar por figuras independientes, fuera de las opciones partidistas existentes.
En otras palabras, ambos necesitan estas negociaciones para seguir existiendo, aún en los roles disminuidos que desempeñan en la real politik venezolana. A mi juicio, la aceptación por parte del régimen del Plan de Salvación Nacional propuesto por Guaidó es la mejor muestra de esta lectura.
III. Nuevos actores en escena, ¿negociación tutelada?
La presencia explícita y el apoyo tanto de Estados Unidos como de Rusia dentro de las negociaciones (además de Noruega, la Unión Europea, Canadá y las Naciones Unidas) dan indicios de que la negociación parece ser la única vía explorable para iniciar la salida a la crisis venezolana. De no aprovechar esta oportunidad, se correrá el riesgo de que tales actores abandonen a su suerte el drama venezolano, el cual pasaría a formar parte de los problemas intratables que aquejan al mundo.
Por otra parte, aunque sea duro decirlo, creo que el sistema internacional ya está metabolizando la crisis venezolana, creando los mecanismos de ayuda humanitaria y organizando una plataforma para gestionar recursos y contener sus excesos.
Esta percepción de apoyo a la negociación también es apoyada por la población según recientes encuestas, sobre todo, si se busca abordar la crisis económica y de servicios públicos.
IV. Los temas de la negociación
Se trata de una negociación con una agenda compleja que solo podrá destrabarse si se dan muestras reales de desandar la ruta de mutuo desconocimiento. A este respecto, el interinato dio la primera señal al respecto y el régimen aceptó sentarse a la mesa, satisfecho por ser reconocido a nivel internacional por países que hasta ahora lo desconocían. Creo que se impuso la real politik más por agotamiento de fuerzas que por estrategia.
A partir de allí, se firmó un memorándum de entendimiento que incluye siete puntos: derechos políticos, garantías electorales y cronograma electoral; levantamiento de las sanciones, respeto al estado de derecho, convivencia política y social, protección de economía social y garantías de implementación y seguimiento.
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Si hacemos una sumatoria de recursos y aliados presentes en esa mesa de negociaciones, podríamos decir teóricamente que sí podrían alcanzarse acuerdos en torno a estos puntos. La sobrevivencia de ambos está en juego y eso debería ser el principal incentivo para encontrar el balance entre el grado de sanciones que sería necesario levantar -por parte de USA y otros- para que el régimen acceda a convocar un calendario electoral con observadores internacionales, partidos legitimados y un Tribunal Electoral con mayoría independiente. Y así sucesivamente con cada punto de agenda.
Sin embargo, ¿Qué pasaría si el régimen se compromete con acuerdos que no puede cumplir? Es decir, no es descartable un escenario donde el régimen se comprometa a unas elecciones con garantías y observadas internacionalmente, pero -al no tener el monopolio de la violencia- éstas se vean saboteadas por las bandas criminales y focos guerrilleros que actúan a sus anchas en Venezuela. O también que Cuba se niegue a soltar el dominio sobre las instituciones vinculadas con el hecho electoral y el aparato represivo del “Estado” venezolano. O que las facciones dentro del PSUV saboteen las negociaciones. Lo mismo por el lado de las oposiciones. Hay demasiados actores con poder de sabotear esta negociación.
1.- ¿Sirven las elecciones para las transiciones?
-La evidencia académica y política muestra que sí es posible como opción, aunque cueste aceptarlo. Sin embargo, se requiere la conformación de bloques unitarios que muestren a la población que existe un sustituto al régimen. Ese no es el caso en Venezuela, donde predomina la atomización político-partidista y la población se inclina a votar por figuras independientes, lo cual en sí mismo es otro problema potencial dada la complejidad del drama político venezolano.
Creo que, de no llegarse a un acuerdo razonable en esta oportunidad, podría haber una deserción de actores claves que están apoyando esta negociación, dejando a las partes a su leal saber y entender. Venezuela pasaría a ser un tema que ya no despierte interés, siendo que se han abierto otros temas de mayor impacto como Afganistán.
2. ¿Visualiza el desenlace de la crisis venezolana?
-No. De momento, no está claro por cuántos días se prolongará el proceso de negociación ni cuándo se espera que pudieran alcanzarse acuerdos concretos. Mientras, creo que la gente sabe que si no puede irse no tiene opción y debe luchar día a día por su sobrevivencia. Y en ese escenario, por razones obvias, el régimen está en capacidad de dar más respuestas que la oposición.
Un punto de inflexión podría producirse como resultado de las elecciones pautadas para el mes de noviembre, lo cual representa un alto riesgo para ambos. El régimen cuenta con que saldrá victorioso, a sabiendas de dominar todos los canales para generar los votos que necesitan para ganar, una vez más. Sin embargo, no deberían subestimar los resultados que arrojan algunas encuestas y que reflejan el bajo apoyo electoral hacia el régimen y el apoyo a figuras independientes.
V. Experiencia y abordaje de Noruega
En cuanto a Noruega, su abordaje siempre es el mismo, impulsar su papel como mediador en conflictos y de acercar los intereses de las partes, lo cual no ha sido posible hasta ahora. De hecho, yo diría que se trata de un proceso construido con aproximaciones sucesivas de una misma negociación. Este es el sexto episodio de la serie llamada ‘Mediación en Venezuela’.
Lamentablemente, en este proceso quien ha ganado sistemáticamente ha sido el régimen, al lograr desarticular, reprimir y cooptar a las fuerzas opositoras, hoy atomizadas a su mínima expresión. También ha perdido su población, que vive una dramática crisis humanitaria que -día a día -expulsa a millones de venezolanos de su patria.
¿Por qué esta vez podría funcionar? Básicamente, por la presencia de aliados que antes no lo hacían explícitamente como EEUU y Rusia. Sigue faltando China y Cuba, Irak, las guerrillas y las bandas armadas, actores determinantes en el entramado político y económico venezolano.
Debemos incluir también, las señales que viene emitiendo la Corte Penal Internacional, que ya ha adelantado que existen evidencias que podrían condenar al régimen de Nicolás Maduro.
Aun con estos apoyos, Dağ Nylander, representante por Noruega, mencionó que “los países externos al conflicto harán todo lo posible para que estas negociaciones tengan un buen resultado. Sin embargo, se sabe que solo los venezolanos podrán resolver su situación interna.”
VI. ¿Memorando da paso a una negociación más robusta?
Un memorándum puede ordenar un proceso de negociación. El problema es que cada tema encierra en sí mismo una diversidad de subtemas no explicitados y que irremediablemente van a surgir, sobre todo, si se hace con una lectura ideológica. Allí jugará un rol importante la facilitación, que deberá ayudar a que no se desvíe la discusión y no se pierda el foco buscado con el memorándum.
A mi juicio, una negociación robusta pasa por identificar objetivos de alto impacto alcanzables entre todos, para asistir a una población exhausta y una economía destruida, con identificación clara de recursos y mecanismos transparentes en el uso de esos recursos. Y sería más robusta si los aliados internacionales apoyaran esos objetivos y no a sus respectivas contrapartes. Eso es posible hacerlo.
A diferencia de ello, cada delegación pasó a hacer un listado de temas de su interés para intentar verlos resueltos en la negociación. Cada uno sigue viendo la mitad del vaso y es dificulta el logro de acuerdos que requiere la construcción de visiones compartidas.
VII. Acuerdos parciales antes de un acuerdo final
Cada negociación tiene las reglas que las partes acuerden. Sin embargo, abrir de esta manera la negociación es un riesgo alto, ya que, si una de las partes considera suficiente con lo logrado parcialmente, podría retirarse de la negociación sin que haya finalizado.
VIII. Indicadores de una negociación bien encaminada
A mi juicio, serían los siguientes:
- La comprensión del contexto en que se desenvuelven las negociaciones: el drama venezolano ya no tiene la misma intensidad a nivel internacional y las partes están debilitadas en relación a sus ejes de influencia
- Un manejo comunicacional cuidadoso entre las Delegaciones y sus aliados, a fin de asegurar una mínima coherencia interna frente a la multiplicidad de actores que están fuera de la mesa y que tienen poder para deteriorar y hasta sabotear el clima de dichas negociaciones
- Apertura mental y flexibilidad emocional para abordar temas espinosos. Para ello, es clave respetar las reglas y los procedimientos establecidos para el logro de acuerdos
- Una buena facilitación y manejo adecuado de la vocería, que gestione y canalice los altibajos propios de cualquier negociación
- El logro de victorias tempranas, que motiven el permanecer en la negociación hasta agotarse la agenda definida.
*Mireya Rodríguez también es facilitadora de diálogo y especialista en negociación y otros medios alternos de resolución de conflictos.